27.

Terminé de vestirme y me miré al espejo. No solía llevar negro, y pensar en el motivo detrás del vestido que llevaba puesto me revolvía el estómago. Suspiré y me dirigí a la sala de estar, en la cual se encontraba Mike, esperándome. Me acerqué a él y lo observé.

- ¿todo en orden?- pregunté, a lo que él asintió una vez con la cabeza.

- Vámonos, llegaremos tarde.- dijo él. Ambos nos dirigimos al coche y Mike condujo hasta el cementerio. Una vez que llegamos, saludamos a los chicos y nos colocamos al frente de todo. Yo bajé la vista al ataúd, e instantáneamente sentí el nudo en mi garganta crecer. El cura comenzó a hablar, y yo no pude contener las lágrimas. Mike me rodeó con un brazo, y yo apoyé mi cabeza en su pecho. Luego de que el cura terminara con las bendiciones, yo pasé al frente.

- Primero que nada, quiero agradecerles por haber venido.- comencé.- Chester era mi mejor amigo. Sabía todo de él, y él sabía todo de mi. Sabía que no importase lo que pasara, él siempre estaría ahí para mi. Y sé que todos ustedes son a quienes Chaz...- mi garganta se cerró por completo, y yo me cubrí el rostro. Intenté seguir hablando, pero por alguna razón, cada vez que intentaba decir el tan familiar apodo que le había dado, no podía emitir sonido.

- Lo siento, no puedo hacer esto.- dije finalmente, para luego voltearme para tratar de calmar mi llanto.

Mike se acercó a mi y me abrazó.

- Tranquila, yo sigo por ti.- me susurró, a lo que yo asentí, y me dirigí a mi anterior lugar, junto a Rob y a Joe.

- Lo que Hannah intentaba decir es que ustedes son las personas que Chester más adoraba. Y por eso es nuestra obligación asegurarnos de que su legado se mantenga vivo, y de hacerlo orgulloso cada día de nuestras vidas.- Mike terminó por mi, y volvió a mi lado.

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Una vez que el funeral terminó, Mike y yo volvimos a casa. Una vez dentro, yo me dejé caer sobre el sofá; estaba exhausta. Mike se detuvo en medio de la sala de estar, y yo lo observé.

- ¿qué sucede?- pregunté, pero él no respondió. Yo me levanté y caminé hacia él.- Mike.- llamé, pero él mantuvo la vista baja.- cariño.- llamé una vez más, y esta vez él levantó la cabeza. Noté al instante que quería llorar.- no te retengas.- dije simplemente, y esas tres palabras bastaron para que él rompiera en llanto. Nuevamente bajó la cabeza, como si estuviera avergonzado de que lo viera tan vulnerable.- está bien llorar, Mike. Debes hacerlo.- hablé en un tono tranquilo, para luego abrazarlo. Él me rodeó con sus brazos y me apretó fuerte. Yo no dije nada, simplemente dejé que se descargara.

Nos quedamos de pie, abrazados durante un buen rato, y cuando finalmente se calmó, nos sentamos en el sofá.

- ¿qué van a hacer con respecto al tour?- pregunté.

- Honestamente, no lo sé.- respondió él. Yo asentí una vez con la cabeza, indicando que no necesitaba dar más explicaciones.