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Capitulo 2

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Ceciro, con el cuerpo adolorido pero aún con la adrenalina del combate reciente, mira a su alrededor con cautela. La mazmorra sigue emitiendo su ominoso susurro, como si las paredes mismas estuvieran vivas, siempre creando nuevos desafíos para los aventureros. Sabe que debe salir de aquí lo más rápido posible antes de que su sistema lo obligue a caer inconsciente.

"Bien, es hora de irme," piensa, mientras abre su mapa para trazar la ruta más segura de regreso a la superficie.

Sin embargo, el cansancio comienza a afectarle. La posibilidad de perder la conciencia en medio del peligro lo hace sentir aún más vulnerable, así que apresura el paso. A pesar de sus heridas, gracias a las pociones que ha tomado y al apoyo de su sistema, se mantiene alerta. 

Al salir de la mazmorra y respirar el aire fresco de la ciudad de Orario, siente una sensación de alivio y logro. Pero justo cuando comienza a relajarse, la notificación aparece frente a sus ojos:

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**Actualización del Sistema:**

Para continuar, debes aceptar la actualización. Esto te dejará inconsciente durante 24 horas. ¿Aceptar ahora?

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Ceciro duda por un momento, pero sabe que la actualización es necesaria para su supervivencia en este peligroso mundo. Decide buscar un lugar seguro donde pueda dejarse llevar por la inconsciencia. Mientras camina por las calles, su mente repasa lo que ha vivido hasta ahora. Es difícil creer que hace apenas unas horas, estaba en un mundo completamente diferente.

"Debo encontrar un lugar seguro y alejado de miradas curiosas," piensa.

Mientras recorre las calles, con las piernas pesadas y la mente nublada por el cansancio, llega a un pequeño callejón cerca de un templo en el que apenas se fija. En ese momento, escucha una voz suave y alegre:

"¡Hola, jovencito! ¿Te encuentras bien?"

Ceciro levanta la mirada y ve a una joven de baja estatura, con largos mechones de cabello negro y ojos azules brillantes. Lleva una túnica blanca que resalta su figura pequeña pero energética. Es una presencia cálida y amistosa en medio del bullicio de la ciudad.

"No te ves muy bien," continúa la joven con una sonrisa preocupada. "Soy Hestia, ¿necesitas ayuda?"

Ceciro parpadea, recordando que esta es la Diosa del Hogar, una figura importante en este mundo, pero aún sin una familia que proteger.

"Sí... estoy buscando un lugar seguro donde pueda descansar," dice, sintiendo que su conciencia empieza a desvanecerse.

Hestia lo observa con curiosidad y una chispa de interés ilumina sus ojos. "Ven conmigo. Tengo un lugar donde puedes estar tranquilo."

Sin fuerzas para negarse, Ceciro la sigue. Apenas unos minutos después, llega a una pequeña iglesia abandonada que Hestia ha convertido en su hogar. 

"Puedes descansar aquí todo el tiempo que necesites," le dice ella con una sonrisa reconfortante. "Estás a salvo."

Ceciro apenas tiene tiempo de murmurar un agradecimiento antes de que su sistema tome el control y su vista se nuble. La última imagen que ve es la de Hestia, observándolo con ternura, mientras cae suavemente en la inconsciencia.

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Mientras Ceciro sigue a Hestia hacia la iglesia abandonada, el grupo de cuatro personas lo observa con ojos nublados por la adicción. Sus movimientos son tensos, sus respiraciones erráticas, y una sola idea domina sus mentes: el vino. El vino divino de Soma.

"¿Viste cómo se movía en la mazmorra?" susurra uno de ellos, un joven con ojeras profundas y temblor en las manos. "Ese chico tiene habilidades... y seguramente valis."

"Valis que podemos usar para conseguir más vino," añade una mujer del grupo, su sonrisa torcida y llena de desesperación. "No importa quién sea ese chico, necesitamos más de esa bebida."

El líder del grupo, un hombre con los ojos enrojecidos y la piel pálida, observa a Ceciro entrar en la iglesia con la diosa. "No podemos atacarlo aquí. Los dioses pueden enfurecerse... pero en la mazmorra, es otra historia. Sin leyes, sin castigos."

