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Mi Sistema Guerra de Warhammer

En un mundo desgarrado por la decadencia y la ruina, donde las sombras se alzan sobre los vestigios de la humanidad, un hombre común es llamado a un destino más grande de lo que jamás hubiera soñado. **Jonás**, cuyo corazón ha sido siempre cautivado por las historias de los guerreros inmortales, se encuentra arrancado de su mundo y lanzado a uno aún más oscuro, donde los muertos no descansan y las bestias de la noche devoran lo que queda de la civilización. Pero en medio del caos, Jonás no está solo. Un poder insondable le ha concedido el don de invocar a los legendarios **Astartes**, guerreros más allá de lo humano, hijos de un dios guerrero olvidado. Bajo su mando, estos colosos se alzan como la última luz en un mundo dominado por la muerte y la mutación. Con cada batalla, Jonás aprende las verdades amargas de la guerra y el sacrificio. Y mientras las hordas de zombis y mutantes, corruptos por la evolución de un mal antiguo, avanzan sin tregua, Jonás debe enfrentar no solo a los monstruos que acechan fuera, sino también los que habitan en su propio ser. Los supervivientes humanos, ocultos y desconfiados, observan desde las sombras, algunos con esperanza, otros con miedo. El destino del mundo pende de un hilo. **Jonás**, ahora al mando de un ejército de élite, se ve arrastrado hacia una guerra que no es solo de carne y acero, sino de voluntad y propósito. En las vastas ruinas de un imperio olvidado, el joven héroe deberá decidir si es el salvador que los humanos necesitan… o el conquistador que temen.

Ciberclaudio · Sci-fi
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16 Chs

Capítulo 13: El Precio del Poder

El refugio estaba en un punto de inflexión. Con cada nueva mejora, cada misión completada y cada superviviente rescatado, Jonás sentía cómo su poder crecía, aunque todavía estaba lejos de alcanzar sus ambiciones más altas. Había alcanzado los 590 puntos, más de lo que había tenido en cualquier momento anterior, y estaba cada vez más cerca de invocar al Astartes Primaris, que consideraba clave para fortalecer su ejército.

Mientras caminaba por los pasillos del refugio, observando cómo los Guardias Imperiales se preparaban para sus turnos de vigilancia y cómo el Adeptus Mechanicus trabajaba en los nuevos equipos tecnológicos, Jonás sabía que necesitaba mantener el impulso.

El sistema lo había recompensado con una misión secundaria y la posibilidad de obtener puntos más rápidamente, lo que había abierto nuevas oportunidades. Pero con ese nuevo poder también venían nuevos desafíos. Los mutantes parecían volverse más agresivos, y había rumores de que estaban organizándose en grupos más grandes. Jonás no podía permitirse bajar la guardia.

—Maestro, —dijo el Adeptus Mechanicus, interrumpiendo sus pensamientos—, las mejoras en las defensas perimetrales estarán listas en breve. Además, hemos optimizado la producción de biomasa, lo que nos permitirá mantener a nuestras tropas alimentadas durante el doble de tiempo.

Jonás asintió, satisfecho. Todo parecía marchar según lo planeado, pero sabía que necesitaría más puntos y más tropas si quería asegurarse de que su dominio fuera absoluto.

Abrió la interfaz del sistema, esperando encontrar algo nuevo. Sus puntos seguían siendo 590, pero algo en la pantalla captó su atención.

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Nueva opción desbloqueada: Mutante de élite localizado.

Descripción: Un mutante especialmente poderoso ha sido detectado al sureste del refugio. Eliminarlo otorgará 100 puntos adicionales.

Recompensa: 100 puntos adicionales.

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Jonás se quedó en silencio por un momento, procesando la información. Un mutante de élite. Hasta ahora, los mutantes a los que se había enfrentado eran simples peones, pero esto era diferente. Un mutante de élite sería mucho más fuerte y peligroso, pero también representaba una oportunidad de ganar más puntos.

—Interesante, —murmuró para sí mismo—. Será un desafío, pero valdrá la pena.

Reunió a su equipo rápidamente. El baluarte y los dos Astartes tácticos estaban listos para enfrentarse a cualquier amenaza. El Apotecario, como siempre, se aseguraría de que todos regresaran ilesos.

—Tenemos una nueva misión, —dijo Jonás mientras revisaba el mapa—. Un mutante de élite ha sido detectado al sureste del refugio. Nuestra tarea es eliminarlo y traer cualquier tecnología o recurso que podamos encontrar en el área. Esto nos dará una recompensa de 100 puntos, y quiero que sea rápido y limpio.

