**Capítulo 4: Bajo la Mirada de una Diosa**
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**Hestia observó a Ceciro con un alivio momentáneo** cuando él le aseguró que todo había ido bien en el dungeon. Sin embargo, su tranquilidad duró poco. No pudo evitar fijarse en la sangre seca que manchaba su equipo, así como en los múltiples desgarros y daños en su ropa. Sus ojos se entrecerraron con preocupación, y se acercó a él con pasos rápidos, tomando su brazo para inspeccionarlo.
—Ceciro... ¿Qué te pasó? —preguntó con una voz que era mezcla de preocupación y angustia, mientras sus manos comenzaban a buscar heridas en su cuerpo, asegurándose de que no estuviera gravemente herido.
Ceciro retrocedió ligeramente, tratando de evitar que se preocupara más. —No es nada serio, de verdad. Solo algunos rasguños. Ya estoy bien, Hestia-sama —respondió, su tono tranquilo, intentando apaciguar su inquietud.
Hestia frunció el ceño, notando que algo no encajaba. Su intuición, amplificada por su naturaleza divina, le decía que había más de lo que Ceciro admitía. Aunque no percibía ninguna mentira directa, la tensión en su cuerpo y el dolor oculto en sus ojos indicaban que había algo más que él no le estaba diciendo.
—¿Estás seguro? —insistió, su voz bajando a un susurro mientras sus dedos rozaban una de las manchas de sangre seca en su equipo. Sus ojos brillaban con una mezcla de tristeza y frustración. Quería confiar en él, pero la preocupación no la dejaba en paz.
Ceciro sintió el peso de su mirada y su preocupación. Sabía que ocultarle la verdad no era lo ideal, pero tampoco quería preocuparla más de lo necesario. Su habilidad *Mente de Jugador* le ayudaba a mantener la calma y a no mostrar sus emociones, pero incluso así, era difícil engañar a una diosa tan cercana como Hestia.
—De verdad, no es nada. Estoy aquí, sano y salvo —insistió con una leve sonrisa, intentando desviar la conversación. Viendo que Hestia seguía preocupada, decidió cambiar el enfoque—. ¿Qué tal si preparo la cena? Así podemos relajarnos y hablar de otras cosas.
Hestia lo miró por un momento más, tratando de leerlo, pero finalmente suspiró y asintió. Sabía que, por mucho que insistiera, no sacaría más de él en ese momento. Sin embargo, la tristeza en sus ojos no desapareció por completo. Ceciro notó esto y sintió un leve remordimiento en su interior.
—Está bien, pero prométeme que si algo te preocupa, me lo dirás. No quiero que te enfrentes a todo solo, Ceciro —dijo Hestia, su voz suave pero firme, mientras le daba un pequeño apretón en el brazo antes de soltarlo.
Ceciro asintió, con una sonrisa que pretendía ser tranquilizadora, aunque en su interior sabía que la próxima vez tendría que ser más cuidadoso para no preocuparla de nuevo. —Lo prometo, Hestia-sama.
Con eso, se dirigió hacia la pequeña cocina improvisada en la iglesia. Comenzó a preparar la cena, buscando en los ingredientes que había comprado previamente. Mientras cocinaba, podía sentir la mirada de Hestia sobre él, como si intentara desentrañar lo que realmente había sucedido en el dungeon.
**La atmósfera en la iglesia se calmó un poco** mientras Ceciro cocinaba, llenando el lugar con los aromas de la comida. Aunque había logrado desviar la atención de Hestia por el momento, sabía que tendría que tener más cuidado en el futuro. No podía seguir preocupándola de esa manera, no cuando ella se preocupaba tanto por él.
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Así, mientras la noche caía sobre Orario, la pequeña iglesia se llenó del cálido aroma de la comida, y aunque Hestia intentaba relajarse, su preocupación por Ceciro seguía latente en su corazón.
