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Capitulo 16: Llegando a la escuela (Parte 3): El lago, El príncipe y Los lectores.

Agatha trataba de mantenerse a flote mientras veía cómo Jacob parecía tener menos dificultades que ella para nadar por sí mismo.

"Gracias a Dios" pensó con alivio.

Si el niño hubiera dependido de ella se habrían ahogado los dos.

- Cómo lo haces - preguntó mientras ambos trataban de llegar a la orilla.

- Estoy descalzo - respondió el niño con simpleza.

- …

Agatha se le quedo mirando aturdida por un segundo y luego bajo la mirada.

A pesar de estarse retorciendo como pez en el anzuelo para mantenerse a flote, alcanzó a ver, bajo las cristalinas aguas del lago, los pies desnudos de Jacob y sus propios pies cubiertos de las bonitas botas de cuero negro que le regalo Sophie ayer.

Podía correr kilómetros con ellas, pero obviamente no eran igual de prácticas para la natación.

ahora lo recordaban Adam y Jacob estaban en pijama cuando esas sombras los secuestraron a los cuatro.

tomo nota para sacar una manta de su baúl que, por Consejo de Sophie, metió en el inventario de ese raro sistema.

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NO SOY RARO

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Se quejó su nuevo amigo en su mente.

- Lo siento - se disculpó Agatha.

La verdad ella no estaba en posición de llamar raro a nadie.

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PUEDO QUITARTE LAS BOTAS Y GUARDARLAS EN EL INVENTARIO

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Se ofreció el sistema.

-Sí, por favor - pidió Agatha.

Los zapatos y calcetines desaparecieron permitiendo a Agatha nadar con libertad.

Se escuchó otro chapoteo, alguien cayó al agua cerca de ellos.

Era un chico de cabello castaño cobrizo, parecía musculoso.

Pero al estar en el agua ninguno de ellos pudo verlo con claridad y lo cierto es que no lo intentaron demasiado.

Tras el vistazo inicial no voltearon por segunda vez.

Llegaron a la orilla y al salir notaron que estaban totalmente secos.

Agatha se sorprendió y volteó a ver al lago (obviamente) encantado.

- Mi hermana nunca se equivoca - se jactó Jacob - de verdad es una escuela mágica - le dio a Agatha una sonrisa deslumbrante.

Agatha le regresó otra de complicidad, pero en el fondo estaba aterrada.

Ya no le asustaba la magia o que estuviera en otro mundo u otra dimensión, o lo que fuera que era ese lugar, eso ya no importaba.

Lo que importaba es que, a ella, ¡A ELLA! de todas las personas.

La habían arrojado (literalmente) a una escuela de princesas.

Ese pájaro tenía el cerebro abollado.

Vieron como el chico de antes salía del lago y también se sorprendía al estar seco.

Él vio a Agatha con Jacob, se los quedó mirando extrañado por un largo rato.

Demasiado largo en opinión de los dos observados, que comenzaban a sentirse incómodos.

Jacob se acercó a Agatha y la tomó de la mano mientras está, sin soltarlo, se movía para quedar entre él y el extraño de mirada atónita frente a ellos.

El chico viendo que asustaba al niño y a la señorita se aclaró la garganta y se presentó.

- Soy Rhian Sander de Foxwood - dijo con una reverencia que sus dos interlocutores solo habían visto en cuentos.

- Es un príncipe - le dijo Jacob a Agatha en un intento de susurro.

Con énfasis en intento, ya que por la sonrisa del chico que se presentó como Rhian, lo escucho todo claramente.

- Sí - confirmó Agatha - eso parece.

Todavía con dudas sobre esta persona, se mantuvo frente a Jacob.

No sabía porque, pero por alguna razón, no le agradaba demasiado el chico frente a ella.

- Agatha! ¡Mira! - dijo Jacob tirando de su vestido.

Estaba señalando a las flores frente a ellos, unos lirios rojos y amarillos que parecían haber entablado una alegre conversación.

Agatha estaba segura de que estaban hablando de ellos 3, porque los lirios hacían gestos bruscos en su dirección, utilizando sus hojas y capullos. Pero luego el asunto pareció resolverse:

Dando suaves tirones en los pantalones de los chicos con sus pétalos y golpeando suavemente el talón de Agatha los condujeron hasta un claro donde Agatha vio una multitud de muchachas, hermosas y resplandecientes, alrededor de un lago reluciente.

