Detenida en la sala de interrogación, con dos lamparillas de luz blanca que le iluminan el rostro, Cora no para de temblar, en la sala hace frío y no hay nadie. Lleva esperando una hora y llevando las esposas. La familia de esta, espera noticias en la comisaría.
_Por favor, díganme qué ha pasado y por qué mi hija está detenida - grita furioso.
_Cariño, calmate, estamos a un día del viaje - le susurra su esposa.
Al otro lado, por fin llega alguien a interrogar a Cora. Es un señor, ni joven ni mayor, bien vestido y con el mentón arriba, como si se burlara de la joven.
_Cora, Cora, Cora... - se pasea alrededor de ella - Eres demasiado joven para asesinar a alguien. Pero he de reconocer que eres muy bonita - le sonríe, y se acerca a ella para olerla - Y hueles muy bien, ¿de dónde has sacado la colonia de fresas?
Sin respuesta ninguna, la chica, sigue en shock, sin saber que decir, sabiendo que ella es inocente y que sólo vio el cadáver.
_Cora ¿sabes quien soy yo? Alguien muy poderoso que si no me dices la verdad, haría que tú y tu familia se quedaran aquí hasta pudrirse con la tierra. ¿Pero tú no quieres eso verdad? - niega nerviosa - Sé quien eres - se sienta enfrente suya y saca algo de su bolsillo - Si te portas bien, tengo algo para ti.
Se trata de una bolsita que contiene polvo blanco, cocaína. Viendo eso, Cora está más centrada y lucida, recordando los momentos terribles que pasó en el centro aquel. Cosas que nunca podrá olvidar. Lleva limpia dos años, pero uno de sus lados le tienta.
_Sé que te gusta esto. Sabes, te contaré un secreto pero me tienes que prometer que no se lo dirás a nadie. Yo también era como tú a tu edad. Mi madre no supo controlarme, hasta que mi tío me metió en la milicia, y de ahí a una academia de policías y ahora soy un hombre diferente. Creo que tu también podrás convertirte en alguien como yo, conmigo... Me recuerdas tanto a mi... - la mira con cara de ternura - Venga, sé que lo quieres. Dime de que conocías al teniente Morrison y por qué lo mataste.
Cora lo mira con asco, y se detiene al sobrecito.
_Hijo de puta.
_Vaya, eso es muy feo decirlo. Ten cuidado a quien se lo dices, si fuera otra persona, haría que te comerias el suelo, pero me caes bien, me gustas, así que no hare nada. Por ahora...
_Vete a la mierda - por dentro, ansia hacerse con el sobre de coca y sus latidos aumentan y el sudor empieza a caersele de la frente.
_Dime de que conocías a Morrison. ¿Te acostabas con él? Sé que le gustaban las chicas jóvenes. Y no me extraña que te eligiera. Eres preciosa- con la mano izquierda llevando la bolsita, acaricia el rostro frio de Cora, apartandole el pelo hacia atrás y esta observando, más aún, oliedo la cocaina, saborenadola en su boca.
Mientras tanto en la comisaría, nadie dice nada a la familia Queer.
_¿Pero qué pasa aquí? - grita el señor Queer. Ve a su vecino arrestado, lleno de sangre en la ropa. Y un conocido suyo aparece junto al sospechoso.
_¿Michael? - un hombre de mediana edad pregunta su nombre y se acerca - Vaya muchacho, cuanto tiempo hace, ¿cuanto? ¿desde que Mary se fue del estado?
_Barry... - observa al señor algo avergonzado.
_¿Qué te trae por aquí chico? - se dan un abrazo.
_No lo sé Barry, a mi hija mayor la han detenido por cómplice de asesinato, pero sé que eso no es cierto y que es inocente. Nuestro vecino es el causante de todo este desastre. Por favor, ayudanos.
_Tranquilo Michael, te conozco desde los pañales, eres como mi hijo y sé que tu padre me pediría cuidarte hasta que me muriera. Veré lo que puedo hacer y si es inocente no tendréis nada de que preocuparse.
_Gracias Barry.
Barry, un teniente policia más alto que Morrison, es un viejo amigo de la familia, padre de la primera novia de Michael, Mary, hija de Barry, además de mejores amigos desde la infancia.
_Cora, me haces perder el tiempo, Morrison era buen policía, aveces algo gilipollas, pero asesinar a un teniente tiene graves consecuencias - dice el joven policía. De pronto, Barry entra en la sala.
_Jackson, puedes irte, ya me encargo yo de la jovencita - le guiñe el ojo a la chica.
_Lo estoy controlando Barry - Jackson, el joven policía, esconde la bolsita de coca en su bolsillo derecho.
_Te ordeno que te vayas Jack, deberías preparar las maletas.
Diciendo esto, el joven policía se marcha de la sala, quedando Barry y Cora, este se sienta enfrente suya.
_Hola Cora - se acerca a ella para quitarle las esposas - ¿Como estás? Sé... que no sabes quien soy, o mejor dicho, no recuerdas quien soy - le sonríe.
_Me suena su cara - dice más tranquila al irse el otro policia.
_Te conozco desde que eras un bebé. Soy un viejo amigo de tu abuelo y de tu padre. No te quiero molestar más, sé que has estado aquí mucho rato. Jo confesó, así que no te tienes que preocupar de nada. Así que ve a decirle a tus padres que mañana a primera hora os vais. Toma - saca un caramelo de su bolsillo, hacia mucho tiempo que Cora no veía un caramelo, años - Y este... - se saca otro - Para Phoebe. Descansad bien - Cora acepta los caramelos y le sonríe- Mañana os veré ahí. Dale recuerdos a Ann.
Ann, es la abuela de Cora.
Saliendo Cora, corre hacia su familia más tranquila.
_¿Estas bien hija? - pregunta el padre desesperado.
_Sí papá, te juro que yo no hice nada.
_Lo sé cariño, lo sé- el pobre padre abraza a su hija - Vámonos, no me gusta estar aquí.
Saliendo de la comisaría, Cora observa de lejos a Jackson, el policía, quien se fuma un cigarro en la calle oscura y por la luz de la linterna, al ver a la joven, le echa una sonrisa pero esta, no se la devuelve. De vuelta a casa, todos están más tranquilos después del susto, pero ahora toca ver si Michael va a viajar o no.