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05 – Vecinos (1/2)

El cielo pintado de rojizo gracias al atardecer acompañó a Jake hasta la entrada de su casa, donde sostuvo la llave de la puerta en una mano y con la otra se despidió de Thomas, que en algún momento levantó la rueda frontal de la bicicleta y se alejó varios metros andando antes de bajar.

— Ja- Que loco —susurró en un suspiro Jake, viendo la bicicleta alejarse tanto que no podía distinguir más allá de una silueta de colores.

En su cabeza apareció el recuerdo de una bicicleta de color granate en el garaje de la casa, y posterior a eso se recordó que el dueño original tenía una bicicleta olvidada entre las herramientas.

Iba a buscarla más tarde, se anotó mentalmente, girándose para meter la llave por la ranura y entrar a casa, sin embargo se detuvo cuando casi cerró la puerta detrás suyo.

Apresuradamente cerró la puerta y corrió con pasos cortos a la sala, tirando su mochila en el suelo de camino. Se subió en el sofá, moviendo las cortinas de modo que pudiera ver el otro lado de la calle, donde una mujer muy sonriente hablaba con dos hombres de aspecto serio.

Si su memoria no falla, ¡y su memoria no falla!, estos son el padre de Andrew y el amigo de este, ¡quienes están viendo la casa a la que se van a mudar!

Presipitadamene se golpeó la cara, dándose una leve bofetada como si eso lo hiciera reaccionar. Y lo logró. El dolor ardiente en su mejilla hizo que bajara las cortinas y su mente recordara la novela.

Claramente para que Andrew y Jake tuvieran más interacción el autor de la novela los plantó como vecinos. O sea, vivían uno delante del otro, y como Andrew no quería contarle muchas cosas a su papá también le ocultó el hecho de que Jake lo maltrataba y le hacía bullying en el colegio, y por ende los escenario de maltrato se repetían muchas veces.

— En la novela no hay dibujos ni nada lentamente Jake se quitó los zapatos de vestir y tocó el piso frío con los pies cubiertos por sus calcetines negros—, sin embargo es obvio quienes son esos hombres.

En su memoria latía fervientemente cada palabra de su descripción, como si no pudiese olvidarlo.

El padre de Andrew tenía el cabello castaño oscuro, sin embargo los reflejos claros se veían cuando estaba bajo la luz natural del sol, con unos increíbles ojos grises y un rostro guapo y conservado. Él junto a la madre del protagonista son grandes bellezas maduras y atractivas, quienes de su unión dieron a Andrew, muchacho juvenil y guapo.

Naturalmente tienen algo que los diferencia de los personajes secundarios, o de la gente común. Así como Jake que tenía un peculiar cabello azabache como un azul marino, y unos divinos ojos azules.

Con curiosidad se acercó al espejo cerca de la entrada de la casa, al canzando a vislumbrarse a su mismo aún con la poca luz natural que entraba por las ventanas antes de que el atardecer acabe y las sombras se alcen.

El azul rey brillaba increíblemente entre las sombras, entre inquietante e hipnotizante, y cuando el último rastro de luz cálido que el atardecer brindaba se desvaneció en el aire, también se desvaneció un suspiro débil.

Este rostro lindo y de película era el de un personaje secundario basura.

Sin ganas fue paseando por la casa, presionando los interruptores de las luces hasta que cada habitación estuviera iluminado.

Su humor fue mejorando lentamente, o al menos se neutralizó después de un rato. Incluso puso música en el televisor, conectando su celular al box y dejando que se reproduzcan el YouTube.

Jake por su parte fue a la cocina y revisó el refrigerador, terminando por hacerse un pequeño pan tostado con dulce de leche para solo saciar las ansias.

Se recordó de cerrar la puerta con llave antes de subir al segundo piso y dejar su mochila sobre su cama.

Aunque quisiera acostarse y dormir no podía, primeramente buscó ropa y tomó su toalla, entrando al baño para ducharse antes de salir y sentarse en el escritorio, agradeciendo a quienes le prestaron sus cuadernos para ponerse al día con las materias.

Su mente no estaba precisamente centrada, sin embargo hizo su mejor esfuerzo por no pensar en la posible reunión por asuntos inmobiliarios que sucedía delante de su casa y como el encuentro está más cerca de lo que quisiera.

Cuando el reloj marcó las once se dijo a sí mismo que podía dejar dos tareas para mañana, al final había adelantado dos materias completas y solo faltaban dos tareas para acabar con matemáticas. Se levantó y después de comer algo pequeño para no dormir con hambre se decidió a acostarse, viendo que su hermana no había respondido a su mensaje con más que un "No me esperes despierto".