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Capítulo 70 - Despedida con Roma

Después de que los dioses se hubieron marchado Aegon continuó hacia sus mujeres. "¿Cómo les fue?" Todas se miraron pensando en que decir. "Al principio fue complicado. Esos ninjas aparecían de la nada, tus cuervos tuvieron que ayudarnos en más de una ocasión, pero mientras avanzábamos aprendimos a adaptarnos." Jessica terminó de hablar y miró hacia D'narda, Gwen y Felicia. D'narda fue la que habló por todas. "Para ser la primera vez que participan en algo así lo hicieron bastante bien."

Gwen había tenido difícil la noche tratando de aceptar la muerte de algunos ninjas que D'narda había asesinado, la antigua vampiresa no era de la que mostrara misericordia a sus enemigos. Las chicas siempre trataban de incapacitar a sus oponentes y no habían sido capaces de tomar una sola vida excepto por Jessica y eso había sido un accidente al no controlar su fuerza cuando golpeaba a uno de sus atacantes.

"Hemos dejado muchas personas inconscientes e inmovilizados en el camino hacia aquí." Le informó Jennifer que era quien mejor lo había tenido gracias a la experiencia de sus compañeros. "A parte de los que estamos aquí ya no queda nadie con vida." Les respondió Aegon sorprendiéndolas, D'narda fue la primera en comprender cuando vio al grupo de vampiras que los habían acompañado.

"No se sientan mal por ello. Esas personas solo hubieran escapado y terminarían lastimando a otros. No hay prisión en la Tierra preparada para detener este tipo de personas, al menos no por ahora. Ahora regresen a casa y descansen es lo mejor." Era cierto que todas estaban agotadas, principalmente de manera emocional. Aegon le dio una mirada a D'narda indicándole que velara por ellas.

"¿Qué hay de ti?" Le preguntó Jennifer que pensaba que él se iría con ellas. "Aún hay cosas de las que debo encargarme así que estaré llegando un poco más tarde. Aun no sé cuál es el motivo por el que 2 dioses nos visitaron esta noche."

Al escuchar la mención de los dioses las chicas pensaron que Aegon realmente todavía tenía asuntos importantes que atender así que no insistieron. Ese era el motivo por el que Aegon había mencionado a los dioses, pero él no tenía realmente forma de averiguar por qué esos 2 se habían aparecido esa noche.

Con todo listo Aegon estaba por enviar a todas de vueltas cuando Alyssa se acercó a él y a las chicas. "¿Por qué no vienen con nosotras esta noche? Les aseguro que les servirá para lidiar con lo ocurrido esta noche." Las chicas no estaban seguras de cómo responder a la propuesta de Alyssa, pero fue Aegon quien las impulsó a seguirla.

"Vayan con Alyssa y descuiden, es alguien de confianza." Aegon sabía que la vampiresa no haría algo estúpido. "Será mejor que solo ir a casa." Ninguna estaba segura de si eso era lo mejor, pero confiaban en la decisión de Aegon, además D'narda también parecía de acuerdo con la propuesta y todas habían comenzado a apreciar la experiencia y sabiduría de la antigua vampiresa.

Alyssa le dijo a Aegon donde abrir una Garganta, era donde tenía su secta una residencia en New York. Aegon solo la vio desde la entrada, pero pudo ver una lujosa mansión. Todas entraron por la Garganta siguiendo a Alyssa y sus compañeras.

Los únicos miembros sobrevivientes de La Mano presentes comenzaron a marcharse. Elektra y Matt se dieron una breve mirada mientras la mujer se marchaba. Luego Matt se acercó a Roma. "¿Qué hay de la hechicera?" Le preguntó en voz baja, pero aun así Morgana lo escuchó. "La hechicera tiene nombre chiquillo y no piensa regresar a ese castillo solitario ni al Otherworld. Estoy cansada de ese lugar que no sabe apreciarme como es debido."

Roma estaba pensando que hacer con respecto a Morgana que solo se estaba comportando por la presencia de Aegon. Fue este mismo quien propuso algo. "Si no piensas estar ocasionando problemas puedo proporcionarte un lugar donde quedarte." Ambas mujeres se quedaron en silencio. Morgana se dirigió a él. "Debes saber que tengo altos estándares."

"Estoy seguro de que estarás a gusto." Fue lo que le contestó pensando que tal vez eso no había sido una buena idea. "Muy bien, aceptaré la propuesta del apuesto dios." Viendo como todos la miraban aseguró que se comportaría. Roma aún no estaba segura, pero decidió confiar en que Aegon podría lidiar con Morgana por el momento.

