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Re: zero arco 3, 4, 5.

Pueden seguir aquí después del cp25 Luego subiré el Arco 1 y Arco 2. A partir del CP 329 comienza el arco 5.

delta_zero_1153 · Fantasy
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503 Chs

El Precio de un Error. Parte2

Garfiel resistió el dolor en su corazón y la dejó acercarse.

—Y ese fue el resultado de su decisión.

Desde el mismísimo instante en que Garfiel se rehusó a ser guiado a un refugio cercano, esta decisión era inminente.

¿Dónde debía estar? ¿Con Emilia y Subaru, o con su madre cuyo bienestar decidió confirmar desviándose de su camino?

Racionalmente, Garfiel sabía que debería haber vuelto inmediatamente con Emilia.

Aun así, se inventó la excusa para sí mismo de que ya que ese búnker estaba relativamente cerca, podía permitirse confirmar que ella estaba a salvo.

_Reala: Es un alivio que Mimi-san también se encuentre bien. Esa transmisión me tenía preocupada.

_Mimi: ¡N~, estamos bien~! ¡Ah sí, el sowarie estaba riquísimo~, gracias por la comida~!

_Reala: Ah, no fue nada, me alegra que haya sido de tu agrado.

Mimi no había objetado ante ninguna de las decisiones de Garfiel, y lo había seguido diligentemente.

Naturalmente, ella quería regresar con Anastasia y sus hermanos. Para ella, que Reala estuviese a salvo no era asunto suyo, y ella tampoco tenía obligación alguna de ir a asegurarse de que se encontraba bien.

_Garfiel: …

Mientras escuchaba su propia excusa, Garfiel, habiendo finalmente confirmado el bienestar de Reala, era libre de irse. Necesitaba volver inmediatamente junto a Emilia y los demás para comenzar a formular estrategias y protegerlos con todo su ser.

Tan pronto como alguien mencionara ser parte del Culto de la Bruja, Garfiel debería estar ahí para proteger a Emilia a toda costa. Ese fue el acuerdo que formó con Subaru, nada por escrito, únicamente palabra de hombres, y bajo ninguna circunstancia lo rompería.

Aunque ya no pudiera seguir protegiéndose a sí mismo como tigre, no podía olvidarse a sí mismo como hombre.

_Garfiel: Me alegra ver que 'stá bien. 'Ntonces, Mimi y mi asombroso ser ya…

_Reala: Sí… me encuentro bien. Eh, señor Gorgeous…

Mientras Garfiel se preparaba para irse, la inusual actitud tímida de Reala lo asustó.

_Reala: ¿Ha visto a mis hijos? Salieron a jugar desde la mañana… y no se encuentran en este búnker…

_Garfiel: ¡¿—?!

Con una expresión de preocupación, Garfiel escaneó sus alrededores rápidamente, pero no les vio en las cercanías.

_Reala: Incluso mi esposo… no, no importa, dije algo innecesario…

_Garfiel: ¿Qué es? Mi asombroso ser 'stará molesto si tratas de 'sconder algo ahora.

_Reala: …Mi esposo trabaja en el Ayuntamiento, y es ahí desde donde se hacen las transmisiones, así que al escuchar que algo pasó en ese sitio…

_Garfiel: …

Garfiel había oído que el Ayuntamiento era un edificio alto en el centro de la ciudad y que estaba a cargo de las funciones de la ciudad, y la arzobispa había anunciado que se habían apoderado de él.

Seguramente Garek estaba ahí.

_Garfiel: Haah… haah… haah..

Estas noticias habían llegado de manera muy abrupta, por lo que el corazón de Garfiel comenzó a acelerarse a un ritmo alarmante.

Los hermanos desaparecidos, y Garek, quien se encontraba en el lugar más peligroso. 

Haber confirmado el bienestar de Reala lo había llevado a enterarse de las circunstancias de su familia.

_Garfiel: Capitán, Emilia-sama…

Sus rostros, así como los de Otto y Beatrice pasaron por la mente de Garfiel. Tenía que volver y convertirse en su fuerza.

