Una bola de fuego cruza cerca de mi hombro, Lion intenta golpear con su puño de hielo el costado del rinoceronte, pero lo esquiva y se pone en posición de ataque; sus tres cuernos en la cabeza empiezan a ponerse rojos y tres bolas de fuego del tamaño de un balón vienen directo a nosotros.
—¡Por la izquierda! — grita desesperado Lion.
Esquivo en el último segundo ese ataque y creo un pequeño tornado lo suficientemente fuerte para sacar volando al rinoceronte. Antes que toque el piso, Lion carga de nuevo contra él, envolviendo todo su brazo derecho en hielo y con un golpe en el costado logra atravesar su cuerpo para así poder congelarlo desde adentro.
—…Lo conseguimos…—es lo único que puedo decir, el cansancio ya se nota en mi voz.
En los últimos días hemos estado peleando sin transformarnos, usando pura magia para mejorar nuestros ataques. El campamento ha crecido en estos cuatro meses, así que conseguir carne es una prioridad. El problema empieza cuando nuestros oponentes son por lo menos igual de fuertes que un hombre bestia, hay un par de humanos fuertes en el grupo, pero ellos solos apenas y consiguen derrotar a las ardillas o los mapaches, que suelen ser muy rápidos y en la mayoría de las veces embisten con fuerza. Lion y yo podemos soportar un impacto directo de esos, no salimos ilesos, pero podemos seguir peleando, los humanos por el contrario reciben demasiado daño, un golpe directo puede ser mortal.
Actualmente somos 90 personas, la mayoría sin familia y muchos hablan otros idiomas, así que ha habido algunos problemas de comunicación. Por otro lado, transformarnos ya no lo hacemos cerca del campamento o con gente viéndonos. Algunos hombres solo andan viéndome con morbo al desvestirme para no romper la ropa en la transformación. Lion normalmente no es celoso, pero tampoco es como si se quedara de brazos cruzados, les congela las piernas como castigo. Últimamente se la pasa sin camisa y anda en short, dice que es para transformarse rápido en caso de una emergencia, pero estoy segura que solo lo hace para intimidar.
Su cuerpo moreno y bien torneado fácilmente resalta entre todos los demás, es cierto que hay otros hombres de piel oscura, pero el destaca demasiado, ya sea por su gran altura o su cuerpo bien trabajado, además de las rastas que le cuelgan hasta la cintura y los colmillos que a veces sobre salen cuando habla.
Es curioso, aunque nos aceptaron como hombres bestias, nos ven raro en nuestras formas humanas, yo parezco asiática pero mis ojos son los de un tigre incluso sin transformarme, también mis uñas son un poco más largas que la media, además al igual que Lion soy alta y con un cuerpo atlético.
Por donde le busques, destacamos demasiado, lo cual empieza generar incomodidad en el grupo. Tener que desvestirnos a cada rato para no romper la ropa con la transformación, era normal, para nosotros en la comunidad rastafari.
Aquí las cosas cambian. Por eso tomamos la decisión de mejorar en la magia y fortalecer nuestros cuerpos humanos, ahora que tenemos enemigos fuertes. De esa manera, cuando usemos todo nuestro poder, será mayor, es una especie de entrenamiento a ciegas, apostamos todo a mejorar los aspectos más débiles para que se fortalezcan los aspectos más fuertes por inercia, esperamos que eso funcione para sobrevivir.
Tres rinocerontes se unen al ruedo, al parecer quieren vengar a su amigo caído.
Uso mi nueva habilidad para correr en el aire, creando pequeños escalones de viento y desde arriba suelto ráfagas brutales que levantan la tierra para crear una pared de polvo donde no puedan ver a Lion, que corre desenfrenado creando lanzas de hielo, que arroja sin misericordia a los tres rinocerontes.
Ellos contestan con bolas fuego en todas direcciones, quemado todo a su paso, si no los vencemos rápido es probable que incendien el lugar.
Bajo de nuevo y creo un tornado donde ellos se encuentran parados mientras Lion congela el aire del tornado para sepultar a los tres en un tempano de hielo en forma de espiral que se levanta diez metros hacia el cielo; en el centro hay tres rinocerontes de fuego congelados hasta la medula.
Volveremos por ellos al atardecer, hay que traer algunos del grupo para ayudar a cargar.
