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Capitulo 40: Clase de esgrima. 

Jacob llegó a la clase de esgrima sobre la espalda de Tristán.

Agatha le había pedido que evitará que el chico caminara demasiado, pues al estar descalzo podría hacerse daño.

A los dos chicos esto le pareció una exageración, pero Jacob le pareció divertido ir de caballito, así que no protestó demasiado.

A Tristán le agradaba el niño y no veía problema en llevarlo.

Al llegar al jardín de la torre HONOR, donde el día anterior Agatha había saltado al lago que llevaba al puente entre escuelas, vieron a los demás príncipes reunidos.

Tristán estaba pensando en simplemente pararse a un lado.

— ¡Mira, allí están los chicos!

Jacob señaló al grupo de tres chicos que habían visto esa mañana.

Tedros, Rhian y Chaddick parecían entretenidos intercambiando opiniones sobre la próxima clase.

Jacob le incitó a ir hacia donde estaba los tres príncipes.

A Tristán le agradaba Rhian.

Pero él estaba conversando con Tedros y Chaddick.

Él admiraba a Tedros, pero su presencia intimidaba y Chaddick… Chaddick simplemente lo intimidaba.

Pero por el bien del chico en su espalda se armó de valor y se acercó a ellos.

Los 3 chicos los saludaron animadamente para gran asombro de Tristán.

Luego de hablar un rato con ellos se dio cuenta de que tal vez no eran tan malos.

Tras reflexionar esto, cayó en la cuenta de que se supondría que no fueran malos.

Son príncipes y si están aquí han de ser lo mejor del bien.

Tristán sintió como se quitaba en cierta forma un peso de corazón al pensar esto.

— ¿Creen que venga? - pregunto de repente Chaddick en voz baja.

— ¿Quién? - pregunto Tristán curioso.

— El profesor Espada – contesto Tedros.

Rhian y Chaddick asintieron.

— ¡oh! - dijo Tristán comprendiendo – espero que no – comento distraídamente mientras recordaba el día anterior.

Vio como los tres principies y Jacob lo miraban y se sonrojó al darse cuenta de lo que había dicho.

— Es que la Reina… Sophie – se corrigió rápidamente mientras se excusaba – me pidió que cayera sobre él con una espada afilada y bueno…

Tristán se sonrojó y prefirió callarse.

— No creo que hablara en serio – se rio Tedros.

— ¿Seguro? - corearon los otros con miradas inquisitivas.

—…

Tedros no supo qué contestar.

La verdad, era muy probable que la chica hablara en serio en ese momento.

Pero como admitirlo sería lo mismo que admitir que era una "Chica Mala".

Ni él, ni ningún otro príncipe lo diría en voz alta jamás.

Por otra parte, también preocuparía más a Tristán.

Sí.

No podía decirlo porque la conversación solo alteraría a chico.

Mejor desviar el tema.

— No creo que venga – concluyo Tedros.

Recurriendo a volver al tema principal.

Los chicos asintieron y aceptaron el cambio de tema por las mismas razones que su amigo.

Jacob estaba proponiendo una apuesta de galletas a si el profesor se presentaba o no, cuando vieron a un hombre que se aproximaba al jardín.

Desde la distancia lo más llamativo para los príncipes era la espada que llevaba al costado.

Con una empuñadura dorada enjoyada con forma de cabeza y alas de dragón occidental, no paresia tener nada que envidiarle a Excalibur.

Lo siguiente en llamarles la atención fu su apariencia.

Por un segundo supusieron que era el profesor Sader, pero notaron que este hombre parecía tener una contextura más gruesa, además de que obviamente podía ver.

El profesor Sader, como todos sabían, era ciego.

El desconocido con paso enérgico se acercó hasta el principio de la clase.

— Buenos días – saludo animadamente.

Su voz sonaba profunda y clara, rebosaba de confianza.

Tristán pareció captar algo más, pero no pudo decir que era.

— Debido a circunstancias atenuantes - comenzó a explicar - el profesor de esgrima decidió tomarse un año sabático.

— ¡Wow! En serio huyo – comento uno de los príncipes y todos se rieron.

— ¿Quién se habría quedado? - pregunto Rhian desde atrás.

La risa murió rápidamente al recordar que el hombre tenía perfectas razones para una "retirada estratégica" y reprimieron un estremecimiento.

— No niego, ni afirmo nada - respondió al comentario el hombre frente a ellos - pero lo importante es que ahora soy su nuevo profesor de esgrima.

Proclamó con una reverencia dramática.

— Mi nombre es Stefan, Stefan de Galván pueden llamarme…

— Papá! - escucharon gritar desde el fondo del jardín.

