Charla Íntima
Esto ocurrió no mucho después de que el nombre de Sylphie cambió de solo Sylphiette
a Sylphiette Greyrat.
"Oye, Rudy, ¿qué historia me vas a contar hoy?"
Últimamente, después de que ella y Rudeus intimaban, Sylphie disfrutaba recostarse en
la cama con él y escuchar sus historias.
Ellos habían desarrollado este ritual después de hacerlo varias veces. Todo comenzó
cuando Sylphie dijo, "Quiero que me cuentes sobre tus aventuras, Rudy."
A pesar de que las historias eran interesantes y entretenidas para Sylphie, le tomó
bastante tiempo reunir el coraje para pedir esto. Rudeus tendía a no hablar mucho de sus
experiencias anteriores a la Universidad de Magia. Y Luke le había dicho, "No culpes a un
hombre si es un poco apático después de hacerlo. No es una señal de que no te ame."
Por supuesto, Rudeus era todo menos apático. De hecho, él con frecuencia abrazaba
gentilmente a Sylphie después del acto. Eso fue lo que la llevó a acurrucarse contra él y
realizar su solicitud.
Rudeus al principio se veía reacio, pero no dudó en susurrar su respuesta: "Bueno, lo
haré."
Él empezó a contarle a Sylphie sobre sus viajes junto a Eris y Ruijerd. A partir de su
relato, los tres habían sido muy unidos.
Eso le hizo preguntarse a Sylphie por qué ella no había podido estar ahí para Rudeus.
¿Por qué Eris lo había abandonado después de pasar tanto tiempo íntimo con él? La razón
principal por la que Sylphie podía controlar su complicada mezcla de enojo y celos era sin
duda debido a que Rudeus le contó todo eso en la cama. Era su charla íntima.
"Um…"
Un día, Rudeus se quedó sin historias sobre sus viajes. Él estaba condenado a llegar a
ese punto; las contaba constantemente, y solo tenía dos años de anécdotas. A Rudeus también
se le terminaron las historias que escuchó en el camino.
Aun así, Sylphie volvió a solicitar una historia la siguiente vez. No era porque ella estaba
ansiosa de verlo tratar de pensar en una ni nada parecido. La solicitud simplemente se escapó
de su lengua, ya que las historias se habían convertido en un ritual.
En ese punto, Rudeus tuvo que pensar, y decidió que lo mejor era contar historias
ficticias. Estas historias eran entretenidas a su propia manera, e inspiraban a Sylphie a
continuar la tradición. En ocasiones, los argumentos eran incoherentes, pero cuando ella
reflexionaba sobre cómo Rudeus se estaba esforzando en esto, ella encontró encantadores
todos los errores.
Fascinaba a Sylphie que Rudeus fuera tan considerado en formas tan sutiles y pequeñas
en un momento donde un hombre normalmente se ocultaría dentro de sí mismo. Ella no
quería que él la odiara, y ciertamente no quería que su egoísmo lo asfixiara, pero durante ese
momento —y solo ese momento— ella se permitía ser mimada.
"Bueno. Permíteme contarte sobre una historia que sucedió hace mucho, mucho
tiempo…"
Rudeus
Estaba en un aprieto.
Todo fue debido a que había pasado cada noche con Sylphie. Esperen, permítanme
corregir eso, en caso de que tuvieran la impresión equivocada. Yo no tenía problemas con
nuestra vida íntima. De hecho, últimamente cada día se sentía como el mejor día de mi vida.
No era exagerado decir que estaba en mi punto más alto. Nada de cuando sufría DE se le
acercaba a esto. Yo cada día me regocijaba en la sensación de saber que alguien me amaba.
El problema era la charla íntima que ocurría después del sexo. Por alguna razón, Sylphie
seguía pidiéndome fervientemente que le cuente historias.
Para ser franco, yo fui quien lo comenzó al contarle sobre lo que ocurrió después de que
me fui de la Aldea Buena, y sobre mis viajes después del Incidente de Desplazamiento. Sin
embargo, incluso después de que terminé de contar eso, ella siguió rogando por historias, lo
cual inevitablemente me llevó a quedarme sin material. De hecho, cuando ella me dijo, "No
tiene que ser sobre tus viajes. Solo cuéntame una historia," yo comencé a ofrecer puras
tonterías.
Por supuesto, obligar a Sylphie a escuchar mis narraciones mediocres no era justo para
ella, así que estos días yo había estado visitando la biblioteca en busca de historias heroicas
y fantasías adecuadas. Aun así, incluso ese pozo se estaba secando.
"¿Y ahora qué hago…?"
