Estableciendo un campamento en las colinas cercanas a la capital, Shiro miró la ciudad a través de sus orbes y no pudo evitar fruncir el ceño.
Como si fuera un apocalipsis zombi, todos los residentes en la ciudad se habían convertido en esas monstruosidades que vagaban por las calles.
La ciudad, que una vez fue bulliciosa, ahora estaba silenciosa pues el único sonido que podían escuchar era el gruñido ocasional de los monstruos.
Ubicado en el centro de la ciudad, había un nido de cierta forma ya que había cientos de miles de entradas a túneles que conducían profundamente bajo tierra.
Desafortunadamente para ellos, parecía que el jefe estaba ubicado en lo profundo de la tierra.
—Entonces, ¿cómo deberíamos abordar esto? —preguntó Shiro mientras miraba hacia Kuromi.
—Hm… Yo diría que queremos limpiar una parte de la ciudad primero o de lo contrario podríamos quedar rodeados si el jefe los llama cuando estemos luchando.
Support your favorite authors and translators in webnovel.com