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**Mientras Ceciro preparaba la cena**, sus pensamientos seguían girando en torno a lo sucedido en el dungeon. Sabía que, aunque había logrado calmar a Hestia, la verdad no podría permanecer oculta por mucho tiempo. Cuando ella actualizara su falna, descubriría todo: las batallas que había enfrentado, el peligro que había corrido, y la verdadera magnitud de las heridas que había ocultado. No quería preocuparla, pero era consciente de que no podría mantener ese secreto por siempre.
El tiempo pasó rápidamente en la pequeña iglesia. Ceciro sirvió la cena, y aunque Hestia intentó relajarse, la preocupación seguía en sus ojos. Sin embargo, cuando él le sugirió salir, ella lo miró de reojo, su expresión cambiando de la preocupación a la sorpresa.
—¿Salir? —preguntó, sin poder ocultar la emoción en su voz.
Ceciro asintió con una pequeña sonrisa, sabiendo que necesitaba desviar su atención hacia algo más positivo. —Sí, Hestia-sama. Pensé que podríamos salir a pasear. Es un evento importante después de todo.
Hestia lo miró por un momento, evaluando la propuesta, antes de que sus ojos se iluminaran. Saltó de su asiento con entusiasmo, como si la preocupación anterior se desvaneciera al instante. —¡Sí! ¡Me encantaría! Déjame prepararme —dijo, corriendo hacia su habitación para cambiarse.
Ceciro la observó marcharse, sintiendo una mezcla de alivio y una ligera punzada de culpa. Sabía que la mentira blanca que había dicho para protegerla se revelaría pronto. Pero por ahora, se centró en lo inmediato: disfrutar de un momento de tranquilidad con Hestia.
Se dirigió a su propia habitación para prepararse. **Se cambió, vistiendo un atuendo cuidadosamente seleccionado**: una chaqueta larga de color negro, sobre una camisa abotonada del mismo tono. Los pantalones verde oliva estaban metidos dentro de unas botas marrones robustas, dando una imagen de elegancia y practicidad. Sus cabellos oscuros, atados en una coleta desordenada, completaban el look que mezclaba sofisticación con una nota de dureza.
**Ceciro observó su reflejo en un espejo** y asintió, satisfecho con su apariencia. Aunque la noche anterior había sido difícil, la apariencia tranquila que mostraba ahora era lo que necesitaba para no preocupar a Hestia más de lo necesario.
Poco después, Hestia salió de su habitación, luciendo radiante en un vestido sencillo pero hermoso, con una sonrisa que iluminaba todo a su alrededor. Ceciro le devolvió la sonrisa, ofreciendo su brazo para que lo tomara.
—¿Lista para salir, Hestia-sama? —preguntó, su tono ligero, intentando mantener el ánimo alto.
Hestia asintió con entusiasmo, tomando su brazo con una mano y alisando su vestido con la otra. —Lista, Ceciro. Vamos a disfrutar de esta noche.
**Así, ambos salieron de la iglesia**, dejando atrás las preocupaciones del día, al menos por un rato. El cielo nocturno de Orario estaba despejado, y las calles comenzaban a llenarse de vida mientras los aventureros y ciudadanos disfrutaban de la frescura de la noche.
Ceciro, aunque consciente de los desafíos que le esperaban, decidió concentrarse en el presente. Estaba determinado a disfrutar de este momento con Hestia, sabiendo que estos momentos de paz eran preciosos y escasos en una ciudad tan llena de peligros como Orario.
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**Mientras Ceciro y Hestia caminaban por las calles iluminadas de Orario**, disfrutando de la atmósfera bulliciosa de la ciudad, estaban en busca de un lugar especial donde pasar la noche. Ceciro, aunque mantenía una conversación ligera, estaba atento a todo lo que sucedía a su alrededor. Su instinto de aventurero siempre estaba alerta, incluso en momentos de aparente calma.
De repente, una voz suave lo llamó desde atrás.