Con nada más que decir Roma se acercó a Aegon y le susurró algo al oído dejando con curiosidad a Morgana. Todos los que quedaban todavía en la recámara comenzaron a marcharse. Roma se marchó con sus 2 guardaespaldas junto a Matt y Maya mientras Aegon abrió una Garganta a Los Hamptons, directamente a la mansión que había comprado poco tiempo atrás.

"No mentías antes. Este lugar es muy hermoso. No se compara con los paisajes en el Otherworld ni mi recámara en mi palacio, pero sigue siendo encantador, incluso tiene una playa."

"Puedes acomodarte, estoy seguro que puedes hacerte cargo de tus propias necesidades con tu magia. Luego vendré a visitarte y espero encontrar mi mansión intacta." Aegon estaba por marcharse, pero Morgana lo detuvo. "Antes escuché a todos llamarte Aegon. Porque no te quedas un rato más, me gustaría conocer un poco sobre ti."

Aegon la miró detenidamente, podía decir que era el tipo de mujer que estaba acostumbrada a obtener lo que quisiera de los hombres utilizando su belleza. "Morgana." La manera en que Aegon pronunció el nombre por el que comúnmente era llamada estremeció a la hechicera. "Puedo ver que estás bastante agotada después de todo lo que has hecho esta noche, deberías descansar. Además, tengo planeado pasar la noche en los brazos de una bella hechicera, no tengo tiempo que perder contigo."

"¿Tiempo que perder conmigo? ¿Crees que esa niña puede ser mejor compañía que yo? ¡Pues marcharte entonces!" La mujer estaba muy enojada con su orgullo herido, sobre todo por el hecho de que el dios frente a ella tenía más interés en la compañía de la niña de papá.

"Esa siempre fue mi intención." Seguido de ello Aegon abrió una Garganta hasta su apartamento donde solo estaban Liz, Lorelei y MJ. "¿Dónde están el resto?" Preguntó MJ un poco preocupada, ellas 3 habían decidido quedarse en casa, estaban bien aprendiendo a defenderse, pero no tenían ninguna intención de llevar una vida con tanta acción. Luchar contra una organización de ninjas no estaba entre sus planes.

"Han ido a otro lugar donde podrán relajarse después de todo lo ocurrido esta noche. Venga, las llevaré con el resto." Ninguna de las 3 tenía un problema con ello así que se marcharon con Aegon quien las dejó en la entrada de la mansión donde todas las demás estaban teniendo una fiesta. Si, las vampiras habían logrado mejorar el humor de todas con unos tragos de alcohol.

Aegon retornó a su apartamento donde tomó un baño para relajarse y esperar hasta la media noche cuando se marchó para reunirse con Roma en la cima de Empire State. Cuando llegó la mujer estaba tomando vino sentada sobre una plataforma cubierta con una hermosa tela y llena de cojines.

"No te quedes ahí de pie, ven únete. La vista desde aquí es hermosa." Le dijo Roma mirando desde lo alto la ciudad que nunca duerme. Aegon se sentó a su lado. "Es cierto que es una vista hermosa, pero he oído que los paisajes en de Otherworld son muchos más hermosos."

"¿Morgana?" Aegon solo asintió. "Bueno, no se equivoca, pero eso no significa que no haya belleza también en este mundo. Es una lástima que tenga tanta contaminación. Mi padre cuenta que era mucho más hermoso en la antigüedad."

"Dime, ¿las princesas de tu mundo acostumbran a tener citas a la medianoche con hombres que apenas conocen?"

"Claro que no. Las princesas de mi mundo no conocen a un joven dios tan apuesto como tú. Además, es mi última noche en este mundo, por un tiempo." Roma se puso de rodillas frente a él y dejó caer el vestido que llevaba. "Hagamos de esta noche algo especial."

Aegon se acercó a ella y comenzó a besarla. "Me aseguraré de ello." Luego comenzó a liberar su divinidad sobre el sexo. Ciertamente esa sería una noche que Roma jamás olvidaría.

Ambos despertaron con los primeros rayos del sol, apenas habían podido dormir algo por tantas rondas que habían tenido. "Fue sin dudas una noche magnifica." Le dijo Roma para luego besarlo. "Espero que en el futuro tengamos más noches como estas. Ahora necesito regresar pronto, estaré regresando a mi hogar, tengo responsabilidades que no puedo abandonar por mucho tiempo."

Roma conjuró un medallón y se lo entregó a Aegon. "Con esto podrás ponerte en contacto conmigo y si Morgana comienza a darte problemas estoy segura de que pensaremos en algo. No le quites los ojos de encima, es una mujer caprichosa."

"Estaré al pendiente y estaré esperando con ansias nuestro próximo encuentro." La noche con Roma había sido mejor de lo esperado. Era la primera vez que tenía una noche tan apasionada con una mujer a la que apenas conocía desde solo hacía unos pocos días.