"Podemos seguirlo," dice otro, su tono lleno de avaricia. "Esperar a que se quede sin fuerzas, que se quede solo. Lo rodeamos y lo despojamos de todo lo que tenga. Después... el vino de Soma será nuestro."

La mención del vino hace que todos en el grupo asientan rápidamente, su sed por la bebida divina superando cualquier rastro de moralidad que les pudiera quedar. Sus mentes, embotadas por el deseo, ya empiezan a planear cómo llevarán a cabo su emboscada.

"Vámonos," dice el líder en un murmullo urgente, comenzando a moverse en dirección contraria. "Nos preparamos, lo seguiremos la próxima vez que entre a la mazmorra. Si juega a ser aventurero, será su última aventura."

El grupo se retira, susurros sobre valis y vino llenando el aire mientras se alejan, sus corazones latiendo al compás de la adicción y el deseo.

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**Perspectiva en primera persona de Ceciro:**

Desperté sintiendo que algo había cambiado. Una pantalla flotante apareció ante mí, mostrando el estado actualizado de mi sistema. Aunque era una vista familiar, no dejaba de sorprenderme la claridad y precisión con la que el sistema presentaba la información.

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**[Status Window]**

- **Name**: Ceciro

- **Job**: Player

- **Level**: 1 (Next LV: 12.5%)

- **Title**: Beginner Adventurer

- **Age**: 18

- **Species**: Human

**HP**: 150/150 

**MP**: 100/100

**Strength**: 10 

**Agility**: 8 

**Vitality**: 10 

**Intelligence**: 12 

**Wisdom**: 11 

**Luck**: 5

**Passive Skills**:

- **Mente de Jugador**: Otorga una mente clara y enfocada, inmune a influencias externas.

- **Cuerpo de Jugador**: Incrementa la regeneración y resistencia física, acelerando la curación de heridas.

**Points Available**: 10

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Observé cada detalle, asegurándome de comprender completamente lo que significaba. Las habilidades pasivas, **Mente de Jugador** y **Cuerpo de Jugador**, serían herramientas esenciales para mantenerme en pie y preparado para lo que fuera que viniera después. Sin embargo, tenía que ser cuidadoso; no podía dejar que nadie supiera sobre este sistema, ni siquiera la persona que, en mi vida pasada, conocía a través de los libros: Hestia.

Al terminar de revisar, un susurro a mi lado me sacó de mis pensamientos. Giré la cabeza y vi a una figura pequeña con cabello negro y ojos azules que se desperezaba a mi lado.

Hestia... su apariencia coincidía perfectamente con las descripciones de las novelas, pero ahora estaba aquí, frente a mí, en carne y hueso.

No mostré sorpresa, aunque por dentro me resultaba extraño y fascinante estar frente a alguien que antes solo había sido un personaje ficticio. Mantuve la compostura, recordando que para ella, yo era solo un aventurero más, un extraño.

"Ah, ya estás despierto," dijo ella con una sonrisa dulce, aunque sus ojos mostraban un rastro de cansancio.

Le devolví la sonrisa, suavemente, con una mezcla de gratitud y cautela. "Sí, gracias a ti," dije, midiendo mis palabras. "Parece que me encontraste en un mal estado."

Ella asintió, con preocupación en su mirada. "Te vi herido y no podía dejarte así. Mi nombre es Hestia. ¿Cómo te llamas?"

Ya sabía su nombre, pero actué como si fuera la primera vez que lo escuchaba. "Soy Ceciro. Gracias por cuidarme, Hestia. Estoy en deuda contigo."

"No te preocupes por eso," respondió ella rápidamente, con una calidez que me resultaba reconfortante. "Es lo menos que podía hacer. Aquí, estarás a salvo."

Asentí, manteniendo mi tono amigable pero neutral. No podía bajar la guardia, aunque todo en ella me decía que era de confianza. "Aprecio tu hospitalidad. Este lugar... ¿es tu hogar?"

"Sí, es una pequeña iglesia. No es mucho, pero es hogar," respondió con una sonrisa, pero noté un leve dejo de tristeza en sus palabras.

