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Prólogo

Ars Goetia «En latín; probablemente: El arte de la brujería.»

Existen un sinfín de representaciones del infierno, pero si debemos guiarnos por el folklor; Dante nos presenta con una versión fácil de digerir de este lugar. Dividida en círculos; uno representando cada pecado capital, se encuentra un mundo donde la conciencia del ser no ha partido, pues es su merecido castigo conservar la capacidad cognitiva mientras es sometida a las consecuencias de los pecados cometidos, mostrándonos a pecadores; y sus debidas opiniones del castigo que ahora reciben.

Pero también se muestra esta misma capacidad en los demonios que allí habitan, reaccionando y burlándose de los pecadores que sin derecho alguno se quejan de sus reprimendas, y dando sus opiniones como jueces y verdugos.

Otros escritores nos muestran a los demonios como seres que fomentan el pecado, entre ellos y entre los humanos. Esta idea yuxtapuesta a la de Dante nos hace preguntar si los demonios representan el bien o el mal; pues castigan al pecador –pero fomentan el pecado.

Los medios de entretenimiento actuales lazan ambas ideas al aire y las mezclan con la necesidad humana de la familiarización; dando a los demonios un estilo muy humano. A veces dejando de lado la naturaleza caótica de estos seres.

Pero si los demonios compartiesen una conciencia como la humana, con todo y sus remordimientos –pero también conservasen su forma maldita. ¿Qué significaría esto para ellos? ¿Serían capaces de sentirse arrepentidos de forma genuina y real? ¿Encontrarían acaso un camino virtuoso derivado de sus convicciones y la superación personal de sus oscuras naturalezas? De esto ser posible, entonces los demonios y los humanos no serían del todo diferentes, incluso podríamos asumir que son un igual, pues, así como ellos; el hombre puede cometer los mismos pecados ¿Qué pasa entonces si borramos del todo esa línea divisora?

Ya se ha visto antes el demonio dentro del humano, exploremos entonces el humano dentro del demonio; y descubramos en que punto existe realmente una diferencia entre ambos, en caso de haberla.

Consulta entonces realmente hasta dónde estás dispuesto a llevar tus límites en un mundo sin ellos, o hasta qué punto te limitarías a ti mismo con el objetivo de alcanzar la verdadera virtud.

Lo que nos lleva a esta historia. Un príncipe demonio que ha tenido el infortunio de nacer en esta realidad metafórica. ¿Qué será capaz de hacer cuando su naturaleza y estilo de vida choquen entre sí?

Stolas del Ars Goetia; también conocido como Stolos, Stoppas y Solas –es un gran príncipe del infierno, comanda veintiséis legiones de demonios. Enseña astronomía y es ávido en hierbas, plantas y piedras preciosas.

Pero en este mundo, Stolas tiene una desventaja, nadie le enseñó a trabajar sus emociones, mucho menos las emociones de los demás. Crecer en un punto tan alto de la realeza no le permitía darse el tiempo para ello, y las obligaciones que debía cumplir en nombre de la familia Goetia requerían que así fuese; pues debía asumir el papel correspondiente –siendo este el de poner a la familia por enfrente de todo y de todos. Esto lo llevó a ser diferente a los demás; observar las cosas desde un punto distinto y objetivo, independientemente de su naturaleza demoniaca.

Por ello su vida estaría siempre sumergida en el caos, colisionando su naturaleza con su conciencia, y exponiéndolo a venturas que ningún demonio había vivido antes. Pero en él nacería un sentimiento que rompería las barreras de todo: el amor por su hija; un verdadero amor incondicional y desconocido para él –que traería una infinita alegría, o una incontrolable desgracia. ¿Podrá Stolas tomar la decisión correcta?

Pero más importante aún, lector. ¿Podrás tú, en la búsqueda por empatizar con uno o con otro de estos macabros seres; ajustar tu compás moral de forma que puedas justificar sus viles actos? Busca dentro de lo que te hace humano y goza en júbilo con la respuesta que encuentres, pues de hallarla tendrás la respuesta sin haber leído un párrafo de esta blasfemia, y toma esa respuesta entre tus brazos y no la sueltes; pues el día que eso pase habrás perdido tu humanidad y tu alma se verá condenada al castigo eterno.

Dios nos ha dado la oportunidad de redimirnos, pero también sería interesante verlo pasar en los demonios mismos. Pero quien se arrepiente con la misma constancia con la que peca no está de corazón y alma arrepentido; y es merecedor del castigo que le corresponde. Así que cuida y mide tus deseos, y mantente firme a tus convicciones. No porque se te presenten las cosas de forma maravillosa y exquisita; significa que la fruta no está podrida. El camino al pecado es el más fácil de todos, solo los verdaderamente virtuosos llegan al reino del señor.

 

Esta obra es un reescrito de la historia original y su segundo volumen, además de contener la conclusión de la historia. En palabras más simples, esta es la obra completa.