—¡Oye, se te cayó esto! —dijo una joven mientras le entregaba una pequeña piedra mágica.
**Ceciro se giró y la reconoció al instante**. Era Syr, una camarera del Hostess of Fertility, una taberna popular en la ciudad. Había oído hablar de ella, pero nunca había interactuado directamente con la joven. Lo que le sorprendió fue que utilizara el mismo truco que solía usar con Bell Cranel, un truco que claramente funcionaba con aventureros menos experimentados.
Hestia, quien estaba a su lado, aceptó la explicación de Syr sin dudar. Sus ojos brillaban con gratitud hacia la camarera, pero Ceciro, siempre analítico, notó las pequeñas incongruencias en la situación.
**"Ya vendí todas las piedras mágicas que obtuve ayer,"** pensó para sí mismo, recordando cómo había realizado la venta a Misha en un lugar privado. **"Y hoy, no conseguí ninguna piedra. Esto no tiene sentido... Pero mejor seguirle la corriente. Veamos qué quiere."**
Syr, notando la cita entre Ceciro y Hestia, no pudo evitar un pequeño tick, un gesto casi imperceptible que revelaba algo de lo que sentía en ese momento. Pero solo Ceciro lo notó, su aguda percepción captando incluso los detalles más sutiles.
—Por cierto, si buscan un buen lugar para cenar, —dijo Syr con una sonrisa—, podrían venir a donde trabajo, el Hostess of Fertility. ¡Sería un honor tenerlos allí!
Antes de que Ceciro pudiera responder, **Hestia, emocionada por la idea, aceptó rápidamente**.
—¡Sí! ¡He escuchado que es un lugar maravilloso! —exclamó con entusiasmo.
Con la decisión tomada, los tres se dirigieron hacia la taberna. El Hostess of Fertility estaba lleno de vida, con el sonido de risas y música llenando el aire. Cuando llegaron, fueron recibidos por Mama Mia, la propietaria, una mujer de impresionante estatura y musculatura, pero con una belleza innegable que no pasó desapercibida para Ceciro. **(Le gustaban las mujeres fuertes, y Mama Mia encajaba perfectamente en ese perfil.)**
—¡Bienvenidos! —exclamó Mama Mia, su voz poderosa resonando en la sala. **Después de unos minutos de charla amistosa**, ella personalmente se aseguró de que todo estuviera perfecto para sus nuevos clientes.
**Poco después**, sus pedidos llegaron a la mesa. Mientras comían, Ceciro notó que Hestia, normalmente animada y despreocupada, comía de manera casi mecánica. Su diosa parecía estar intentando ser más refinada de lo normal, cuidando sus modales de una manera que no era propia de ella.
**Ceciro la observó en silencio por un momento, y luego decidió intervenir.**
—Hestia-sama, no te preocupes por esas cosas cuando estés conmigo, —dijo en un tono suave, buscando tranquilizarla—. No me importa cómo comas o los modales que sigas. Lo único que me importa es que seas tú misma.
**Hestia levantó la vista**, sus grandes ojos azules encontrándose con los de Ceciro. Al escuchar sus palabras, sus hombros se relajaron visiblemente, y una sonrisa cálida apareció en su rostro.
—Gracias, Ceciro —respondió, su voz reflejando un alivio sincero.
La tensión que había sentido se disipó, y la noche continuó con una atmósfera mucho más relajada. **Ceciro, satisfecho por haber logrado calmar a Hestia**, saboreó el resto de la comida, disfrutando del ambiente y la compañía.
Mientras conversaban, el ruido de la taberna se convirtió en un agradable fondo. Sin embargo, Ceciro no dejó de notar las miradas furtivas de Syr, que seguía trabajando diligentemente pero siempre con un ojo en su mesa. **Había algo más en esta joven camarera**, algo que Ceciro estaba decidido a descubrir, pero eso sería en otro momento.