"Entonces, si no te importa, me gustaría quedarme aquí un tiempo, hasta que recupere mis fuerzas," sugerí, ya planeando cómo proceder desde este punto.

"Claro, Ceciro," dijo ella, mostrando una alegría sincera en sus ojos. "Puedes quedarte todo el tiempo que necesites. Este es tu hogar ahora también."

La calidez en sus palabras me afectó más de lo que esperaba. Aunque había llegado con la intención de mantenerme distante, no pude evitar sentir una especie de conexión con Hestia. En un mundo desconocido y peligroso, ella podría ser el único vínculo de confianza que tendría.

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Me acomodé en la cama, aún sintiendo el cuerpo un poco entumecido por la reciente recuperación. Miré a Hestia, que se había sentado en una pequeña silla junto a mí, como si no hubiera abandonado mi lado desde que llegué. No podía dejar pasar la oportunidad de averiguar más sobre la situación en la que me encontraba.

"¿Hay alguien más en tu familia?" pregunté, intentando sonar casual mientras mis pensamientos se alineaban con lo que sabía de este mundo.

La expresión de Hestia cambió ligeramente, una sombra de melancolía pasó por su rostro. "No... actualmente, no tengo a nadie más en mi familia," dijo con una sonrisa que intentaba ser despreocupada, pero que no lograba esconder del todo la tristeza en sus ojos. "He intentado reclutar aventureros, pero... nadie quiere unirse a mi familia."

Su respuesta confirmó parte de lo que había imaginado. Siendo una deidad recién llegada a este mundo, Hestia aún no había encontrado aventureros dispuestos a unirse a su causa. Sin embargo, eso significaba que Bell, el protagonista que conocía, aún no había llegado a esta ciudad o aún no la había encontrado.

"Entonces, si me uno a tu familia, ¿sería el primero?" pregunté, manteniendo mi tono neutral pero añadiendo un matiz de curiosidad.

Hestia parpadeó, sorprendida por mi oferta. "¿De verdad lo dices?" preguntó, inclinándose ligeramente hacia mí, como si estuviera asegurándose de que no había escuchado mal.

Asentí lentamente, sin romper el contacto visual. "Sí, lo digo en serio. Si me aceptas, me uniré a tu familia."

La sorpresa de Hestia se transformó en una mezcla de alegría y desconfianza, algo comprensible dado que había pasado tanto tiempo sola. "Pero... ¿por qué querrías unirte a una familia sin miembros, sin recursos...?" Sus palabras eran suaves, pero podía percibir la duda detrás de ellas.

Este era el momento en que tenía que ser cuidadoso. Sabía que los dioses podían detectar mentiras, pero **Mente de Jugador** me daba una ventaja; podía bloquear ciertas emociones y mantener mi mente clara. Sin embargo, no estaba seguro de si eso también me protegía de las habilidades divinas.

Elegí mis palabras con cautela. "No estoy buscando una familia poderosa o rica. Estoy buscando una oportunidad para crecer, y creo que puedo encontrarla aquí, contigo."Hestia me miró fijamente, evaluando cada palabra que decía. Sentí que trataba de ver a través de mí, como si pudiera ver mi alma. El silencio se alargó, y por un momento me pregunté si **Mente de Jugador** realmente funcionaba contra las deidades.

Finalmente, Hestia sonrió, una sonrisa genuina que iluminó su rostro. "No puedo ofrecerte mucho, pero te prometo que haré todo lo posible por ayudarte a crecer. Bienvenido a mi familia, Ceciro."

Su aceptación me trajo una sensación de alivio y satisfacción. Había logrado lo que me proponía sin levantar sospechas. Sin embargo, sabía que tendría que ser cuidadoso en el futuro. La relación entre nosotros sería delicada, basada en la confianza y el entendimiento mutuo, algo que no podía permitirme romper.

"Gracias, Hestia," respondí, permitiéndome una pequeña sonrisa. "Haré lo mejor que pueda para no decepcionarte."

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Después de la conversación, Hestia se puso de pie y me miró con una mezcla de nerviosismo y determinación. "Bueno, si realmente deseas unirte a mi familia, debemos formalizarlo," dijo, sonriendo suavemente. "Vamos a otorgarte la Falna."

