—¡Una novata como tú tal vez ni siquiera valga diez millones! —dijo la mujer.
Cuando Connor escuchó esto, se quedó instantáneamente sin palabras. Rápidamente sacó su teléfono y marcó el número de Thomas Morgan.
Unos minutos después, Connor le pidió a Thomas que transfiriera 10 millones de dólares a la cuenta bancaria de la mujer.
La mujer no continuó atacando a Connor, en cambio, se dio la vuelta y se preparó para irse.
—Por cierto, ¿cómo te llamas? —Connor gritó a la espalda de la mujer.
—¡No necesitas saberlo! —respondió la mujer con indiferencia.
—Ya que eres una asesina, ¿eso significa que siempre y cuando te dé dinero, puedes ayudarme a matar gente? —Connor preguntó de nuevo.
—No acepto cualquier misión. Solo mato a los que merecen morir —respondió la mujer.
—¿Por qué no me dejas tu información de contacto? Si tengo negocios en el futuro, puedo contactarte... —Connor gritó.
Cuando la mujer escuchó las palabras de Connor, sonrió con desdén y se dio la vuelta para irse.
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