—¿Cuál es la ocasión? —preguntó Noah mientras se masajeaba las sienes. La mano que sostenía al lagarto gigante se elevó como si no llevara nada, dando origen a una escena peculiar.
Los tres ejércitos miraron a Noah con incredulidad. Los ojos de los expertos subían y bajaban mientras seguían los movimientos del cadáver de la bestia. Algo les decía que Noah había olvidado que llevaba consigo una criatura tan grande.
Noah había llegado allí con prisa pensando que algún evento significativo había causado la reunión de tantos expertos, pero no podía ver nada valioso en la región.
Lo que una vez había sido un pantano venenoso se había convertido ahora en una región maloliente con suelo marrón que emitía sombras púrpuras. Plantas peculiares y extrañas crecían allí, y una estructura de investigación se erguía en la distancia. Sin embargo, Noah no sentía nada que justificara una batalla tan masiva.
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