Asentí y, siguiendo sus indicaciones, me recosté boca abajo en la cama, quitándome la parte superior de la túnica para exponer mi espalda. Aunque ya sabía lo que iba a pasar, no pude evitar sentir un leve nerviosismo. Esta sería la primera vez que experimentaría la Falna de primera mano.

Sentí el suave toque de Hestia en mi espalda, y entonces algo cálido y líquido, probablemente su sangre divina, comenzó a extenderse sobre mi piel. Había leído sobre esto en las novelas, pero sentirlo en carne propia era diferente. La Falna era un poder inmenso, un símbolo de la conexión entre un dios y un mortal, y ahora, esa conexión se estaba formando entre Hestia y yo.

Podía percibir una ligera vibración, como si algo en mi interior resonara con la energía divina que Hestia estaba utilizando. "Ya casi está," dijo con voz baja y concentrada. "Estoy a punto de ver tu estado... veamos qué habilidades tienes."

De repente, el silencio se hizo más pesado. Sentí cómo la mano de Hestia temblaba ligeramente mientras procesaba la información que aparecía ante sus ojos.

"Esto... esto es..." murmuró, claramente sorprendida.

Giré mi cabeza lo suficiente como para intentar mirarla por encima del hombro. "¿Pasa algo?"

Hestia estaba claramente asombrada. "Tienes dos habilidades inscritas en tu Falna desde el principio. Eso es extremadamente raro... normalmente, las habilidades se obtienen con el tiempo, a través de experiencias y logros. Pero tú... ya tienes dos."

Mi mente comenzó a trabajar rápidamente. Claro, **Mente de Jugador** y **Cuerpo de Jugador** eran habilidades inherentes a mi nuevo yo. Pero el hecho de que aparecieran en la Falna indicaba que estaban profundamente entrelazadas con mi ser en este mundo.

"¿Son habilidades útiles?" pregunté, intentando sonar curioso pero no demasiado sorprendido.

Hestia asintió, aunque aún con una expresión de perplejidad en su rostro. "Mente de Jugador te permite mantener la calma en situaciones extremas, procesar la información de manera fría y lógica. Y Cuerpo de Jugador... parece que te permite recuperarte de heridas más rápido y resistir el dolor mejor que una persona común. Ambas son habilidades muy poderosas."

Sonreí internamente. Esto confirmaba lo que ya sabía, pero era reconfortante saber que funcionaban en este mundo. "Bueno, parece que he tenido suerte," comenté, fingiendo modestia.

Hestia terminó de actualizar mi Falna y retrocedió un poco, permitiéndome vestirme nuevamente. "Debo decir que estoy muy impresionada," admitió mientras me miraba con una mezcla de sorpresa y admiración. "Eres un joven muy especial, Ceciro."

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### **Estado del Sistema de Ceciro**

- **Fuerza**: 10

- **Agilidad**: 8

- **Resistencia**: 12

- **Inteligencia**: 15

- **Destreza**: 7

- **Suerte**: 5

### **Falna de Ceciro** (después de la conversión por 5)

- **Fuerza**: 50 (Categoría I)

- **Agilidad**: 40 (Categoría I)

- **Resistencia**: 60 (Categoría H)

- **Inteligencia**: 75 (Categoría H)

- **Destreza**: 35 (Categoría I)

- **Suerte**: 25 (Categoría I)

### **Habilidades (Falna)**

1. **Mente de Jugador (Pasiva)**

 - **Descripción**: Esta habilidad otorga a Ceciro la capacidad de mantener una calma y enfoque casi inhumanos en cualquier situación. Su mente se encuentra protegida de cualquier influencia externa que busque alterarla, incluyendo habilidades de manipulación mental o control. Es difícil para los dioses o cualquier otra entidad leer o influir en sus pensamientos.

2. **Cuerpo de Jugador (Pasiva)**

 - **Descripción**: El cuerpo de Ceciro se recupera rápidamente de cualquier herida o daño, similar a la regeneración de un personaje en un juego. Su capacidad de sanar es mucho más alta de lo normal, y recupera su salud completa al descansar. Además, sus estadísticas físicas tienden a mejorar rápidamente con el entrenamiento.