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**Mientras la noche continuaba en el Hostess of Fertility**, Ceciro disfrutaba del ambiente relajado, pero su mente nunca dejaba de analizar todo a su alrededor. **Desde el momento en que entraron en la taberna**, había notado algo extraño en Syr, algo más allá de su comportamiento habitual.
A medida que observaba sus movimientos, no pudo evitar preguntarse si la joven camarera era realmente Syr o si estaba siendo observada por alguien mucho más poderoso. **Freya, la diosa de la belleza**, era conocida por su habilidad de cambiar de apariencia y, según los rumores, a menudo usaba el cuerpo de Syr para interactuar con los mortales sin ser reconocida.
**"¿Es Syr... o es Freya?"** se preguntó Ceciro mientras sus ojos seguían los movimientos de la camarera. El solo pensar en ello lo hizo sentir una ligera inquietud. Si era Freya, entonces estaba siendo observado por una diosa cuyas intenciones eran conocidas por ser impredecibles y, a veces, peligrosas. Pero si era simplemente Syr, entonces sus sospechas podrían ser infundadas.
**Ceciro continuó comiendo mientras pensaba en esto**, observando con atención cada gesto y movimiento de la camarera. Notó que, aunque su sonrisa era amable y su comportamiento cortés, había una intensidad en sus ojos que no coincidía del todo con la imagen inocente que Syr solía proyectar.
**"Si es Freya,"** reflexionó Ceciro, **"entonces debería estar preparado para cualquier cosa. Una diosa como ella no haría algo sin un motivo claro. Y si se ha fijado en mí... ¿Qué significa eso para el futuro?"**
**La posibilidad de estar bajo la mirada de Freya lo hizo sentirse ligeramente incómodo**, pero Ceciro sabía que no podía hacer mucho al respecto en ese momento. Además, con Hestia a su lado, debía mantener la calma y no dejarse llevar por la paranoia. Si era Syr o Freya, lo descubriría en su debido momento. Pero por ahora, lo más importante era disfrutar la noche y asegurarse de que Hestia estuviera feliz y tranquila.
**"Tendré que ser más cuidadoso,"** pensó para sí mismo. **"Este juego de dioses y mortales es más peligroso de lo que parece."**
Mientras tanto, **Syr (o Freya)** continuó con su trabajo, sin revelar nada que confirmara o negara las sospechas de Ceciro. Pero él no dejó de observarla, esperando algún indicio, por pequeño que fuera, que le diera una pista sobre quién estaba realmente delante de él.
**La noche avanzaba**, y mientras la conversación continuaba entre Ceciro y Hestia, esa pregunta persistente sobre Syr seguía dando vueltas en su mente. Pero por ahora, decidió dejarlo estar, centrarse en lo que tenía delante y enfrentar los desafíos cuando llegaran.
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**Mientras Ceciro disfrutaba de la cena en el Hostess of Fertility,** un suave "ding" resonó en su mente, haciéndolo sonreír de inmediato. Sabía bien lo que ese sonido significaba: una nueva notificación del sistema, y usualmente, eso venía con algo positivo. Sin demora, abrió la interfaz del sistema y, como esperaba, allí estaba.
**Habilidad Adquirida: Percepción (Pasiva)**
La descripción era clara y precisa: la habilidad había sido otorgada por estar constantemente atento a su entorno y por la sensación persistente de ser observado. Ahora, su percepción aumentaría, permitiéndole captar detalles que antes habrían pasado desapercibidos. Se trataba de una habilidad pasiva, lo que significaba que estaría activa en todo momento, sin necesidad de que Ceciro hiciera nada para usarla.