Jacob había estado inquieto desde que llego el hombre, ya que no podía verlo al ser demasiado pequeño.

Incluso sobre Tristán la cabeza del chico pelirrojo le bloqueaba la vista.

En adición, su amigo no era el príncipe más alto.

Tristán, al notar el problema, lo subió a sus hombros.

Fue justo en ese momento que Jacob levanto la vista y vio a Stefan presentarse como el profesor que grito para llamar su atención.

Los príncipes vieron como Stefan abría los ojos y salía prácticamente disparado hacia esa sección.

Stefan encontró lo que había estado buscando desde que llegó esta mañana a la escuela.

— Jacob! - se lanzó a su hijo y levanto de los hombros de Tristán mientras lo abrazaba, dejando escapar estremecimientos de alivio.

Jacob le devolvió el abrazo con fuerza mientras el pequeño rompía a llorar.

No había notado lo asustado que estaba.

A pesar de lo genial que era la escuela.

Realmente lo había pasado mal desde que llego.

Dormía solo, la ropa le quedaba mal, y a pesar de que Ruby (Su Sistema) lo mantenía comunicado con Sophie, Adam y Agatha.

Y que la misma Ruby le hacía compañía.

No era lo mismo.

Adam tenía razón al estar preocupado cuando llego.

Jacob lo extrañaba, nunca habían estado separados.

Y a hora, en los brazos de Stefan, cuando por fin se sentía a salvo, se derrumbó.

Stefan consoló al pequeño en sus brazos mientras acariciaba su cabeza con ternura.

No esperaba tener la buena suerte de que su hijo estuviera justamente en su primera clase del día.

Pero lo agradecía profundamente.

No sabía si hubiera podido mantenerse entero durante esta clase o muchas más si no lograba saber algo de al menos uno de sus hijos pronto.

Stefan vio como todos los chicos se lo quedaban mirando.

Y una vez el pequeño se clamó lo suficiente para devolverle una sonrisa, lo dejó ir.

Jacob estiró los bracitos hacia Tristán.

Lo que provocó que Stefan mirara al príncipe con sorpresa mientras le entregaba de mala gana a su hijo.

Tristán cargó en brazos a Jacob mientras agachaba la cabeza y trataba de explicarse.

— Yo… Sophie dijo… vigila y Agatha… dijo que no debía caminar… está descalzo – entre tropiezos, logro más o menos explicarse el pelirrojo.

Stefan comprendió y agradeció al chico sinceramente.

El pobre solo se sonrojó más.

Tras aclararse la garganta, Stefan prosiguió con la explicación de antes.

— Seguramente han estado antes en una clase en la que uno de los alumnos es hijo del maestro, no es relevante - descartó con un ademán de la mano - lo importante es qué comience la clase, se habló mucho en el salón de maestros de la presentación de los príncipes el día de la bienvenida.

Stefan observo la reacción de los chicos, y como esperaba todos se sonrojaron un poco.

— Por lo que sé, a muchos los desarmaron en menos de un segundo, y aunque estoy seguro de que hay mucho talento con la espada - dijo inclinando la cabeza en señal de reconocimiento a Tedros y Rhian - no debería perder la espada con tanta facilidad, así que esta semana estaremos trabajando en la fuerza y la técnica del agarre.

Les sonrió con un poco de malicia y una mirada penetrante a los príncipes.

— Como dicen mi hija, la lección número uno de la esgrima, "como no apuñalarse a sí mismo" - dijo mientras veía Tristán con una sonrisa más cálida.

Todos los príncipes solo pudieron pensar en una frase en ese momento.

Él lo sabe.

Los chicos del bien solo querían saber.

¿Quién los "delato" ante el padre de la chica que amaban?

Si tuvieran esa información.

Podrían ir a acabar con esa vil criatura.

Tristán, por su parte, le devolvió la mirada, algo sonrojado a Stefan mientras se revolvía su propio cabello, algo incómodo.

— Suena importante - acabó comentando.

— Lo es - concluyó el maestro y prosiguió a dar la clase.

Al final de esta debido a que Rhian y Tedros empataron en el puesto número "1".

Con Chaddick en el número dos.

Tristán consiguió salir del paso con un "19" como el último puesto.

No fue un aplazado, así que no corría riesgo de expulsión, pero aun así fue un reprobado.

Por suerte el profesor había dicho que la idea de esta misma clase se repetiría toda la semana.

Así que tenía tiempo de acostumbrarse y aprender de verdad a usar una espada o al menos a como dijo el maestro, no apuñalarse a sí mismo.

Jacob estaba feliz de tener a su padre allí con él y aún más feliz de que le estuviera enseñando a utilizar un espada.

Ahora sabía de dónde había sacado su hermana el talento para la esgrima.