Yo quería que tuviéramos la mejor charla íntima posible. A pesar de que era algo de lo
que yo sabía poco, tenía una teoría sobre que algunas mujeres le daban un gran significado a
las interacciones antes y después del sexo. Yo no quería abrumar a Sylphie con mi lujuria,
solo para que la claridad posterior al sexo me convierta en un sujeto apático. Su amor por mí
desaparecería.
Por supuesto, dudaba que Sylphie quisiera un divorcio si yo arruinaba una charla íntima,
pero era importante mantener un registro positivo. Era por eso que el día de hoy yo como
siempre estaba en la biblioteca, mirando hacia los lomos de los libros en busca de buen
material.
"Hola, Rudeus, ¿qué haces? Te ves preocupado." Cliff de casualidad me habló durante
mi predicamento.
"Ah, no es nada. Solo estoy buscando algo de literatura para usar como referencia." Yo
inventé una excusa, ya que no quería filtrar los detalles de mi vida marital a otras personas.
Entonces se me ocurrió. Este hombre era un dios del sexo. Elinalise lo dejaba seco cada
noche, y vivía para contar la historia. Era posible que Cliff, a causa de su amor sin fin por
Elinalise, hubiese dominado el arte de las charlas íntimas.
"De hecho, um, Cliff, quiero hacerte una pregunta directa…"
"¿De qué se trata? ¿Es sobre algo en lo que te puedo ayudar?"
"Sí. Es algo en lo que diría que tienes mucha más experiencia que yo."
"¿D-de verdad? Escuchar eso de ti me pone nervioso. ¿A qué te refieres? ¿Sanación?
¿Barreras?"
"¿Sobre qué hablas con Elinalise después de tener sexo?"
Cliff hizo una mueca horrible. Sin decir palabra alguna, él se dio la vuelta y trató de huir
de la escena.
Bueno, sí, eso había sido indiscreto de mi parte. Yo no quería filtrar los detalles de mi
vida marital a otras personas, y él tampoco quería hacerlo. Sin embargo, justo cuando
reconocí mi error, Cliff se detuvo de golpe y se dio la vuelta de una forma muy mecánica.
"Bueno, si reuniste el valor para preguntar eso, debe ser importante."
"Sí, para mí lo es."
"Cuéntame los detalles."
"Bueno. Verás…"
Cliff escuchó mi dilema con una expresión sombría en su rostro. Eventualmente, esa
expresión pasó a ser una de incerteza.
"Es por eso que quería saber sobre qué hablan ustedes," finalicé.
"Lise habla sobre lo que le gusta de mí, y lo que yo estaba haciendo durante el sexo."
"¿Y de qué hablas tú?"
"¿Yo? Bueno, yo…"
"No, eh, no tienes que darme todos los detalles." Supuse que él se ocultaba como una
tortuga. La claridad posterior al sexo era así para muchas personas, y en el caso de Cliff, su
cuerpo probablemente también estaba lidiando con una simple fatiga. "Estoy seguro de que
para todos es igual. En fin, estoy buscando historias entretenidas para satisfacer a Sylphie."
"Ya veo. Si se trata de eso, no me molesta ayudar," dijo Cliff.
Él me contó tres historias completas que había escuchado de un aventurero hace mucho
tiempo. Genial. De seguro era bueno tener amigos. Iría a casa, retocaría las historias de una
forma interesante, y complacería a mi esposa de noche con historias frescas.
Pero entonces Cliff sacudió su cabeza. "No. Esas no son suficiente."
"¿Qué? ¿Tú crees?"
"Esas historias que te conté son cosas que le pasarían a prácticamente cualquier
aventurero, ¿sabes?"
"Bueno, sí. ¿Cuál es el problema?" Las tres historias eran entretenidas.
"Tú fuiste un aventurero, así que probablemente experimentaste cosas similares."
"Mmm…"
Ahora que él lo menciona, sí. Las tres historias eran algo así como, "La solicitud del
cliente era confusa, y casi fuimos asesinados, pero algo milagroso nos salvó." Eso era algo
muy común para los aventureros, y no sería una exageración llamarlo una ocurrencia del día
a día. Yo había escuchado historias similares durante mi tiempo como aventurero y yo mismo
había experimentado escapar de las garras de la muerte. Eran particularmente comunes en
sucursales del gremio con una recepcionista ausente, convirtiéndolas en algo así como un
chiste interno de los aventureros.
"Bueno, supongo que tienes razón."
"¿Ves?" Cliff se aferró a mi afirmación. "Así que estuve pensando. En vez de historias
comunes como las mías, tal vez debes buscar leyendas genuinas."
"¿Leyendas genuinas…?"
