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7.

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Querido Capitán:

Desde esa vez que salió corriendo junto a Matsumoto, de la sala del quinto escuadrón ya no lo volví a ver. ¿Pasó algo grave en el tercer escuadrón?

Cierto no debería enterarme de eso, ya no soy la teniente del tercer escuadrón.

P.s: siento que debería dejar de escribirle cartas

Atentamente:

Su ex teniente.

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| CAPÍTULO SIETE. |

El peliblanco leyó aquella carta con el ceño fruncido. ¿Por qué Tara le seguía mandando cartas?

Ciertamente era una cuestión que seguía haciéndole sentir ese extraño pero agradable sentimiento que solo aquella pelinegra lograba brindarle.

Sonrió mientras guardaba aquella carta con las demás que había recibido en aquella semana, además de las que ya llevaban tiempo en el cajón.

Si ella tan solo supiera todo lo que él estaba haciendo, sin duda lo odiaría por el resto de su vida.

Dejo salir un suspiró pesado, cosa que extraño a una rubia a su lado.

—¿Estas bien Gin?— preguntó preocupada por el bienestar de su mejor amigo.

—Sí, estoy bien Rangiku— respondió restando le importancia, con aquella sonrisa zorruna que siempre tenía, tratando de que su amiga no se diera cuenta de aquellos pensamientos que comenzaban a torturarlo.

Los planes de Aizen comenzarían pronto y la única preocupación del peliblanco era lo que Tara y Rangiku pensaran después de descubrir su traición

—¿Te pasa algo Gin?— preguntó el castaño de lentes a su lado mientras le servía más Sake.

Ichimaru bufó con molestia, últimamente todos estaban empeñados en preguntarle qué era lo que le estaba pasando. ¿Qué pensarían su supieran que él, el capitán más cruel del Seireitei –excluyendo a Kenpachi– sentía atracción por su ex teniente?

Porque sí. Ya lo había aceptado.

—No es nada— respondió sonriendo mientras recibía el vaso de Sake que el mayor le estaba entregando.

Trataba de pretender que nada le estaba pasando. Pero ciertamente estaba fallando en eso, ya que tanto Rangiku como Sōsuke dudaban de sus pensamientos.

—Es por la teniente Kobayashi ¿no?— preguntó con cierta burla en aquella seria y firme voz que tenía.

—¿Tan obvio es?— se preguntó ahora él con duda y frustración mientras de un solo trago se tomaba todo el Sake que el castaño le había servido.

—Esa chica te gusta, ¿cierto?— arqueo la ceja curiosamente.

Le causaba curiosidad saber cuáles eran los motivos para que su compañero y subordinado cayera rendido ante una simple Shinigami.

Con un suspiró largo y pesado miró a su superior a los ojos.

—Sí, ¿algún problema con ello?— respondió a la defensiva —Que importa eso, después del plan ella me odiara por siempre. Así está mejor— agregó tratando de restarle importancia.

—Ciertamente te está afectando— habló Aizen irritado por lo infantil que estaba siendo su estudiante —¿Por qué te gusta?— preguntó curioso.

Podría ser un manipulador, malvado, futuramente traidor y criminal, con la ambición de ser el rey espíritu, pero ciertamente –y aunque no se atreviera a decirlo en voz alta– le tenía un gran aprecio a Gin, aquel hombre enfrente de él, a quien había entrenado y él que siempre se mantuvo a su lado un sabiendo los planes que tenía.

Él era el hijo que nunca había deseado tener pero que aun así el Destino le había dado.

—No lo sé— respondió el peliblanco soltando un suspiró —Es tan entusiasta, amable, tímida, hermosa, su bella caligrafía y ni hablar de su cabello, sus ojos y es que su dulce voz...

—Por dios, no debí preguntar— se quejó el castaño asqueado por aquella declaración que su estudiante estaba dando.

Sin duda, aquel peliblanco estaba irremediablemente enamorado. Eso era un problema, para él y para su plan, tan pronto como encontrará a Rukia Kuchiki su plan estaría en marcha y Gin no debía de distraerse.

Tenía dos opciones. La primera, matarla, cosa que le causaría conflictos con Gin. La segunda, secuestrarla, cosa que también le causaría conflictos con Gin, pero en esta opción había una gran posibilidad de que el peliblanco este aún más bajo su control.