El equipo asintió, sabiendo que esta misión sería más peligrosa que las anteriores. Los Guardias Imperiales se quedaron para defender el refugio, como era costumbre, mientras Jonás y sus tropas salían una vez más al exterior.

El aire frío y el cielo gris les daban la bienvenida mientras avanzaban en dirección sureste. Las ruinas y los escombros formaban un paisaje que ya resultaba familiar para Jonás, pero sabía que esta misión sería diferente. El mutante de élite no sería como los otros a los que se había enfrentado antes.

Después de varias horas de marcha, llegaron a una zona donde el terreno se volvía más accidentado. Restos de edificios destruidos y vehículos abandonados cubrían el área. El ambiente estaba cargado de tensión.

—Baluarte, —dijo Jonás, señalando una estructura derruida al frente—, asegura la zona. No quiero sorpresas.

El Astartes baluarte avanzó, con los tácticos cubriendo los flancos. El Apotecario revisaba los alrededores en busca de cualquier posible trampa biológica.

—Movimiento detectado, maestro, —informó uno de los tácticos, apuntando hacia un área al este.

Jonás frunció el ceño. Sabía que no estaban solos. De repente, una sombra enorme emergió de entre los escombros. El mutante de élite era mucho más grande que cualquier mutante que Jonás hubiera visto antes, con músculos descomunales y una piel grisácea que parecía casi impenetrable.

—Este es el objetivo, —murmuró Jonás—. A por él.

Los Astartes tácticos abrieron fuego de inmediato, pero el mutante de élite reaccionó con una velocidad sorprendente para su tamaño. Saltó hacia uno de los edificios destruidos, usando los escombros como cobertura.

—Es más inteligente de lo que parece, —dijo Jonás—. Tácticos, manteneos a distancia. Baluarte, te encargarás de él en combate cercano.

El baluarte asintió sin decir una palabra, avanzando con su espada y escudo. El mutante de élite se lanzó hacia él con una fuerza brutal, pero el Astartes baluarte bloqueó el ataque con su escudo y contraatacó, cortando la piel gruesa de la criatura.

El combate fue feroz. El mutante de élite lanzaba golpes devastadores, pero el baluarte se mantenía firme, defendiéndose con su escudo y buscando aberturas para atacar. Los tácticos continuaban disparando desde la distancia, debilitando al mutante con cada ráfaga de proyectiles.

Finalmente, el baluarte encontró su oportunidad. Con un golpe rápido y preciso, cortó el cuello del mutante, haciendo que la criatura cayera al suelo con un rugido final.

—Área despejada, maestro, —informó el Astartes baluarte, limpiando su espada.

Jonás abrió la interfaz del sistema, sabiendo que había conseguido una victoria importante.

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Mutante de élite abatido: 1

Puntos obtenidos: 100 puntos.

Puntos totales: 690 puntos.

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La sonrisa de Jonás era amplia. Había sido un combate difícil, pero la recompensa valía el esfuerzo. Estaba cada vez más cerca de los 1000 puntos necesarios para seguir invocando tropas poderosas.

—Bien hecho, equipo, —dijo finalmente—. Recuperemos lo que podamos de la zona y regresemos al refugio.

El equipo revisó el área, encontrando algunos restos de tecnología antigua y lo que parecían ser componentes biológicos que el Apotecario podría estudiar más tarde. Después de asegurarlo todo, comenzaron su marcha de regreso al refugio.

De vuelta en el refugio, Jonás entregó los restos tecnológicos al Adeptus Mechanicus, quien los recibiría con gran interés.

—Esto nos permitirá mejorar nuestras armas, maestro, —dijo el Adeptus mientras inspeccionaba los componentes—. Con un poco de tiempo, podremos aumentar la eficiencia de nuestras defensas y quizás crear algo nuevo.

Jonás asintió, contento con los resultados del día. Cada misión, cada victoria, lo acercaba más a su meta final. Los 690 puntos que había acumulado eran una clara señal de que estaba progresando, y sabía que no pasaría mucho tiempo antes de que pudiera invocar al Astartes Primaris.

Esa noche, mientras descansaba en sus aposentos, abrió nuevamente la interfaz del sistema, revisando las nuevas opciones. Sabía que el poder estaba a su alcance, y con cada día que pasaba, se acercaba más a ser el líder que estaba destinado a ser.

—Todo está saliendo según lo planeado, —murmuró para sí mismo mientras cerraba los ojos, satisfecho con su progreso.