¿De qué estaba hablando? ¿Acaso quería que yo me adentrase a un laberinto inexplorado
y solo regresara después de explorarlo por completo? ¿O derrotar a un rey demonio
conspirando para dominar el mundo, para luego aventurarme dentro del inframundo para
derrotar al verdadero rey demonio y convertirme en el ancestro de los héroes que aparecerán
en la próxima novela?
"Voy a descartar cualquier cosa peligrosa," dije.
"No es peligroso. Solo necesitas visitar al rey demonio."
Así que era peligroso. El rey demonio del inframundo sanaba su VIT cada turno. Él sería
difícil de derrotar para dos magos.
Esperen, ¿el rey demonio?
"Estoy seguro de que Badigadi tiene muchas historias interesantes que contar," dijo
Cliff.
"Ah. Ahora lo entiendo."
Eso parecía plausible. Ya que él había vivido decenas de miles de años, el rey demonio
probablemente tendría historias geniales bajo la manga. Y el propio Badigadi parecía ser de
la clase de hombre que podía dar una buena historia.
"¿No sientes curiosidad también? ¿Sobre qué clase de historias conoce el rey demonio
Badigadi…?"
"Sí, siento curiosidad."
La curiosidad pura llenaba mi corazón, dejando de lado el tema de Sylphie. Bueno, las
leyendas de este mundo generalmente no eran ficción, lo cual las hacía interesantes. Algo
sobre las historias con aire de fantasía que eran potencialmente reales despertaban algo en
mí. Este era un mundo donde una emperatriz demonio podía darte un ojo con poderes
mágicos, y un castillo flotaba en el aire, ¿saben? Yo estaba en la edad justa en la que mi
corazón saltaría ante la idea de estar frente a frente ante una leyenda. Después de todo, yo
era joven.
(No mencionaré que, cuando estaba frente a esas leyendas, yo usualmente terminaba
decepcionado. Como cuando me encontré con esa niña que se quejaba sobre tener hambre en
ese callejón…)
En fin, las leyendas de la vida real eran diferentes a aquellas que yo veía en la biblioteca,
o creadas para hacer volar la imaginación. Algo así como tener un estómago aparte para los
postres.
"Él con frecuencia está en una taberna, sin importar la hora," destaqué.
Sin más preámbulos, Cliff y yo nos dirigimos hacia la taberna que frecuentaba Badigadi.
***
El Rey Demonio operaba bajo una escala del tiempo vastamente diferente a la de
nosotros. Cuando él empezaba a beber, era conocido por hacerlo por diez días y diez noches.
Las personas eran libres de unirse o irse de sus fiestas en cualquier momento. Todo lo que
ellas tenían que hacer para encajar era cantar y hacer algo de ruido.
Nadie sabía lo que Badigadi hacía con su tiempo aparte de eso. Él técnicamente era un
empleado de la Universidad de Magia; tal vez debido a eso, en ocasiones aparecía frente a
los estudiantes en momentos extraños y daba consejos. Él lo llamaba la sabiduría del rey
demonio… a pesar de que en su mayoría eran cosas que te diría tu abuela.
Badigadi estaba feliz de vernos. Él se acercó corriendo y tomó una jarra de su bebida.
"¡Buajajaja! ¡Así que vinieron aquí a verme! ¡Bueno, no tengan miedo de beber!" Él sonrió
mientras escuchaba nuestras preocupaciones. "¿Deseas que te cuente una historia especial?
Muy bien. Antes del comienzo de la Segunda Gran Guerra entre Humanos y Demonios, yo
no era más que un estúpido rey demonio que no sabía nada del mundo. Kishirika me trajo
una araña inusual…" comenzó Badigadi con gusto, pero se detuvo abruptamente en medio
de su historia. "No. ¡Hay una historia mejor que cualquier cosa que yo haya experimentado!"
"Soy todo oídos," dije.
"¡En vez de contar una historia que escuchaste de otro, dejarás una huella mayor con una
historia forjada a partir de tus propias experiencias! Si te diriges directamente hacia el norte
de aquí, hacia el Mar del Norte, y luego navegas incluso más al norte, te encontrarás con la
Isla Acaholt. Ahí hay un lugar llamado Colina Luta."
El Mar del Norte… Él lo hizo sonar como si estuviera a la vuelta de la esquina, pero
estaba bastante lejos.
"Las flores que florecen ahí emiten una luz gentil, como la luz de la luna. Esas flores no
se marchitan, incluso después de miles de años. Son un símbolo de amor sobre la isla. Debes
tomar una de ellas. ¡Encontrarás muchas dificultades a lo largo del camino, pero
experimentarás una aventura digna de leyenda al superar cada desafío con tu sabiduría!"
