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Numb |MIKE SHINODA|

Las amistades verdaderas son inquebrantables. No importa cuánto tiempo pase, o cuanta distancia los separe, la amistad seguirá existiendo. Ese tipo de amistad tenían Hannah Donovan y Chester Bennington. Tras muchos años sin verse, deciden reencontrarse, y rápidamente Hannah se verá envuelta de regreso en la vida de Chester, y todos quienes lo rodean. Entre esas personas está Mike Shinoda, compañero de banda y prácticamente hermano de Chester. Hannah tiene metas definidas para su vida, pero estas se verán cada vez más inalcanzables a medida que el tiempo avanza, y ella se ve involucrada en la vida de Mike, quien no lleva una vida fácil.

xlildixonx · Teen
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44 Chs

38.

Una vez fuera del hospital, yo detuve mi andar.

- No puedo creer lo que acaba de pasar.- dije, con una mezcla de confusión y enojo en mi.

- Ignora todo lo que dijo, me aseguraré de que no pueda trabajar más aquí.- respondió Mike. Yo me acerqué a él y posé ambas manos sobre sus hombros, negando con la cabeza.

- No pierdas tu tiempo en algo así. Son complicaciones innecesarias. Estoy segura de que alguien más se encargará de darle su merecido.- dije yo. Él suspiró; podía notar que aún estaba algo molesto.- debo ir al trabajo.- le recordé yo, a lo que él asintió. Ambos subimos a su coche, y él condujo hasta Adkins Inc.

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- ¿en verdad dijo eso?- preguntó Mary, con el mismo tono de incredulidad que yo tenía hace un rato.

- Lo sé, es de no creerse.- dije yo, tratando de que el enfado no volviera a surgir.- lo que más me preocupa de momento en realidad es buscar una nueva doctora de confianza.- añadí.

- Yo tengo una doctora de confianza. Es la que me acompañó durante mis tres embarazos.- dijo ella. Yo reí.

- Aún sigo sin comprender como hiciste para tener tres hijos.- hablé yo. Ella hizo un gesto de mano, como si estuviera restándole importancia.

- Es pan comido.- dijo, para luego acompañarme en la risa.- te enviaré su número.- dijo ella, y yo asentí.

- Gracias, Mary.- agradecí con una sonrisa.

- No hay de que.- negó con la cabeza.- ¡oh! por cierto, olvidé decirte que me ha encantado tu vestido de bodas. Te lo habría dicho antes pero no nos hemos visto luego de la celebración. Estaba esperando ansiosa que volvieras a trabajar. Ya te extrañaba.- dijo ella, y sus palabras me enternecieron.

- ¡Mary! ¿cómo eres tan dulce?- pregunté con una enorme sonrisa.

- Lo aprendí de ti.- respondió, a lo que yo reí, dudando de que eso sea cierto.- aunque debo añadir que tu marido no se queda atrás.- comentó. Yo la observé con el ceño fruncido.

- ¿a qué te refieres?- pregunté.

- Pues, se veía bastante guapo en traje, ¿no crees?- dijo. Yo formé una expresión de asombro, para luego estallar en una carcajada.

- ¡Mary!- dije entre risas, sin poder creerlo.

- ¿qué? yo solo digo la verdad.- dijo, lo cual me provocó más risas.- aunque no debes preocuparte. Es tuyo y solo tuyo. Además, ya sabes que yo tengo ojos para mi amado solamente.- añadió. Yo dejé de reír y la observé.

- ¿cómo anda Mark, a todo esto? hace tiempo que no lo mencionas.- pregunté curiosa.

- Pues, el halago del vestido venía por algo.- dijo ella, para luego observarme, como si esperara que dedujera algo. Yo traté de entender, hasta que mi cabeza comprendió todo sin esfuerzo. Mis ojos se abrieron notoriamente.

- ¡Estás de broma!- exclamé yo. Mary hizo una cara de suspenso, para luego sonreír.

- ¿alguna sugerencia para futuras bodas?- preguntó. Yo solté un agudo grito de emoción, a lo que Mary cerró los ojos, algo aturdida, para luego reír ante mi conducta.

- ¡cuéntame todo! ¿cómo sucedió?- pregunté, apoyando mi cabeza en mis palmas, totalmente curiosa.

- A decir verdad, fue algo estúpido.- dijo, tratando de contener la risa.- estábamos en una reunión familiar, y él se levantó para servirme otra copa de vino, pero noté la pequeña cajita caer de sus bolsillos.- explicó, con la risa amenazando con salir.- él se apresuró a tomarla y guardarla nuevamente en sus bolsillos, pero su padre gritó: ¡ya lo arruinaste, ahora dile!- terminó de contar, dejando salir la carcajada. Yo también reí, incrédula de cómo se había dado la situación.

- Al menos tuvo las mejores intenciones.- dije cuando nuestra risa cesó. Ella asintió con la cabeza.

- Lo sé.- dijo.- entonces, ¿alguna recomendación de tienda de vestidos?- me miró, a lo que yo sonreí maliciosamente.

- Por supuesto, pero no irás a ninguna sin mi.-