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Re: zero arco 3, 4, 5.

Pueden seguir aquí después del cp25 Luego subiré el Arco 1 y Arco 2. A partir del CP 329 comienza el arco 5.

delta_zero_1153 · Fantasy
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503 Chs

Conferencia Para Conquistar el Ayuntamiento. Parte1

_Ferris: ¡Rayos! ¡Esta herida ignora la magia curativa! ¡Tendremos que curarla a la antigua usanza, nyan!

Con las mejillas manchadas de sangre, Ferris apretó los dientes con irritación y agitó una mano.

Frente a él yacía la figura inconsciente de Mimi, de cuyo pecho aún se derramaba sangre con cada una de sus débiles respiraciones.

Queriendo de todo corazón detener la hemorragia, se vio forzado a taparle la herida con una tela esterilizada mediante magia y varias capas de vendas.

Si la herida estaba en una extremidad, se podía reducir hemorragia manteniendo la herida a una altura mayor que el corazón… pero la herida de Mimi estaba en el pecho, justo por encima de su corazón.

Se podría decir que su supervivencia dependía de su propia vitalidad.

Mirando este tratamiento desesperado, Subaru se apoyó contra la pared mientras se preocupaba por Garfiel, quien estaba desmoronado en el suelo. En lugar de mirar a Mimi, Garfiel había hundido sus ensangrentadas manos en su propio cabello rubio y miraba hacia abajo, sin rastro de su habitual optimismo.

La sangre que cubría su cuerpo no era sólo de Mimi. Era evidente que él también tenía heridas graves. La sangre manchaba las comisuras de su boca, y la cantidad de sangre que todavía le brotaba de los hombros era particularmente desgarradora. Sus pantalones estaban rasgados cerca de sus rodillas, donde faltaba carne y se podía ver hueso blanco.

_Subaru: Garfiel. Por ahora, podemos dejar que Ferris se encargue de Mimi. También hay que curar tus heridas. ¿Puedes usar magia de curación sobre ti mismo?

_Garfiel: …Sí.

Asintiendo, Garfiel lentamente apretó las palmas de sus manos contra las heridas y comenzó a liberar maná sanador en su propio cuerpo. Al ver que las heridas de Garfiel se curaban lentamente, Subaru miró al Espejo de Conversación que tenía en la mano.

La superficie de dicho espejo mostraba un viejo espadachín en silencio, cuyo arrugado rostro mostraba una expresión compleja.

Subaru sólo entendía superficialmente lo que turbaba el corazón de Wilhelm; pero no le cabía duda de que Wilhelm había llegado a la misma conclusión.

_Subaru: Una herida que no puede cerrarse… sólo puede significar que…

_Wilhelm: Definitivamente esa herida es obra de la Protección Divina del "Dios de la Muerte".

Terminando las palabras de Subaru, Wilhelm llegó a la conclusión esperada.

Las heridas producidas por alguien que tenga la Protección Divina del "Dios de la Muerte" albergaban una maldición que impedía su curación; ese era su terrible poder. 

Así que no cabía duda de que esa Protección Divina era la culpable de que la herida de Mimi no pudiera curarse mediante magia.

A Subaru sólo se le ocurría una persona que tuviera esa Protección Divina; aunque no se podía afirmar que ninguna otra persona pudiera tener la misma Protección Divina.

_Subaru: Wilhelm-san. Aunque temo oír tu respuesta… ¿cómo está tu herida en el brazo?

_Wilhelm: …

Wilhelm cerró brevemente los ojos, luego se quitó el abrigo y mostró su hombro izquierdo a Subaru.

El vendaje estaba bien apretado y no tenía manchas de sangre. Si no sangraba, quizás podrían descartar sus conclusiones previas.

_Wilhelm: Aunque la herida haya sido producida por alguien con la misma Protección Divina que mi esposa, que mis heridas no se hayan abierto significa que ella no está cerca. Pero era de esperar.

_Subaru: Wilhelm-san…

Subaru se preguntaba si Wilhelm estaba frustrado o aliviado.

Wilhelm había perdido a su esposa hacía quince años. Aunque cierto suceso hiciese que Wilhelm dudase que ella hubiera muerto, ciertamente se trataba de una esperanza imposible.

Independientemente de cuán desesperanzadora sea cualquier situación, mirar un resultado propicio con esperanza incondicional y elegir creer en cualquier esperanza modesta, era una debilidad propia de los seres humanos.

Pero, aunque Wilhelm tuviera esa debilidad, Subaru no lo vería como algo vergonzoso en absoluto.

Por lo tanto, en este momento, Subaru no encontraba palabras que pudiera decir a Wilhelm, quien naturalmente no deseaba ni ánimos ni un consuelo normal.

