¡Amuleto!

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En ese momento, en el vasto universo, una enorme flota se movía rápidamente hacia el planeta Haijiao. Qi Yaoyang estaba sentado en el casco de la nave de mando. Parecía tranquilo, pero su corazón estaba en un desastre.

Al igual que Ling Xiao, quería salvar a su hijo. En la superficie, parecía haber roto los lazos con su hijo porque su hijo había entrado en la 23º división sin su permiso. De hecho, tanto él como Ling Xiao sabían que todo eso era un acto, hecho para evitar que el Tercer Mariscal sospechase la relación entre ellos. Entre sus tres hijos, amaba más a Qi Long.

—Ling Xiao, ¿qué demonios es el amuleto que mencionaste? —murmuró para sí mismo. Recordó la reunión secreta que tuvo con Ling Xiao hace dos semanas después de que terminó la conferencia.

—Ling Xiao, ¿por qué anunciaste a todos que Ling Lan es tu hijo? ¿No te preocupa que después de que se exponga la identidad de Ling Lan, corra más peligro?