Sí, es probable. El solo hecho de llegar al Mar del Norte tomaba varios meses. Ahí no
había un puerto, y la presencia de la gente del mar o gente pez —sea cual sea— hacía
virtualmente imposible cruzar, así que llegar a la Isla Acaholt tomaría un año. Para colmo,
para adquirir un barco para navegar, necesitarías forjar varias conexiones durante el viaje.
Yo no tenía idea de dónde estaba la Colina Luta, pero necesitarías reunir los miembros
de grupo correctos para navegar la zona, y asegurarte de realizar los preparativos apropiados.
En resumen, durante el tiempo necesario para tomar una flor, de seguro ocurrirían algunos
eventos dramáticos.
Bueno, esa de seguro sería una aventura épica. Tenía el potencial de ser una historia
interesante.
"Ya veo…" Los ojos de Cliff brillaban. Yo siempre había tenido la impresión de que él
era un realista, pero poseía un sorpresivo amor por la aventura. "Rudeus, tú eras un
aventurero de rango A, ¿cierto?"
"Sí, por un tiempo lo fui."
Después de una pausa, él preguntó, "¿Crees poder hacer ese viaje?"
"Mmm. No diría que es imposible, pero… ¿de verdad quieres ir?"
"Iría para demostrar mi verdadero amor por Lise." Ese era nuestro Cliff. Un hombre
entre hombres.
Pero… hmm. ¿Cómo lo digo? Algo al respecto se sentía fuera de lugar para mí. Es decir,
sí, si me dijeran que debía ir a recoger un ramo de flores para Sylphie como prueba de mi
amor, seguro, podía hacerlo. ¡No tendrías que decírmelo dos veces! Pero, bueno… algo me
decía que no se trataba de eso. No podía explicarlo muy bien.
"¡Buajajaja! Dicho eso, deberían aceptar una pizca de conocimiento de mí, el Rey
Demonio que todo lo sabe."
"Vamos a escucharlo."
"¡Piensen cuidadosamente sobre su objetivo antes de aventurarse en un viaje! ¡Buajaja!"
Cliff miró hacia Badigadi con sorpresa ante esas palabras. Al ser tan inteligente como
él, esas simples palabras probablemente llevaron a Cliff hacia lo que me estaba molestando.
Yo también me di cuenta.
"Se lo agradezco mucho, Su Majestad," dijo Cliff después de una respetuosa pausa.
"¡De nada! ¡Vengan conmigo cuando tengan otras preocupaciones! ¡Y traigan algo de
alcohol del bueno la próxima vez! ¡Buajajajaja!"
Nos fuimos de la taberna, con la risa del Rey Demonio resonando detrás de nosotros.
***
Esa noche, mientras Sylphie descansaba su cabeza sobre mi brazo, yo le conté sobre los
eventos del día. "Y eso fue lo que ocurrió."
"Vaya… ¿Así que irás a buscar esas flores, Rudy?" preguntó Sylphie, sonando
preocupada.
"Claro que no," respondí inmediatamente.
"¿Por qué no?"
"Si quisiera mostrarte mi amor, hacerlo cara a cara de esta forma es mucho mejor."
"Jeje." Sylphie enterró su cabeza en mis brazos. Tal vez se sentía avergonzada, pero su
reacción francamente fue adorable.
"Aunque debo admitir que me quedé sin historias. ¿Puedo solo contarte cosas que
sucedieron últimamente?"
Tan pronto como dije eso, Sylphie dejó de presionar su frente contra mí. Ella miró arriba
hacia mí. Sus ojos me dieron una vaga idea de lo que ella estaba pensando, pero no lo sabía
con exactitud. "¿Oh? Tu amor solo llega hasta ahí, ¿Rudy? ¿Qué tal si digo que quiero una
flor?"
"Iré a conseguir una ahora mismo."
Ella rápidamente me detuvo. "¡E-espera! ¡Fue una broma! De seguro es difícil jugar
contigo…"
Yo no estaba tratando de ser despistado ni nada parecido, pero de verdad habría ido si
ella me lo pidiera.
"Sabes, es una lástima. Me gustaban tus historias, Rudy."
"Entonces trataré de hacer tiempo para acumular más."
"¿De verdad? Eres tan dulce."
Y así continuó la noche.
Al final, ir de viaje habría sido un medio, no un final. Mi objetivo era hacer feliz a
Sylphie. En vez de pasar meses fuera de casa y al final darle un raro regalo, era infinitamente
mejor pasar mis días charlando sobre cosas triviales con ella.
El conocimiento del Rey Demonio fue desperdiciado, pensé, mientras Sylphie y yo
pasábamos juntos otra noche, como cualquier otra.