—Lila, ¿Qué habrá pasado con el sujeto que nos ayudó?
—Ni idea amor, supongo que también intenta sobrevivir en este sitio.
Platicamos mientras volvemos al campamento, cargando con uno de los rinocerontes que hemos seccionado en dos partes para que podamos cocinarlo con mayor facilidad.
Cuando entramos al bosque después del encuentro con ese hombre, notamos que había un olor muy poderoso, un depredador sin igual vivía allí. Después de comentar eso con el grupo decidimos no meternos y formamos un campamento a la orilla del río muy cerca del bosque, de esa manera tenemos acceso al agua, leña y algunas plantas comestibles.
Los humanos han entrado al bosque, pero suelen perderse fácilmente, así que solemos marcar en los árboles la ruta que deben tomar si se adentran a buscar plantas comestibles o leña. Es triste pero la mayoría de ellos jamás habían tenido que sobrevivir de verdad sin comida ni comodidades, lo cual implica un esfuerzo enorme, tanto físico como mental.
No los culpo, en la tierra todo estaba a la mano, pero ahora un encendedor, marca la diferencia entre morir de hambre y pasar frío, o comer por lo menos una vez al día y calentarte en las noches sin techo.
Cosas tan básicas como ir al baño se han vuelto un dolor de cabeza, ya que muchos que no pueden vivir sin papel higiénico; una cama con sabanas limpias o un cambio de ropa, aquellos que fue tan cotidiano, ahora solo son sueños lejanos.
Conseguimos curtir algunas pieles, pero seguimos sin tener suficientes para todos, además de que las peleas y los acosos nocturnos, van en aumento. Lion y yo lo hemos hablado mucho, si este grupo de desmorona, nos llevaremos a los niños y algunos jóvenes con nosotros dentro del bosque. Mientras sigamos río arriba supongo que estaremos bien.
Por el depredador, Lion y yo coincidimos recientemente que ese aroma puede ser del hombre que nos salvó antes, no podemos afirmar nada; arriesgarnos a esa posibilidad es una esperanza que nos mantiene todavía cuerdos. Solo entendemos que ese olor produce miedo, es como si fuera una extensión de su presencia y se arraiga en el bosque.
Tal vez ese hombre nos ayude a conseguir comida y refugio o por lo menos sepa dónde estamos.
Aunque debemos agradecerle, si nos adentramos un par de kilómetros en el bosque encontramos ardillas, mapaches, algunas serpientes, pero menos agresivos, por lo visto esa presión del depredador los hizo miedosos y los desplazó.
—Chicos, en aquella dirección hay dos rinocerontes congelados, ya los cortamos por la mitad, pero necesitamos manos para traerlos.
Cuando llegamos al campamento, le indicio a varios jóvenes que nos ayuden; últimamente ponen caras extrañas cuando les doy una indicación, no les gusta que una mujer les dé ordenes, pero esa fue la jerarquía, nosotros conseguimos comida y ellos la preparan. Todos debemos tener un trabajo para sobrevivir.
—Esos chicos se están poniendo cada vez más altaneros. Si no fuera por nosotros, estarían muertos.
Lion suele ser más directo con sus comentarios, por eso yo me encargo al momento de socializar cada vez que tenemos que hablar con los humanos.
—En realidad prefiero tratar con otros como los marinos o los reptiles. Es más todavía con las criaturas míticas es más divertido convivir… Pero los humanos son molestos, muy altaneros, egocéntricos y creen que son inteligentes, conozco ratones con más inteligencia que ellos.
Sus comentarios siempre son así, en realidad no me molestan porque también pienso lo mismo, pero me gusta ser más discreta.
—Oye que te hicieron los ratones para que los insultes jajaja.
Cuando estoy a su lado es más cómodo ser yo misma. A fin de cuentas, tiene razón. Si estamos en este campamento es por una razón especifica. La mujer embarazada que encontramos en los primeros días, últimamente ha emitido un aroma a bestia.
Cuando la interrogamos, nos contó una verdad interesante; por lo visto su esposo es un hombre oso, ella estuvo consciente de eso siempre, ya que crecieron juntos desde niños. Ella conoce la transformación, nuestras habilidades mágicas y nuestro hermetismo con el mundo para evitar los acosos y agresiones.