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**Descripción Visual de la Falna:**

Imagina que la Falna de Ceciro, inscrita en su espalda, se ve como un conjunto de runas y símbolos mágicos que reflejan estas estadísticas y habilidades. Cada vez que Hestia toca estas runas, las estadísticas se muestran y se pueden actualizar según el progreso de Ceciro en el dungeon.

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Ceciro observaba la habitación donde se encontraba, tomando nota de cada detalle. La pequeña iglesia donde vivía Hestia tenía un aire acogedor, aunque sencillo. Las paredes de madera y el techo bajo transmitían una sensación de calidez, pero también revelaban la falta de recursos. En un rincón, un par de mantas dobladas y algunos utensilios de cocina rudimentarios indicaban que Hestia vivía de manera muy modesta.

Mientras recorría la habitación con la mirada, un sonido lo sacó de sus pensamientos: un gruñido proveniente del estómago de Hestia. Ceciro volvió la cabeza hacia ella, quien sonrojada intentó disimular su hambre con una sonrisa nerviosa.

"Parece que alguien necesita comer," comentó Ceciro con un tono de voz suave, intentando no incomodarla. "¿Te gustaría que cocine algo? No soy un chef, pero puedo preparar algo sencillo."

Hestia asintió tímidamente, aún con una mano en su estómago. "Si no es molestia, eso sería genial. No tengo mucho, pero tal vez podamos improvisar."

Ceciro se levantó con decisión, dispuesto a ayudar, cuando de repente notó algo inusual en su vista. A la esquina superior derecha de su visión, apareció un pequeño minimapa, una especie de holograma transparente que mostraba un esquema básico de la iglesia. Bajo el minimapa, también pudo ver un horario digital que marcaba la hora exacta.

"Vaya... Esto es nuevo," pensó Ceciro mientras exploraba mentalmente las opciones que el sistema podría ofrecerle con estas nuevas funciones.

El minimapa mostraba la ubicación actual de Ceciro, marcada con un pequeño ícono. También indicaba la posición de Hestia con un punto azul, claramente diferenciando a los demás personajes o entidades que podría encontrar. El horario digital le permitía saber la hora exacta, lo cual sería útil para medir el tiempo durante sus incursiones en el dungeon o para planificar su día.

Tratando de no llamar demasiado la atención de Hestia sobre sus descubrimientos, Ceciro se dirigió hacia la pequeña cocina improvisada, examinando los pocos ingredientes disponibles. Mientras tanto, su mente estaba en alerta, evaluando cómo podría aprovechar al máximo las nuevas herramientas que el sistema le ofrecía.

Hestia, al verlo tan concentrado, se acercó tímidamente. "Gracias por todo, Ceciro. Es raro encontrar a alguien dispuesto a ayudar así, sin pedir nada a cambio."

Ceciro sonrió levemente, aunque en su interior evaluaba cada palabra que decía. "No te preocupes, Hestia. Aquí entre nosotros, yo también necesito tu ayuda. Podemos decir que nos beneficiamos mutuamente."

Mientras comenzaba a preparar algo de comer, Ceciro no podía evitar preguntarse qué más podría desbloquear en su sistema. Sabía que cada herramienta tenía su propósito, y estaba decidido a descubrirlo todo, a su tiempo. Pero por ahora, lo más importante era mantener a Hestia contenta y fortalecer esa conexión que sentía que, de alguna manera, era especial.

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Mientras Ceciro continuaba cocinando, concentrado en lo que estaba haciendo, de repente escuchó el familiar "Ding" que señalaba una nueva notificación del sistema. Alzó la vista y en la esquina de su visión apareció una ventana emergente:

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**¡Nueva Habilidad Adquirida!**

- **Cocina (Principiante - Nivel 1)**

 - **Descripción**: La habilidad para preparar comidas básicas. A medida que cocines más, la habilidad mejorará, permitiéndote preparar platos más complejos y nutritivos.

 - **Requisito para el próximo nivel**: Cocinar 2 veces más.

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Ceciro notó que la habilidad venía con un contador que mostraba cuántas veces necesitaba practicarla para subir de nivel. Al igual que las otras habilidades, esta también evolucionaría en rangos, con cada nivel alcanzado llevando la habilidad a un nuevo título y mayor eficacia.