Agatha no podía creer lo que veía: las niñas brotaban de la tierra ante sus propios ojos. Primero surgían las cabezas de la tierra blanda, luego los cuellos, después los torsos, y seguían subiendo y subiendo hasta que extendían los brazos hacia el límpido cielo azul y se calzaban delicados zapatos en el suelo.

Jacob estaba igual de asombrado que ella.

Pero Rhian parecía ver esto como lo más natural del mundo.

Eso la extraño más y se giró al chico para preguntarle.

- Sabes porque parece que aquí cultivan a las chicas - preguntó extrañada.

Buscaba desesperadamente una explicación de alguien que parecía más o menos saber lo que estaba pasando.

El chico se la quedó viendo extrañado.

- Vienen en el metro floral, ¿nunca habías tenido la oportunidad de usarlo? - le preguntó algo confundido.

- No, no he tenido la ocasión - respondió un poco nerviosa.

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DILE QUE ERES UNA LECTORA

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Le aconsejó el sistema.

"¿Por qué?" preguntó en su mente a Agatha.

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PORQUE ESO ERES.

NO ERES DEL MUNDO DE LOS CUENTOS DE HADAS.

ERES DEL MUNDO DONDE LEEN SOBRE LOS CUENTOS.

SEGÚN MI INFORMACIÓN SE LES CONOCE COMO LECTORES.

POR LAS LEYENDAS DE TU PUEBLO, CADA CUATRO AÑOS, DOS DE USTEDES SON TRAIDOS A ESTA ESCUELA PARA FORMACIÓN.

EL TERMINO DEVERIA SER CONOCIDO.

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Agatha dudo por un momento, pero decidió intentarlo.

Sophie no le habría dado algo que le hiciera daño o que no fuera confiable.

Muy probablemente se había pasado toda la mañana probando cómo podía utilizarlo o como sacarle provecho para la belleza, en especial cuando revisó la estadística de carisma.

Sophie podía ser vanidosa pero también era lista y creativa.

Seguro sabía cómo funcionaba esto.

No veía porque a ella le saldría mal.

- Soy una lectora - le aclaró a Rhian - y Jacob también - señaló al niño - mi nombre es Agatha -terminó su explicación presentándose.

Ya que recordó que no le había dado su nombre, a pesar de que él le había proporcionado el suyo.

- oh - dijo Rhian - eres la lectora eso explica que entraras por el estinfalo, debieron traerte con tu mitad malvada.

- Sophie no es mala - corearon Agatha y Jacob.

- Pero nos trajeron a las dos, sí - contesto Agatha – a cuatro en realidad.

- Sí esta en la escuela del mal, ha de ser malvada - aclaró Rhian.

- Mi hermana no es mala - dijo molesto Jacob.

- oh! es tu hermana.

- Si y no es mala - repitió Jacob y luego comenzó a enlistar las "virtudes" de Sophie - cuenta cuentos, hace galletas, nos hace disfraces, nos arropa antes de dormirnos, canta.

Rhian lo miro con una sonrisa.

- Suena como una hermana maravillosa - dijo con un tono que demostraba un poquito de celos - a mi hermano también lo arrojaron del otro lado.

- Tienes un hermano - preguntó a Agatha.

- Un hermano gemelo - confirmó Rhian.

- Y él es el gemelo malvado - preguntó Jacob - como dices que del otro lado solo están los malos.

Era obvio que lo comentaba para que el chico se contradijera.

Sin embargo, no respondió como el pequeño esperaba.

- Sí malvado de las clases que más dan miedo – confirmó Rhian con una sonrisa un poco triste - de los que te hacen maldades, los que no dejan que se te acerquen a otras personas porque piensan que solo deberías jugar con ellos - comenzó explicar Rhian.

De una forma que, según creía, el niño entendería.

- Jugar con él siempre ha sido divertido – continúo contando sin saber porque - y nos hemos cuidado el uno al otro, pero es malo, en definitiva, aunque eso no hace que lo quiera menos y que yo sea un santurrón, como él suele decirlo, no hace que él me quiere a menos tampoco.

Agatha y Jacob se le quedaron viendo un momento.

Agatha pensando en la extraña relación que parecían tener el chico frente a ella con su hermano.

Y Jacob entendiendo fácilmente los pensamientos del chico mayor.

- Se pelearon antes de venir aquí ¿cierto? - preguntó, aunque ya sabía la respuesta.

RH- …

AG- ...