Pero, a continuación de esa misma idea, los rostros de los hermanos y Garek también surcaron su mente.

_Reala: Siento haberle molestado, señor Gorgeous. Por favor, olvide lo que dije.

_Garfiel: …Ah…

_Reala: Me dejé llevar un poco por el miedo. Mis hijos y mi esposo están perfectamente al tanto de los procedimientos de emergencia de la ciudad.

Reala les mostró una sonrisa de fortaleza, pero sus manos estaban entrelazadas, como si estuviera haciendo una plegaria.

No había duda de que su expresión era actuada y que estaba fingiendo desesperadamente para evitar que Garfiel se preocupara.

_Garfiel: …

Silencio, silencio, silencio.

Sin hablar, apretando sus dientes, la mente de Garfiel se aceleraba. 

Mimi lo encaró, también callada, esperando por su decisión. 

En silencio, ella no hizo más que tomar su mano.

_Garfiel: …No te preocupes, déjanos a tus hijos y a tu 'sposo a nosotros.

_Reala: ¡¿—Señor Gorgeous?!

Esa inesperada respuesta dejó a Reala sorprendida y sin palabras. 

Asintiendo hacia ella, Garfiel miró a Mimi.

_Garfiel: A partir de ahora, mi asombroso ser se 'ncargará, así que tú deberías vol—

_Mimi: ¡Tei-ya!

_Garfiel: ¡Auch!

Ante la petición de que se fuera, Mimi pisó con fuerza el pie de Garfiel, quien gritó ruidosamente con dolor. Mimi aprovechó el momento para hacer su declaración.

_Mimi: ¡Garf dijo algo genial, así que es imposible que Mimi no quiera ir contigo~! ¡Sí o sí voy a i~r!

_Garfiel: Óyeme bien enana… No, 'stá bien. Lo siento.

_Mimi: ¡Ahora deberías dar las gacia~s!

_Garfiel: …Gracias.

_Mimi: ¡De nada~!

Con una risita dulce, Mimi también hizo reír a Garfiel.

Entonces, volviéndose hacia la anonadada Reala, Garfiel habló.

_Garfiel: Mi asombroso ser va a buscar a tu familia, así que quédate aquí, con todos los demás, y 'spéranos.

Reala: P-Pero… ¿por qué haría eso por mí?

_Garfiel: …

La vacilante mirada de Reala cuestionaba porqué Garfiel llegaría a semejante extremo por ella.

Él le sonrió.

_Garfiel: ¡Porque mi asombroso ser es un tigre dorado! ¡Gorgeous! ¡Tige~r!

_Mimi: Y por eso Mimi es, ¡Gorgeous Mimi~!

Gritando sus vergonzosas frases, su frivolidad atrajo las miradas de la gente reunida en el búnker.

Y entonces, Garfiel y Mimi hicieron una pose frente a la estupefacta Reala; y luego, con un vivaz giro, salieron corriendo del búnker.

_Mimi: Garf, ¿qué hacemos?

_Garfiel: Usaremos el olfato para 'ncontrarlos. Aún recuerdas con claridad el aroma de esos dos y Garek, ¿verdad?

El problema era que se trataba de una gran ciudad, y el flujo de agua estaba por doquier.

Para encontrar sus aromas de forma precisa, las condiciones del entorno tenían que ser las correctas. En esta poblada ciudad, un poderoso sentido del olfato tenía sus límites. Pese a esto, los sentidos animales de ambos les sirvieron bien.

Al llegar a la casa de la familia actual de Reala, encontraron el aroma de los hermanos y lo siguieron.

Mientras tanto, la evacuación de los ciudadanos había procedido de forma tranquila, y el lugar ahora parecía una ciudad fantasma. En casos como éste, era de esperar que hubiera saqueos; pero la ausencia de ese tipo de comportamiento de moral cuestionable seguramente se debía a la notoriedad del nombre del Culto de la Bruja.

_Mimi: N~, ¿éste? ¿será éste? ¡Garf, creo que los huelo!

_Garfiel: …Sí, parece ser ese. Sigamos la dirección de ese olor.

