2 Primer día de clase, música y una nueva vida prt.2

El timbre sonó. Todos estábamos hablando hasta que una persona pasó por la puerta. Era el hombre que nos dio la bienvenida, escribió su nombre en la pizarra y empezó a hablar.

-Soy Manuel García y seré su tutor y profesor de historia y lengua castellana- hizo una pequeña pausa y siguió- es una pena... perderemos el día de hoy presentándonos- dijo y suspiró.

Tras eso todos salimos a la pizarra, pusimos nuestros nombres e hicimos una pequeña presentación.Y así transcurrió la hora.

-Bueno... se acabó- lanzó un suspiro y siguió hablando- ah... casi me olvido, tengo que repartir el horario-

Sacó unas hojas de su mochila y se puso a repartirlas. Era un par de hojas grapadas en las que estaban anotados los nombres de todos los profesores y el horario de septiembre-octubre.

-Vale, ahora sí... me voy- Dijo el profesor, con su característica lentitud al hablar.

-Oye. ¿Qué toca ahora?- la voz que me llamó era la de José, que se sentaba a mi lado.

-¿No te ha dado una a ti también?-

-Pues no-

-¿Y no crees que deberías habérselo pedido?

-¿Estamos a tiempo para hacerlo?

-Si corremos sí-

Empezamos a correr para alcanzarlo, me pareció muy curioso que un hombre que parecía tan perezoso se moviese tan rápido. Al final lo alcanzamos, le pedimos una hoja y volvimos antes de que viniese el siguiente profesor.

-¡Buenos dííías!- Una voz alegre se oía entrar por la puerta.- Soy vuestro profesor Sergio y os daré música y educación física.

Era un hombre de 25 años,de complexión muy delgada, tenía el pelo rubio muy largo en parte recogido por una coleta, ojos color gris y la cara cuadrada, además de varias pulseras en las muñecas.

-Bueno como no os conozco aún os agradecería que colocaseis una tarjeta con vuestro nombre en la mesa.- Dijo extremadamente rápido.- A ver voy a haceros unas preguntas para conocernos un poquito mejor.¿Vale?-.

Se acercó a mí que estaba en la primera fila y empezó a preguntarme.

-A ver.... ¡Yuki! ¿se dice así?

-Sí, así está bien -

-Ok, ¿Cuál es tu instrumento favorito?-

-El violín- hace mucho que lo toco así que la decisión no fue complicada.

-¡Bravo! Un instrumento simplemente maravilloso.-

El próximo al que preguntó fue a José.

-Y tú, José.¿ Cuál es tu favorito?-

-La batería- no os voy a engañar, eso me sorprendió mucho ya que su apariencia no me encajaba con ese instrumento.

-¡Oh! Un instrumento bello en manos de algunos.

La mayoría de personas no tenían un instrumento favorito así que, no tardó mucho en llegar a la tercera fila donde se encontraba Minami.

-Y el tuyo, srt. Minami. ¿Cuál es?-

-La guitarra acústica-

-¡Ay! que clásico y precioso instrumento.-

-Gracias- Creo que fue la única que respondió.

-Ahora es tu turno...¿Cómo se pronunciaba?-

-"Biorn".-

-Ah, perdón. Björn.¿Tienes algún instrumento favorito?-

-La guitarra eléctrica.

-Ugh...- Puso una cara tan extraña que hasta un niño podría haber adivinado lo que estaba pensando Sergio.

-Y por último... Elisabeth.¿Cuál es?-

-El piano- en realidad sí le pegaba mucho.

-Sí, un instrumento capaz de crear melodías tan bonitas... ¡Me encanta!.-

Aprovechando una pausa del profesor ,José me dijo:

-Este profesor sí que mola-

-Sí, es más ágil, menos mal que no es tan aburrido como el primero- contesté y nos reímos.

Sergio nos contó un poco los criterios de evaluación de este curso. Poco después, sonó el timbre. Todos fuimos al patio, me sorprendió lo grande que era, tenía un campo de fútbol, uno de baloncesto y otro de voleibol, además tenía un parque con una fuente y varios bancos. No sé porque, el resto del grupo tardó mucho en bajar, pero después de un rato, nos juntamos y fuimos a uno de los bancos.

-No me esperaba que todos supiesemos tocar un instrumento- Minami comenzó la conversación.

-Yo tampoco- añadió José.

- Ya que todos tocamos un instrumento, podríamos hacer una banda- propuso Björn.

-¿De rock?- pregunté

-Sí.-dijo Björn

-Yo digo que sí- asintió Elisabeth

-Yo también- dijo José

Todos estábamos de acuerdo así que,quedamos en casa de José el sábado para tocar todos juntos. Pasó una semana sin muchos problemas y al fin, llegó el día.

El sábado me levanté emocionado con la idea de formar la banda con los que ya podría llamar mis amigos y sin darme cuenta, ya estaba en la línea de metro que me llevaría a casa de José.

Estábamos a punto de vivir algo para lo que ninguno estábamos preparados.

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