**Mientras procesaba la información,** un bullicio en la entrada del Hostess of Fertility atrajo su atención. Al levantar la vista, vio entrar a un grupo que no podía pasar desapercibido: los miembros de la **Familia Loki**. Ceciro los reconoció de inmediato. El carismático líder, **Finn Deimne**, la majestuosa elfa maga **Riveria Ljos Alf**, y las siempre intrépidas gemelas **Tione** y **Tiona Hiryute**. Junto a ellos, **Bete Loga**, el feroz guerrero lobo, caminaba con su usual aire de arrogancia. **Ais Wallenstein**, la Espada Princesa, también estaba presente, y aunque mantenía su habitual expresión neutral, Ceciro no pudo evitar notar cómo sus ojos se posaban sobre él, casi con curiosidad.
**El ambiente en la taberna se tensó de inmediato.** Cada uno se centró en sus propios asuntos, pero Ceciro no pudo evitar mantener su percepción activa, especialmente al sentir una presencia a sus espaldas.
**De repente, la diosa Loki apareció detrás de él,** inclinándose hacia Hestia con una sonrisa burlona. **"Oye, Hestia, ¿con quién demonios estás saliendo? ¿Y por qué es tan feo?"** soltó Loki con una risa sarcástica, sus ojos brillando con malicia.
**Hestia**, quien hasta ese momento había estado relativamente tranquila, se levantó de un salto, su rostro enrojeciendo por la indignación. **"¡Qué te importa a ti con quién salgo! Además, mi hijo es mucho más guapo que cualquier otro de tu familia, incluso más que tu tan adorada princesa."** gritó Hestia, atrayendo la atención de todos en la taberna.
**Ceciro, tratando de mantener la calma,** se posicionó detrás de su diosa, colocando una mano firme en su hombro. **"Diosa Hestia, es mejor que nos vayamos,"** susurró, pero sabía que el daño ya estaba hecho. La burla de Loki no era fácil de ignorar, pero él prefería evitar un conflicto directo. A pesar de su intento de calmar la situación, notó que **Ais** seguía mirándolo fijamente, como si intentara entender algo que aún no podía explicar.
**Sin embargo, la tensión creció aún más cuando Bete Loga,** al escuchar las palabras de Hestia, soltó una risa despectiva. **"¿Tú? ¿Comparando a ese patético mocoso con Ais?"** Bete se burló, dirigiendo ahora su veneno hacia Hestia. **"¿En serio? ¿Tienes los ojos tan tapados, Hestia, o solo te aferras a cualquier basura que puedas encontrar para no estar sola?"**
**Ceciro sintió que algo dentro de él se encendía.** Era un lector, un pensador, alguien que prefería la lógica y la estrategia por encima de la confrontación directa. Pero insultar a Hestia era cruzar una línea que no podía tolerar. Su rostro, que hasta entonces había mantenido una calma imperturbable, se endureció, y una sombra de determinación cruzó sus ojos.
**"Puedes decir lo que quieras sobre mí,"** respondió Ceciro, su voz baja pero cargada de un veneno contenido, **"pero no voy a permitir que insultes a mi diosa. Puedes burlarte todo lo que quieras, Bete, pero eso solo muestra lo poco que entiendes de lo que realmente importa. Hestia es todo para mí, y no necesitas ser un guerrero para proteger a quienes amas. Pero sí necesitas tener algo que claramente te falta: respeto."**
**En ese momento, la tensión aumentó,** y antes de que Bete pudiera replicar, **Riveria Ljos Alf,** la sabia elfa, dio un paso adelante, su expresión seria. **"Bete, basta. Tu comportamiento es inaceptable. No estamos aquí para causar problemas, y mucho menos para insultar a otros sin razón."** Su voz era fría, con un aire de autoridad que dejó claro que no permitiría más faltas de respeto.
**Finn Deimne,** el líder de la familia, también intervino, con una sonrisa diplomática pero firme. **"Escuchen, estamos aquí para relajarnos, no para pelearnos. Bete, deja el tema y disfruta de la noche."** Aunque su tono era amable, sus ojos dejaron claro que no estaba haciendo una sugerencia.