Garfiel percibió el aroma que Mimi encontró y rastreó su ubicación. Parecía que habían vuelto a recorrer la ruta del día anterior: desde el Distrito Tres hasta el Distrito Uno.

Un pensamiento pasó por su mente.

_Garfiel: Ya 'ntiendo. Esos dos fueron al parque hoy también para ver si podían 'scuchar la canción de la Diva…

Ayer, Fred dijo que salió de casa muy tarde y no había logrado encontrarla. Habiendo aprendido su lección, salió temprano esta mañana, determinado a no fracasar de nuevo.

En esta ocasión, seguramente su hermana lo acompañó.

_Garfiel: En ese caso, si vamos al Distrito Uno…

Si se dirigían ahí, podrían encontrarlos bastante rápido.

Garfiel sintió un poco de alivio, pensando que la situación se había puesto a su favor. Pero entonces, lo olió.

_Garfiel: …

_Mimi: ¿Éste es, el aroma de su padre…?

Mimi notó lo mismo que Garfiel.

Se encontraron con que los aromas de los hermanos y de Garek, quien se había dirigido al Ayuntamiento en el centro de la ciudad, iban en direcciones distintas.

El momento de tomar una decisión se aproximaba nuevamente a Garfiel.

Si se dirigía al Distrito Uno, podría encontrar a los hermanos. Si estuvieron presentes durante el recital de la Diva, es casi seguro que se refugiaron en un búnker.

Sin embargo, la situación en el Ayuntamiento seguramente no era tan positiva.

La gente en el Ayuntamiento, que es donde el Culto de la Bruja había atacado, se encontraba en cada vez más peligro con cada segundo que pasaba.

Garek se encontraba en una posición en la que la posibilidad de su muerte era cada vez más inminente.

_Mimi: Garf… ¿qué hacemo~s?

_Garfiel: …

Una vez más, Garfiel se vio obligado a decidir.

Él podía elegir confirmar la supervivencia de los hermanos, quienes además se encontraban en dirección de Subaru y los demás. Pero hacer eso significaría abandonar a su suerte a Garek en el Ayuntamiento.

¿De qué manera podía ser descrita la relación entre Garfiel y Garek?

A diferencia de Reala y sus hijos, Garfiel no tenía relación directa con él. Si solo tomara en cuenta la relación sanguínea para elegir, su obligación de salvar a Garek dejaría de existir.

Sin embargo, ¿qué pasaría con Reala si lo pierde?

Ella lloraría y estaría triste durante mucho tiempo, y todo porque Garfiel decidió no ir al Ayuntamiento. Esa familia derramaría interminables lágrimas.

_Garfiel: …El Ayuntamiento es donde 'stá esa arzobispa ¿verdad?

_Mimi: N~, eso dijo~.

_Garfiel: Sé que las torres de control 'stán en peligro; pero, si podemos llegar a la arzobispa y matarla, 'ntonces…

_Mimi: ¿Entonces todo el mundo se salva~? ¡Wow~! ¡Asombroso~!

Saltando de entusiasmo en el lugar, Mimi aplaudió los comentarios de Garfiel.

Sin embargo, ella se detuvo enseguida.

€Mimi: Pero ¿de verdad vamos a estar bien? Como que, algo me pone nerviosa…

_Garfiel: ¿Nerviosa?

_Mimi: Siento como si fuera a ser muy, muy peligroso. No sé, no lo entiendo bien. Pero no me gusta.

Lo que quería decir era que no había nada para respaldar sus palabras.

Ante su tímida actitud, Garfiel se sintió confuso.

Hasta ahora, Mimi había estado apoyándolo constantemente, estando de acuerdo con cada una de sus decisiones.

_Garfiel: Soy patético… por 'sperar que los demás no hagan otra cosa más que apoyarme.

_Mimi: Garf, ¿qué hago?

_Garfiel: Sería 'stúpido ignorar tu inquietud, y el Capitán y los demás seguro que no me lo perdonarían, pero…

La fuerza más poderosa de Emilia no podía huir despavorida.