Su esposo estaba trabajando de noche en un aserradero así que cuando ella se despertó en este mundo estaba sola. Su esposo debe estar buscándola en donde se encuentre, ella dice que su magia se enfoca en controlar la naturaleza, específicamente el crecimiento de raíces, árboles y cultivos y aunque no es del tipo combatiente, si es extremadamente fuerte. Ella está tranquila, confía en que se volverán a encontrar.
Con el pasar de los días su aroma se ha mezclado con el del bebé que lleva en el vientre. No tardará mucho en nacer y de algo podemos estar seguros: es uno de nosotros.
De eso no hay duda.
Según recuerdo, en las leyendas de los nuestros, se dice que los humanos solo sirven para procrear buenos guerreros, por eso eran secuestrados tantos hombres como mujeres, para ser usados como sementales y vientres de alquiler, porque irónicamente su falta de afinidad mágica es inversamente proporcional al dar hijos bestia afines con la magia.
De hecho, la mayoría de nosotros tenemos un progenitor humano, nuestras razas actualmente son mestizas, por eso en lugar de tener una forma bípeda animal nos vemos como humanos con ligeros cambios; solo una pequeña minoría nace con dos padres bestia y a un más extraño encontrar a uno que presente las características 100% bestias.
Eso es gracias a que casi estamos al borde la extinción.
—Hola Lety, ¿Ya comiste algo? —digo con un tono alegre al ver su gran panza de 8 meses.
—Aun no, este bebé se ha hecho más pesado y casi no me puedo desplazar, ¿Todos los embarazos de hombres bestia son así?
—Lo siento, aunque estoy casada y me esfuerzo todas las noches, no sé qué es tener un bebé, pero en la aldea decían que mientras más grande es la panza más fuerte se hace la bestia.
No la quiero espantar así que intento contarle todo lo que sé, también porque creo que es mejor ser su amiga. Hasta donde recuerdo, los hombres osos, suelen ser grandes, ella misma dice que su esposo medía más de dos metros, entonces el bebé será igual, no sé si ella soporte un parto natural y no tenemos a nadie que sepa usar magia curativa para hacer una cesárea improvisada. Mucho menos un doctor humano, así que mientras nadie se enferme por ahora todo estará bien.
—¡Oigan! Encontramos una aldea de nativos…
Alguien gritó algo interesante, pero una flecha atravesó su garganta llenando de horror a los que estaban a su alrededor.
Una a una, las flechas llegaban de varias partes, Lion no dudo en transformarse y se puso al frente para encontrar a varios humanoides de piel morada y rostro feroz, vestían con ropas de cuero y muchos adornos de hueso. Algunos portaban arcos rústicos otros traían mazos de madera, no se necesitaba ser un genio para entender que su intención no era saludar.
Lion se apresuró a embestirlos creando a cada paso estacas de hielo, los humanoides fueron empalados desde el trasero hasta la cabeza, salpicando todo a su alrededor. Cuando sus compañeros vieron el ataque, se enojaron y soltaron todas sus flechas contra Lion, pero usando cuchillas de viento las corte todas en el acto.
Algunos más lograron esquivar mi ataque e intentaron atacar a Lion nuevamente sin éxito, en menos de dos minutos, quince de ellos fueron asesinados sin misericordia en nuestras manos.
Por nuestra parte tuvimos ocho bajas, todos ellos jóvenes que salieron a explorar los alrededores, y entre ellos los chicos que mande a recoger a los rinocerontes para la cena. Todos en el campamento estaban espantados, nunca pensamos que algo como esto pasaría.
—¡Vienen más! —una voz grito desde atrás.
Del otro lado del rio, un grupo de al menos cien de ellos apareció.
—¡Desde la pradera hay otros! —un segundo grupo igual de grande se asomó a la distancia.
En cuestión de minutos, la relativa tranquilidad que teníamos en el campamento se fue por un tubo. Ambos grupos estaban conformados por criaturas humanoides, pero sus vestimentas eran muy distintas, si juntas tres neuronas puedes saber que ellos estaban en medio de una disputa y nosotros, corrimos con la suerte de estar en medio de todo.
—Señorita Lila… El bebé ya viene… —Con ojos preocupados y una expresión de dolor, una futura madre me miro suplicante mientras presenciábamos como empezaba la primer gran batalla en este mundo.