Mientras tanto, detrás de Subaru se había producido un cambio en la situación.

_Ricardo: Nii-chan; sé que 'tás ocupa'o curándote tus heri'as, pero… ¿tienes un momento?

Al decirlo, Ricardo se sentó en el suelo.

Cerca de Ferris, quien seguía llevando a cabo su tratamiento desesperadamente, el hombre-bestia se sentó frente al ensangrentado Garfiel y le miró fijamente.

Para hacer frente a esa mirada, Garfiel levantó lentamente la cabeza.

_Ricardo: No sé lo que ha pasa'o; sin embargo, sé que si nii-chan no la hubiera traí'o aquí, Mimi no habría sobrevivi'o. Así que…

_Garfiel: …

_Ricardo: Mushas, mushas gracias. Te 'toy mu' agradeci'o.

Poniendo los dos puños en el suelo, Ricardo se arrodilló e inclinó la cabeza.

Cuando la frente de Ricardo tocó el suelo, agradeciendo a Garfiel por traer aquí a alguien que era como de su familia, Garfiel pareció quedarse conmocionado.

La situación de Mimi aún no era optimista. Era comprensible que Garfiel se sintiera culpable por no haber sido capaz de defender con éxito a Mimi. Pero eso no era culpa de Garfiel. No servía de nada culparlo a él.

Naturalmente, Ricardo había esperado que Mimi regresara a salvo, y, al tenerla de vuelta en ese estado, él no podía mantenerse tranquilo.

Aun así, desde el punto de vista de Subaru, la postura de Ricardo era completamente sincera.

Al mismo tiempo, sentía una ira implacable hacia aquellos que dejaron a Mimi en ese estado.

Por lo tanto,

_Subaru: Garfiel. Aunque seguramente te duela decirlo, cuéntame qué ha pasado exactamente. Incluso alguien como tú ha acabado en semejante estado, lo cual me resulta inconcebible. Además…

Mientras le pedía a Garfiel que explicara la situación, una idea echó raíces en la mente de Subaru.

Esa idea ya había cruzado brevemente por su mente anteriormente, mientras ordenaba la información con Julius y Wilhelm, considerando el asedio a Priestella.

Apoderándose de las cinco torres de control, el Culto de la Bruja había convertido a toda la ciudad en su rehén.

Suponiendo que cada lugar hubiera sido ocupado por una fuerza poderosa, entonces seguramente estaban siendo custodiados por Ira, Codicia y Lujuria. En ese caso, la probabilidad de la presencia de Glotonería también era alta.

—Y Glotonería era precisamente el objetivo de Subaru.

Codicia, que tenía a Emilia; e Ira, que consideraba a Subaru como Petelgeuse. Lujuria, cuya fea naturaleza había oído antes; y Glotonería, el objetivo que Subaru había estado dando caza.

Aunque la situación era la peor posible, al mismo tiempo, nunca había habido una oportunidad mejor que ahora.

Estar atrapado en una telaraña era precisamente el momento adecuado para exterminar a todas las arañas.

_Subaru:  En cualquier caso, tarde o temprano tendremos que atacar a esos tipos; ya que, si no lo hacemos, jamás podremos regresar sanos y salvos.

_Garfiel: …

Ante la declaración de Subaru, Garfiel lo observó con sorpresa.

Al ver esa expresión de Garfiel como si hubiera recibido un golpe desde una dirección inesperada, Subaru asintió con la cabeza vigorosamente. 

Todavía no veía la luz de la esperanza. Las circunstancias eran malísimas, y la situación no estaba mejorando. Pero eso no era motivo para rendirse, además de que Subaru ya estaba bastante acostumbrado a este tipo de situaciones. 

Como siempre, atravesaría las condiciones como si fuera un alfiler con un hilo atado, logrando que todos pasaran a través a salvo.

La única manera de lograrlo era actuando desde este mismo momento.

_Garfiel: …Después de oír esa transmisión, mi asombroso ser y la enana fuimos al centro de la ciudad. Le íbamos a dar una paliza a esa locutora con esa voz tan molesta.

_Ricardo: Nosotro' también 'tábamo' discutiendo una manera de hacer eso. Parece que te nos adelantaste.

_Garfiel: De camino al Ayuntamiento, no había ningún centinela, parecía que nada se interpondría en nuestro camino. Así que mi asombroso ser fue directo hacia el Ayuntamiento, donde…

Las palabras de Garfiel se detuvieron, mientras apretaba los dientes y sus puños temblaban.

Esto no era por miedo, sino por enojo. Sin embargo, Subaru creía que ese enojo no estaba dirigido contra su oponente, sino contra el propio Garfiel.

Emitiendo un aliento de fuego y enojo, Garfiel procedió a continuar.