—¿Por qué a todos los monstruos les encanta comer carne humana? —murmuró para sí mismo, ya que no era la primera vez que escuchaba sobre monstruos que querían comer carne humana. Sin embargo, pensó en ello y pensó que era la misma teoría acerca de que los humanos preferían comerse a las Bestias Porcinas. Era sólo una cuestión de preferencia.
Se dio la vuelta cuando escuchó una explosión a su espalda. Un resplandor blanco explotó desde decenas de árboles a distancia y las telarañas aparecieron por todas partes. Frunció el ceño.
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