### **Evolución de la Habilidad de Cocina:**

1. **Cocinero Principiante (Nivel 1-10)**

 - **Nivel 1**: Requisito: Cocinar 2 veces.

 - **Nivel 2**: Requisito: Cocinar 4 veces.

 - **Nivel 3**: Requisito: Cocinar 8 veces.

 - **Nivel 4**: Requisito: Cocinar 16 veces.

 - **Nivel 5**: Requisito: Cocinar 32 veces.

 - **Nivel 6**: Requisito: Cocinar 64 veces.

 - **Nivel 7**: Requisito: Cocinar 128 veces.

 - **Nivel 8**: Requisito: Cocinar 256 veces.

 - **Nivel 9**: Requisito: Cocinar 512 veces.

 - **Nivel 10**: Requisito: Cocinar 1024 veces.

 

2. **Cocinero Intermedio (Nivel 11-20)**

 - Requisito: Doble de cocinas por nivel.

 

3. **Cocinero Avanzado (Nivel 21-30)**

 - Requisito: Cuádruple de cocinas por nivel.

4. **Cocinero Maestro (Nivel 31-40)**

5. **Cocinero Legendario (Nivel 41-50)**

6. **Cocinero Divino (Nivel 51)**

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Cada rango mejoraría la calidad y complejidad de los platos que Ceciro podía preparar, además de otorgar beneficios adicionales como mayor restauración de energía, mejor curación, o incluso efectos especiales como aumentar temporalmente las estadísticas de quienes comieran sus comidas.

Mientras preparaba la comida para Hestia, Ceciro no pudo evitar sonreír ligeramente. Aunque la habilidad parecía sencilla, sabía que hasta las cosas más pequeñas podían ser útiles si se dominaban. Además, el hecho de que cada habilidad pudiera ser mejorada a través de la práctica le daba una nueva perspectiva sobre cómo maximizar su eficiencia en este mundo.

Hestia, ajena a la notificación del sistema, observaba con curiosidad a Ceciro, preguntándose qué estaría pensando mientras cocinaba. Para ella, este chico parecía tener un aire de misterio, pero también de determinación, algo que le resultaba extraño, pero a la vez reconfortante.

"Espero que te guste lo que estoy preparando," comentó Ceciro, manteniendo su tono casual mientras seguía cocinando, con la vista en el futuro y cómo aprovecharía cada ventaja que su sistema le ofreciera.

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Ceciro y Hestia se sentaron en una pequeña mesa improvisada, disfrutando de la sencilla comida que él había preparado. Aunque no era nada espectacular, la comida tenía un sabor casero que llenaba el estómago y reconfortaba el alma. Hestia sonrió con entusiasmo mientras comía, y Ceciro se sintió satisfecho de haber podido contribuir, aunque fuera de esta manera tan modesta.

Mientras terminaban de comer, Ceciro se limpió las manos y se volvió hacia Hestia. "Hestia, creo que es hora de que vaya al gremio a actualizar mis datos. Necesito formalizar mi registro para que todo esté en orden."

Hestia asintió, pero de inmediato su expresión se tornó más seria. "Ceciro, cuando vayas al gremio, no digas nada sobre tus habilidades. Al menos por ahora. Es importante que mantengas ciertas cosas en secreto hasta que entendamos mejor cómo funcionan y qué podrían significar."

Ceciro notó la preocupación en su voz, y aunque en su interior había considerado la posibilidad de usar sus habilidades para ganar ventajas rápidamente, entendió que era prudente seguir su consejo. El hecho de que Hestia, a quien apenas conocía, se preocupara por su bienestar de esa manera, tocó una fibra sensible en él. Sin pensar mucho, se acercó a ella y la envolvió en un abrazo cálido.

"Gracias, Hestia. No tienes idea de lo mucho que significa para mí que te preocupes así," dijo, con una sinceridad que incluso a él le sorprendió.

Hestia se quedó un momento en silencio, sorprendida por el abrazo inesperado, pero luego correspondió con una suave sonrisa. "Solo quiero que estés a salvo, Ceciro. Eres parte de mi familia ahora, y eso significa mucho para mí también."