Debía pensar cuál de las dos opciones llevaría a cabo antes de comenzar con sus planes.

Miró al peliblanco el cual ya estaba apoyado en la mesa, dormido, seguramente no habría estado durmiendo apropiadamente debido a tanto trabajo.

Sabía que Rangiku no era la mejor teniente con respecto al papeleo, ya que había escuchado a Hitsugaya quejarse de que nunca hacía su trabajo, seguramente él se encargaba de todos esos documentos.

—¡Capitán Aizen! ¿Qué está haciendo aquí tan tarde?— preguntó la dulce voz de Tara quien se acercaba.

—Teniente Kobayashi, que gusto verla— sonrió mientras la saludaba —Bueno, pues vine a beber con Ichimaru-san, pero él se quedó dormido— respondió amablemente —¿Y tú?— preguntó curioso por saber qué hacía la amada del peliblanco en ese bar.

—Bueno yo vine con Matsumoto-san y Hinamori-chan— respondió apuntando a la mesa donde sus dos acompañante se encontraban dormidas a causa de tanto beber —¿Le molesta si lo acompañó?— preguntó tímidamente.

—Adelante— accedió él sonriente.

La pelinegra se sentó aún lado del capitán, mirando como su amado dormía pacíficamente sobre la mesa.

—¿Por qué pediste el cambio de escuadrón Kobayashi-chan?— preguntó otra vez Aizen a su lado.

Tara apartó sus ojos del peliblanco para mirar al castaño.

—Ya se lo había dicho capitán. Quería pasar más tiempo con el capitán Hitsugaya— respondió nerviosa.

—Sí, eso no me lo creo— agregó mirándola con seriedad —¿Qué te hizo?— preguntó refiriéndose al peliblanco el cual dormía plácidamente.

—¿E-el capitán?— preguntó aún más nerviosa, Aizen asintió —N-no me hizo nada— respondió apartando la mirada.

Quería calmarse, no, necesitaba calmarse. Nadie más debía saber sobre sus sentimientos hacia el capitán del tercer escuadrón.

—Te gusta Gin, ¿cierto?— preguntó riendo levemente antes la actitud de la pelinegra.

—¡¿Q-qué? Claro que no!— exclamó sonrojada, suspiró bajo la atenta mirada del castaño —¿Tan obvio es?— preguntó murmurando a su superior.

Este asintió, decayendo a la chica. Quien apoyo su cabeza en la mesa mirando hacia la dirección de su amado, observando sus calmadas facciones.

—¿Él lo sabe?— preguntó con esperanza de aún no ser descubierta.

—No, aún no se da cuenta de algo tan obvio como eso— respondió Sōsuke mirándola.

Se sentía estúpido, hablando con dos enamorados que apenas se podían darse cuenta de los sentimientos del contrario, corrección, ni siquiera estaban enterados de los sentimientos del contrario.

—Qué alivió, no quiero que él me odie. No podría con ese pensamiento— sonrió lamentablemente mientras lo miraba dormir.

—¿Debería decirle que es todo lo contrario?— se preguntó mentalmente sintiendo unas enormes ganas de estallar en carcajadas.

Quería reírse en su cara, si tan solo supiera que Gin Ichimaru estaba enamorado de ella, y que se sentía fatal por el mismo pensamiento de ser odiado por ella. También quería reírse de lo ciegos que estaban. Pero de eso se burlaría luego en la cara de su subordinado.

—Deberíamos irnos, mañana hay que continuar con nuestras labores— habló él después de un tiempo.

Ambos se levantaron, Aizen comenzó a despertar a su compañero mientras Tara iba a la mesa donde Rangiku y Momo se encontraban durmiendo.

—Matsumoto-san... despierta— la movió suavemente.

—Mmm... Shūhei te amo— habló entre sueños confundiendo a la pelinegra.

¿Qué?

¿Rangiku está enamorada del teniente del noveno escuadrón? ¿Entonces entre Ichimaru y ella no había pasado nada?

Se sentía tan estúpida por aquellas insinuaciones tan horribles que había hecho. Pero ya todo estaba hecho, no podía volver al pasado por mucho que quisiera.

Suspiró mientras seguía tratando de despertar a sus amigas.

Hola, hola. Bueno espero que les haya gustado este capítulo

Gracias por leer.

Atte: Kristymorelos ♡

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