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Capitulo 12: Hoy es el dia de los dúos. 

Agatha miró a Sophie un largo tiempo a los ojos.

La verdad estaba empezando a ponerla de los nervios.

- Di algo, por dios niña! - exclamó, cansada del concurso de miradas.

- ¿Como conseguiste esto? - preguntó entrecerrando los ojos con sospecha.

- Un Dios de la discordia me bendijo y desperté con él sistema esta mañana.

Agatha la miró, su cara decía "crees que soy tonta".

- En serio, ¿cómo lo conseguiste?

- Sino me crees pregúntale a tu sistema por su jefe - replicó Sophie ofendida por el escepticismo, lo siguiente que oiría es que no creía en las hadas.

Agatha pareció pensar por un minutó, probablemente hablaba con su sistema, luego de unos minutos parecía que su mandíbula terminaría en él piso.

Sophie le sonreía con suficiencia.

Todo su lenguaje corporal decía "te lo dije".

- Si! ¡Caos! - Adam brincaba sobre la cama como ella lo había hecho poco antes de llegar a este mundo.

- Ooooh! - dijo Sophie enternecida por el amor del niño hacia la discordia.

Lo tomó en brazos y lo apretó como a un peluche.

- ¿Quién es mi terremoto?

- Yo! ¡Yo! - contestó Adam feliz.

- Yo también soy un terremoto, yo también- dijo Jacob dando vueltas alrededor de su nueva hermana para que también lo abrasara.

- No amor – lo corrigió Sophie atrapando al pequeño - tu eres un huracán.

- Un huracán? - pregunto el pequeño curioso.

- Si, uno terrible y poderosos - dijo con tono profundo y teatral.

- ¡Soy un huracán, soy un huracán!

Un dios de la discordia veía esta escena desde su TV y no pudo evitar llevarse la mano al corazón conmovido por la ternura.

- los niños en definitiva son el futuro – dijo con pensamientos profundos.

Mientras tanto en Gavaldon.

Abajo, los adultos oían a los niños jugando en el piso superior.

- Al menos lo admiten - comentó uno de los hombres junto a Stefan.

Honora lo fulminó con la mirada, y el levantó las manos en señal de rendición.

Ninguno noto la oscuridad que se deslizaba por el mismo camino que Agatha había tomado antes para llegar a la ventana de Sophie.

Arriba la fiesta seguía mientras Sophie retomaba la historia del Capitán Jack Sparrow.

- Recordarán este día, como el día en que casi atrapan al capitán Jack…

Estaba a la mitad de una de las frases más icónicos del personaje, cuando las luces volvieron a apagarse.

Todos se paralizaron por un momento, y Sophie a pesar de haberlo esperado toda la noche, se te tenso como una cuerda lista para saltar.

- Agi, dejaste la ventana abierta? - Sophie quiso confirmar.

- No! - gritó asustada abrasando a Jacob.

Intento también abrazar a Adam, pero en cuanto se fueron las luces saltó de la cama y se abrasó a la cintura dé Sophie.

Tomando muy enserio su papel de proteger a su hermana, aunque quería ir a la escuela de magia, no quería que Sophie se fuera.

Jacob hizo lo mismo con Agatha, agarrándose a ella con fuerza.

Era un plan que habían hecho los 2, el director solo secuestra a dos estudiantes, si se aferraban a las chicas serian 4 y el director los dejaría.

- No te preocupes no dejaré que te lleven, yo sé que no eres mala - dijo Jacob, aferrándose a la chica con fuerza.

Adam y Jacob planearon tomar el papel de ancla.

Por desgracia las sombras frente a los 4 no eran pequeños alevines.

Parecían fuertes, con poco más de 6 pies de alto y 3 de ancho.

Lo eran.

Cada sombra tomó a una chica y la subieron en su hombro, sin tener en cuenta a los niños que se sujetaban a ellas.

Saltaron por la ventana aterrizando con una gracia felina, para luego correr hacía el bosque a una velocidad casi inhumana.

- Sophie! - Sophie oyó el grito de Stefan.

Se sentía mal por su padre, pero por lo que sabía las cartas si llegaban a gavaldon, le escribiría y le diría que todo estaba bien y que volvería en cuánto pueda.

Por otro lado, tenía algo más apremiante en lo que pensar a hora.

Había dos sombras, no una sino dos y la otra solo podía ser una persona.

El hermano del bien.

Rhian Mistral.

No había muerto.

Rafal nunca cometió fratricidio.

Lo esperaba desde esta mañana, tenía que pasar.

Pero la aparición de una sombra adicional.

Un pequeño cambio, solo una cosa y a pesar de que estaba prevenida de una sorpresa.

Todo acababa de convertirse en un completó caos.

Esto era un maestro trabajando, no pudo evitar admirar.

En el reino celestial una deidad estaba que lloraba de felicidad por haber encontrado una hija tan maravillosa, capas de apreciar su trabajo desde fuera y desde dentro.

-Aaah!- Agatha gritaba como una verdadera princesa.

Mientras trataba de liberarse con patadas que, para nada eran propias de una.

No podía usar las manos porque trataba de que Jacob no se callera, Sophie hacía lo propio con Adam.

Ambos niños estaban abrasados a los cuellos de las amigas y con las piernas enredadas en sus cinturas.

Los dos cavernícolas las tenían sujetas por las rodillas y con el vientre sobre él hombro, aparentemente, tomándose muy en serio lo de que era un secuestró.

De repente Sophie ya no escuchaba los gritos de su padre y poco después las sombras pararon y con la misma delicadeza que las habrían transportado las dejaron en el suelo.

Sophie agradeció las horas de yoga que hacía la Sophie original cuando su trasero bien formado amortiguo mi caída.

-Ai!- se quejó Agatha.

-Te dije que me acompañarás al yoga- bromeó mientras se ponía de pie casi sin dificultad.

-En serio? ¿A hora? - pregunto incrédula.

-Bueno es reír o llorar, y creo que no es momento para derrumbarse- hizo un gesto hacia los niños en sus brazos.

-Funcionó? ¿Nos dejaron por qué éramos 4 y no 2? - preguntó Adam esperanzado.

-Parece que sí - suspiró Agatha.

-shisss, yo no lo creó- dije no queriendo que se esperanzaran en vano.

-por qué? - preguntó Jacob más curioso que asustado.

Muy probablemente estaba demasía sorprendido para tener miedo.

- Por lo que se dicen de la escuela, todo es equilibrio, mientras haya equilibrio todo lo demás vale - comenzó a explicar- si fuéramos tres probablemente no nos hubieran tocado, pero como somos 4…

- 2 y 2 - entendió Ágata - equilibrado.

Raaa! Raaa!

Se oyó el espantoso graznido de lo que Sophie sabía era su "transporte escolar".

Estínfalo llegó por sus espaldas, trataron de correr, pero de todos modos los atrapó si ninguna resistencia.

Adam y Jacob sólo pudieron volver a la misma técnica del agarre de mono mientras Agatha y Sophie los sujetaban con fuerza.

Vieron aparecer la escuela frente a ellos.

Tras una gran cordillera de montañas, un magnífico Castillo rosa y azul claro se alzaba a la derecha.

A la izquierda, imponente y tenebroso, con su estructura gótica y torres de aguja que parecía que querían perforar el cielo, nublado y oscuro, otro castillo se alzaban ante nosotros.

Sophie miró a Agatha.

- Supongo que a hora no suena tan ilógico - trató de bromear Agatha esta vez.

- Es igual de ilógico, pero es real - contestó Sophie- Eso es lo divertido.

Agatha se la quedo viendo con reproche.