Después de unos momentos, Hestia se apartó suavemente y lo miró con una expresión más ligera. "Bueno, no te quedes aquí tanto tiempo, ¿sí? Ve al gremio y haz lo que tengas que hacer. Yo voy a ir a ver a una amiga mía. Pero ten cuidado, ¿de acuerdo?"

Ceciro asintió y se levantó, listo para salir. "Lo haré. Y Hestia, gracias por todo. Nos vemos más tarde."

Mientras salía de la iglesia, Ceciro no podía dejar de pensar en lo afortunado que era de haber encontrado a alguien como Hestia. Aunque este mundo era desconocido y peligroso, al menos no tendría que enfrentarlo solo. Sin embargo, sabía que tenía que mantenerse alerta, y su habilidad de Mente de Jugador le recordaba que no debía dejarse llevar por las emociones. Había mucho en juego, y la única manera de sobrevivir y prosperar en este mundo era siendo inteligente, estratégico, y sobre todo, prudente.

Con esos pensamientos en mente, Ceciro se dirigió al gremio, listo para dar el siguiente paso en su nueva vida.

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Hephaestus se encontraba en su taller, concentrada en un proyecto delicado cuando sintió una presencia conocida detrás de ella. Sin voltear, reconoció los pasos ligeros y la energía vibrante que solo una persona podía tener: Hestia. La diosa del fuego, aunque enfocada en su trabajo, permitió una ligera sonrisa mientras daba la última forma a una espada ya casi terminada. 

"¿Qué te trae por aquí tan temprano, Hestia?" preguntó Hephaestus, su tono calmado, pero con una evidente curiosidad. 

Hestia, visiblemente emocionada, se acercó hasta quedar al lado de su amiga. Con una gran sonrisa, sus ojos brillaron mientras anunciaba la noticia que había guardado con tanto entusiasmo.

"¡He conseguido un miembro para mi familia!" exclamó Hestia, la emoción rebasando sus palabras.

Hephaestus detuvo sus movimientos por un momento, sorprendiéndose. Sabía lo mucho que esta noticia significaba para su amiga. Su familia había estado vacía durante mucho tiempo, a pesar de su ferviente deseo de reunir a una comunidad bajo su protección. Que alguien finalmente se uniera a ella era, sin duda, una victoria importante.

"Eso es increíble, Hestia," dijo Hephaestus con una sonrisa genuina mientras se quitaba el delantal de trabajo y dejaba la espada a un lado. "Me alegra mucho escucharlo. ¿Y quién es este aventurero que ha decidido unirse a tu familia?"

Hestia, con una sonrisa aún más amplia, explicó cómo había encontrado a Ceciro. Le habló de cómo lo había encontrado herido y lo había llevado al templo. De cómo, después de ayudarlo y cuidarlo, él había decidido unirse a su familia. La pasión en la voz de Hestia era inconfundible, y Hephaestus podía sentir la autenticidad detrás de cada palabra.

"Es alguien con un potencial increíble, lo puedo sentir. Estoy segura de que juntos, lograremos grandes cosas," dijo Hestia con determinación.

Hephaestus asintió, contenta por su amiga. Pero su naturaleza cuidadosa y protectora también le hizo formular una advertencia.

"Me alegra que finalmente hayas encontrado a alguien, Hestia, pero debes ser cautelosa. Las cosas no siempre son lo que parecen en Orario. Asegúrate de que esté comprometido contigo y tu familia."

Hestia, aunque comprendía la preocupación de Hephaestus, no dejó que eso apagase su entusiasmo. Sabía que Hephaestus solo quería lo mejor para ella, pero en su corazón, sentía que había hecho la elección correcta. Además, después de tanto tiempo sola, era un riesgo que estaba dispuesta a tomar.

"Lo sé, Hephaestus. Y agradezco tu consejo. Pero tengo un buen presentimiento sobre él," respondió Hestia con firmeza.

Hephaestus, al ver la convicción en los ojos de su amiga, decidió no insistir más. En lugar de eso, optó por apoyarla, como siempre lo había hecho.

"Entonces, en ese caso, espero que todo salga como esperas. Si necesitas algo, ya sabes dónde encontrarme," dijo Hephaestus, mientras volvía a ponerse el delantal.