**Las gemelas, Tione y Tiona,** miraron a Bete con desaprobación. **"Vamos, Bete,"** dijo Tiona, golpeando ligeramente su hombro. **"No es momento de armar un escándalo, y sabes que Riveria tiene razón."**
**Bete bufó, cruzando los brazos** y apartando la mirada, aunque la furia seguía claramente visible en sus ojos. **"Hmph, lo que digan,"** murmuró, claramente molesto, pero no dijo nada más, aunque la tensión entre ellos era palpable.
**Hestia**, aunque todavía molesta, pareció relajarse un poco al escuchar las palabras de Ceciro y la intervención de la Familia Loki, asintiendo con la cabeza cuando él sugirió nuevamente que se fueran.
**Ceciro y Hestia abandonaron la taberna,** dejando atrás la confrontación. Aunque Ceciro sabía que habían evitado un conflicto mayor, también era consciente de que este encuentro no quedaría sin consecuencias. Sin embargo, mientras caminaban de regreso, Ceciro no podía evitar sentirse orgulloso por haber defendido a su diosa, sabiendo que, a pesar de sus limitaciones, haría cualquier cosa para protegerla.
**Lo que no podía sacarse de la mente**, sin embargo, era la mirada persistente de **Ais Wallenstein**. Había algo en ella que lo intrigaba, algo que sabía que debía entender si quería seguir adelante en su viaje por Orario. Pero por ahora, la prioridad era asegurarse de que Hestia estuviera a salvo y tranquila.
**Y mientras las estrellas brillaban sobre ellos en la noche de Orario,** Ceciro no podía evitar preguntarse qué nuevos desafíos le esperaban en los días por venir. Con una sonrisa ligera, sostuvo la mano de Hestia, decidido a enfrentar todo lo que viniera, paso a paso.
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**Desde el punto de vista de Hestia:**
Hestia no dejaba de pensar en lo que acababa de suceder. Las palabras de Ceciro resonaban en su mente como un eco persistente, incapaz de ser ignorado. **"Hestia es todo para mí,"** había dicho con una firmeza que la sorprendió. A lo largo de su existencia, había escuchado innumerables promesas y declaraciones, pero algo en la forma en que Ceciro lo dijo, en la sinceridad de su voz y en la mirada decidida que le dedicó, la hizo sentir algo que no había sentido en mucho tiempo.
**Mientras caminaban de regreso,** el frío de la noche de Orario no lograba enfriar el calor que se había encendido en su corazón. Hestia se quedó en silencio, dejando que Ceciro la guiara, mientras su mente se arremolinaba con pensamientos y emociones. Sabía que Ceciro había dicho esas palabras para defenderla, para calmarla, pero no podía evitar sentir que había algo más detrás. La calidez en su pecho aumentó, y una suave sonrisa se formó en sus labios.
**"Proteger a quienes amas..."** murmuró para sí misma, recordando cómo él había enfrentado a Bete sin dudarlo. Ceciro, su humilde y reservado seguidor, había plantado cara a un guerrero de la Familia Loki, no por su propio orgullo, sino por ella. Y luego, al dejar la taberna, le había tomado la mano, como si eso fuera lo más natural del mundo.
**Mientras caminaban en silencio,** Hestia sintió su corazón latir con más fuerza, y sus mejillas se sonrojaron al pensar en la posibilidad. Ceciro no era un dios, ni un héroe legendario. Pero en ese momento, para ella, era más que eso. Era alguien que la apreciaba, alguien que estaba dispuesto a arriesgarse por ella, y, lo más importante, alguien que no la veía solo como una diosa, sino como Hestia, con sus defectos y todo. La idea la emocionó y la asustó a partes iguales.
**"Ceciro..."** pensó, su mente llenándose de pensamientos confusos y su corazón acelerándose. Aunque había vivido miles de años, e incluso había visto cómo los humanos amaban y peleaban por el amor, nunca había experimentado algo tan intenso y personal. ¿Era posible que...?
