Cuando Cindy dio una explicación clara, Morgan estuvo de acuerdo en que tenía mucho sentido.
—Está bien entonces —Morgan encontró su razonamiento bastante sólido, así que asintió en acuerdo.
—Cindy, ¿dónde está la tarta de terciopelo rojo que hiciste para mí? —preguntó Morgan inmediatamente.
—Ahí la tienes —Cindy señaló la tarta en la mesa—. La tarta acaba de salir del horno. Todavía está caliente. Necesitamos esperar a que se enfríe antes de poder agregar la crema. De lo contrario, la crema se derretiría. Por eso aún no la he batido.
—Después de cenar, batiré la crema. Una vez que esté esparcida y coronada con frutas, estará lista para comer —dijo Cindy con una sonrisa.
Con eso, el sueño de Morgan de tener su postre temprano quedó destrozado.
Sin embargo, Cindy sí preparó algunos palitos de queso para que él picara.
Porque incluso en un día laboral normal, Adrián no llegaría a casa hasta alrededor de las 7.
Y para entonces, Morgan tendría hambre.
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