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LA RECETA DE 3 MINUTOS DE RUDEUS

La Receta de Tres Minutos de Rudeus

Ruijerd y Eris dijeron que era hora de pensar sobre la cena y fueron a cazar Tortugas

Gigantes. En el Continente Demoniaco, el cual estaba lleno de carnívoros, se decía que las

Tortugas Gigantes tenían la carne más sabrosa. Eso las convertía en una fuente de comida de

primer nivel.

Aunque yo simplemente no podía disfrutar su carne. Era fibrosa comparada a la carne

de ave, además de que tenía un hedor fuerte que era particular de los animales de caza. Para

colmo, y no podía evitar mencionarlo, era difícil de digerir.

Pasaba cada día teniendo problemas para hacer de la carne de Tortuga Gigante una más

apetitosa. Permítanme describir los esfuerzos de hoy. Primero que nada, los ingredientes:

- [Carne de Tortuga Gigante]

- [Hierbas y vegetales del Continente Demoniaco]

- [Grasa de Pez de Patas Grandes]

- [Especias]

Escogí cosas que puedes comprar en prácticamente cualquier ciudad. Después de todo,

este viaje sería uno largo. Cada región vendía sus propios vegetales, así que no fui

quisquilloso sobre cuáles comprar.

El Pez de Patas Grandes podía ser encontrado en cualquier masa de agua del continente.

Eran criaturas anfibias que se veían como peces globo con patas espeluznantes. Sus cuerpos

venenosos hacían que su carne no fuera apta para el consumo, pero los depósitos de grasa

sobre sus espaldas eran seguros para pulir equipo y esas cosas. Podías comprar Peces de Patas

Grandes por algunas monedas en el Gremio de Aventureros. También se vendían en los

mercados, donde yo había comprado algunos.

Ahora bien, pasemos a la etapa de preparación de la comida. Los pasos eran:

1. Cortar las hierbas en trozos muy finos y saltearlas en la grasa del Pez de Patas

Grandes. Las hierbas tienden a tener un sabor amargo y astringente sin cocinar,

haciéndolas poco apetecibles, así que primero sofreírlas junto a los vegetales. ¡Con

algo de suerte eso sacará su dulzor e intensidad!

2. Cortar la carne de Tortuga Gigante en pequeños pedazos y golpearlos suavemente.

La carne es dura y fibrosa; para combatir eso, picarla y suavizarla.

3. Mezclar la carne de Tortuga Gigante suavizada con las hierbas y vegetales sofritos,

rociar especias, y amasar la mezcla, sazonando cuando sea necesario. Luego

transferir todo a un pocillo o algo parecido y amasarla cuidadosamente una vez más.

4. Concentrar la mezcla a mano: tomen un puñado de carne amasada, vegetales, y

hierbas y arrójenlas entre sus manos como si estuvieran jugando a atrapar la pelota,

asegurándose de compactarla. De otra forma, la carne podría agrietarse mientras la

cocinan, derramando los jugos.

5. Cocinen todo directamente sobre el fuego, ya que en el Continente Demoniaco no

hay utensilios de cocina como las sartenes. Pude haber fabricado una sartén, pero

esta vez, decidí cocinar todo sobre un objeto con forma de red. Después de todo, un

hombre de verdad cocina directamente sobre las feroces llamas. Yo definitivamente

no era demasiado flojo como para salir con algo mejor, claro que no.

Una vez que la carne esté bien asada en el medio, ya es momento de servirla. El

Continente Demoniaco no tenía buenos condimentos como las salsas, así que simplemente

empezamos a comer.

"Esto sabe bien," dijo Ruijerd.

"Sabe genial," agregó Eris.

Estos dos decían que todo lo que comían era bueno, así que, si bien apreciaba sus

opiniones, decidí ignorarlas. Es decir, ellos probablemente habrían comenzado a masticar la

carne cruda y dirían que les gustaba, pero mi paladar selectivo me diferenciaba de ellos.

Bueno, es hora de probarla.

Lo primero que noté cuando le di un mordisco fue el sabor de la grasa de Pez de Patas

Grandes llenando mi boca. Un sabor intenso como alcohol industrial atacó mi nariz y llegó a

mi cabeza, amenazando con dejarme ciego. Era difícil creer que era seguro comer esto.

Los jugos escurrieron cuando llegué al medio. Apestaban, y pude darme cuenta de

inmediato de que las hierbas y especias habían sido completamente inútiles. Los vegetales

crujieron dentro de mi boca; cada vez que masticaba, el sabor era indescriptible. No pude

evitar fruncir el ceño y hacer una mueca.

Básicamente, mi veredicto era…

¡Esto sabe a mierda!

Mis días de comer platillos deliciosos todavía estaban muy lejos.