Hestia asintió, agradecida, y tras un breve intercambio más de palabras, decidió retirarse, no sin antes agradecer nuevamente a su amiga por siempre estar allí para ella. Mientras Hestia se alejaba del taller, Hephaestus la observó, deseando en su corazón que todo fuera tan bien como ella lo imaginaba. Pero una ligera preocupación permanecía en su mente, aunque confiaba en que su amiga tenía la suficiente sabiduría para manejar cualquier situación que surgiera.

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Ceciro llegó al gremio con la determinación clara en su mente. Sabía que la clave para su supervivencia y crecimiento en este mundo estaba en aprovechar al máximo cada oportunidad. Al entrar, su mirada se encontró con la de Misha, su asesora asignada por el gremio. Ella era una joven con cabello rosado y una expresión amable, siempre dispuesta a ayudar a los aventureros novatos.

"Buenos días, Misha," saludó Ceciro, tratando de sonar casual. 

"Buenos días, Ceciro. ¿Cómo te ha ido?" preguntó Misha con una sonrisa.

Ceciro asintió y comenzó a explicarle sobre su reciente unión a la Familia Hestia. Misha lo escuchó con atención, aunque su sorpresa era evidente. No muchos aventureros se unían a una familia tan pequeña y desconocida como la de Hestia. Después de todo, la mayoría buscaba familias más establecidas que pudieran ofrecerles mayores recursos y beneficios.

"Entiendo. Entonces, ¿quieres actualizar tus datos y comenzar a aventurarte en el dungeon?" Misha le preguntó, un toque de preocupación en su voz. "Recuerda que el dungeon no es un lugar para tomarse a la ligera, especialmente para alguien nuevo."

Ceciro asintió, aunque en su mente, su enfoque estaba en una sola cosa: obtener más poder. Cuanto más rápido avanzara, mejor. Después de todo, su sistema y las habilidades que estaba desarrollando le daban una ventaja significativa. Si jugaba bien sus cartas, podría avanzar más rápido que cualquier otro aventurero novato.

"Lo tengo en cuenta. Solo actualizaré mis datos y estaré en camino," respondió Ceciro con una sonrisa que, si bien parecía sincera, escondía su verdadera motivación.

Misha asintió y procedió a realizar la actualización en el sistema del gremio, registrando oficialmente a Ceciro como parte de la Familia Hestia. Después de completar el proceso, ella le entregó los papeles correspondientes y algunas recomendaciones sobre cómo empezar en el dungeon.

"Cuídate, Ceciro. Si necesitas algo, siempre puedes venir a verme," dijo Misha con una genuina preocupación.

Ceciro asintió, pero su mente ya estaba en otra parte. Apenas salió del gremio, sus pensamientos estaban centrados en su próximo objetivo: el dungeon. Sin perder tiempo, comenzó a correr hacia la entrada del dungeon, su corazón palpitando con la emoción y la anticipación de lo que estaba por venir.

Mientras corría, de repente escuchó un familiar "Ding" resonar en su mente. **[Has adquirido una nueva habilidad: Correr (Nivel 1)]**. Ceciro sonrió para sí mismo, satisfecho con el progreso que estaba haciendo.

Pero antes de que pudiera asimilar completamente esa notificación, un segundo "Ding" sonó, esta vez con un mensaje mucho más interesante. 

**[Misión del Sistema: Completa el Segundo Nivel del Dungeon]**

La misión estaba clara: tenía que abrirse camino hasta el segundo nivel del dungeon y superarlo. Sabía que no sería fácil, pero también sabía que las recompensas valdrían la pena. Con su habilidad de jugador y las otras ventajas que poseía, estaba más que dispuesto a aceptar el desafío.

**"El primer paso hacia el poder verdadero,"** pensó Ceciro mientras apretaba el paso, su determinación reforzada por la misión que ahora tenía. Las posibilidades de lo que podría obtener lo motivaban más allá de cualquier temor o duda. 

Con una mente enfocada y su nuevo objetivo en vista, Ceciro se dirigió con rapidez hacia el dungeon, listo para enfrentar los desafíos que se interpondrían en su camino hacia la cima.

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Hum...

Maizuky_Nichancreators' thoughts