**De repente, se detuvo,** mirando a Ceciro de reojo, notando la tranquilidad en su expresión mientras caminaba. No había duda en sus ojos, solo una seguridad calmada. Ese chico... ese mortal, acababa de conquistar una parte de su corazón que ella ni siquiera sabía que estaba disponible para ser conquistada. Mientras seguían su camino, Hestia sintió una mezcla de emociones que hacía mucho tiempo no sentía, un torbellino de calor y confusión. Pero, por primera vez en mucho tiempo, no le importaba. No podía esperar para ver hacia dónde los llevaría este nuevo y emocionante camino.
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**Desde el punto de vista de la Familia Loki:**
**Una vez que Ceciro y Hestia abandonaron la taberna,** el ambiente en la mesa de la Familia Loki se mantuvo tenso por unos momentos. **Bete Loga** aún parecía molesto, cruzado de brazos y refunfuñando en silencio. **Ais Wallenstein** mantenía su mirada fija en la puerta por la que Ceciro había salido, su expresión tranquila pero pensativa. **Finn Deimne** fue el primero en romper el silencio.
**"Ese chico..."** comenzó Finn, con una mirada calculadora. **"Hay algo en él, algo... diferente."**
**"No era más que un novato,"** espetó Bete, todavía molesto. **"No entiendo por qué todos se fijan en él."**
**"No seas tan rápido para juzgar, Bete,"** intervino **Riveria Ljos Alf**, su voz suave pero llena de autoridad. **"Puede que no sea un aventurero experimentado, pero tiene una determinación que no es común. Además, la forma en que defendió a su diosa muestra un carácter fuerte."**
**"Y Ais,"** continuó Finn, mirando a la Espada Princesa, **"pareces interesada en él. ¿Qué piensas?"**
**Ais** no apartó la vista de la puerta, reflexionando antes de hablar. **"Es... diferente. Hay algo en él que no puedo explicar. Una fuerza tranquila, tal vez. Es curioso."** Su respuesta fue breve, pero los que la conocían bien podían ver que su interés en Ceciro no era pasajero.
**"Bueno, será interesante verlo en acción,"** comentó **Tiona**, siempre animada. **"Puede que tenga más sorpresas bajo la manga. ¿No crees, Tione?"**
**Tione asintió,** pero no añadió nada más. La conversación continuó en la mesa, pero la presencia de Ceciro no se desvaneció tan fácilmente de sus pensamientos.
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**Desde el punto de vista de Mama Mia:**
Cuando Ceciro y Hestia abandonaron la taberna, uno de los clientes habituales señaló con una risa burlona: **"¡Oye, se fueron sin pagar!"** Algunos murmullos recorrieron la taberna, pero **Mama Mia**, la robusta y formidable propietaria del Hostess of Fertility, simplemente se rió con una fuerza que resonó por todo el lugar.
**"No se preocupen por eso,"** dijo, limpiando una jarra con un trapo. **"El chico dejó el dinero antes de salir, y no solo eso, también dejó una buena propina. Lo hizo tan rápido que ninguno de ustedes lo notó."**
**El comentario provocó algunas risas,** pero Mama Mia continuó, más para sí misma que para los demás. **"Y esa mirada que me lanzó... ese chico sabe lo que quiere, pero es respetuoso. No como muchos otros. Hace tiempo que no veía a alguien así."** Por un momento, Mama Mia recordó los viejos tiempos, cuando los aventureros entraban y salían, todos con grandes aspiraciones y corazones valientes. Ver a alguien tan joven pero decidido le trajo cierta nostalgia.
**Mientras observaba la taberna,** Mama Mia sintió algo distinto en el aire. **"Tal vez... ese chico tiene lo necesario para sobrevivir en este mundo,"** pensó, con una sonrisa. **"Y parece que no soy la única que lo notó."**