Entonces, incluso si era maltratado o acosado, no se lo diría a Cindy, y lo soportaría él mismo.
Cindy había estado trabajando tan duro, y él no quería que ella se preocupara o estuviera triste.
Esta fue la primera vez que un hombre confiable le dijo que, si se sentía injusticiado, podía expresarlo.
Morgan lloraba, mientras su boca se movía de manera embarrada.
Siempre pensó que no necesitaba un padre.
Él y Cindy siempre habían vivido bien juntos.
Pero en este momento, de repente anhelaba tener un padre confiable.
Cuando eran acosados, alguien que pudiera decir con confianza: "Si te han hecho daño, dime".
—¡Wah...! —Morgan gritó en voz alta.
Lloraba tan fuerte que no podía recuperar el aliento, como si intentara gritar todos los agravios a lo largo de los años.
El corazón de Cindy se dolía al verlo.
Si no hubiera sido tan injusticiado, ¿cómo podría este niño llorar así?
La cara de Adrián Zhekova se oscureció.
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