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Capítulo 25: Perdida y primera misión.

Jamás se habría puesto ese vestido si pudiera evitarlo, hubiera preferido 1000 veces quedarse con el que le regaló Sophie, pero usar el uniforme era la única forma que tenía de recorrer la escuela sin que la detuvieran.

Repasó una vez más todas las instrucciones para princesas que le había dado Sophie.

El sistema volvió a colocar la lista de instrucciones en pantalla.

Abrió la puerta y se dio de bruces con un montón de chicas que conversaban juntas en el pasillo.

A ella le había llevado toda la vida hacer una amiga y aquí estaban todas siendo las mejores amigas en menos de una hora.

Agatha simplemente se sacudió esto de la cabeza y siguiendo el porte que le decían las instrucciones que tomara, avanzó junto a ellas y simplemente las pasó de largo.

Las chicas parecieron voltearse un momento a verla, pero luego la ignoraron.

Suspiró aliviada al salir de la torre y haber perdido la posibilidad de cruzarse con cualquiera de ellas.

Un rato después caminaba por el castillo tan perdida como Hansel y Gretel en el bosque sin las migas.

Ese castillo era enorme.

No recordaba cómo volver a la torre y no estaba segura de que pasillo había recorrido antes.

Claro que todos los vitrales eran diferentes si se apreciaban con cuidado, pero eran tan empalagosos que Agatha no les prestaba la debida atención.

Para ella todos eran princesas bonitas y príncipes guapos.

Claro que hubo unos cuentos más recientes y conocidos que identificó mejor, pero poco le ayudaron, ya que no recordaba los que estaban en el pasillo que llevaban a la torre Pureza.

En ese momento oyó la voz de su sistema.

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NUEVA MISIÓN

NO TAN PERDIDA:

+2 EXP MAPA DESBLOQUEADO

LLEGA A TIEMPO A LA CEREMONIA DE BIENVENIDA.

PENALIZACIÓN POR FALLAR: MALA OPINIÓN PÚBLICA

CULTURA GENERAL:

+3 EXP COMIDA ESPECIAL

ENCUENTRA LA GALERÍA DEL BIEN

PENALIZACIÓN POR FALLAR: -

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Agatha parpadeó.

«¿AHORA? ¿En serio?» preguntó incrédula.

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TE DIJE QUE SUBIRÍAS DE NIVEL A MEDIDA QUE SUPERABAS DIFICULTADES.

ESTÁS EN UN PROBLEMA.

NORMALMENTE, DESPUÉS DE SOLUCIONARLO SOLO OBTENDRÍAS EL CONSUELO DE HABERLO RESUELTO.

YO TE ESTOY OFRECIENDO UNA RECOMPENSA PALPABLE, ASÍ QUE NO ME REGAÑES.

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— Lo siento – se disculpó.

El sistema tenía razón, no debería desahogar su ira con él o ella, no estaba segura de que era.

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NO TENGO GÉNERO, PERO PERSONALMENTE ME IDENTIFICO COMO ELLA.

POR FAVOR TENLO EN CUENTA A LA HORA DE NOMBRARME.

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Agatha aceptó, casi olvidaba que tenía que nombrar a su nueva amiga.

Decidió pensar en un nombre mientras buscaba la torre pureza y esa galería.

Siguió abriendo puertas por todo el castillo esperando que alguna tuviera un profesor adentro o alguien que pudiera decirle cómo regresar a su habitación.

De la nada se encontraba en un salón oscuro con techos altos, repleto de pinturas, esculturas y vitrinas de cristal.

Cuando sus ojos se acostumbraron a la oscuridad, vio las puertas esmeriladas en un rincón, con estas palabras grabadas en cristal:

GALERÍA DEL BIEN

Un mural recubría la larga pared con una vista panorámica de un espléndido castillo dorado, un príncipe gallardo y una hermosa princesa casándose debajo de un arco resplandeciente, mientras que miles de espectadores hacían sonar campanas y danzaban para celebrar.

Bajo un sol radiante, la virtuosa pareja se besaba, mientras unos ángeles bebés revoloteaban arriba de los casados y les arrojaban rosas rojas y blancas.

En lo alto de la escena, unas letras mayúsculas de oro brillante se dejaban ver detrás de las nubes y se extendían de un lado a otro del mural:

PARA SIEMPRE

Agatha hizo una mueca.

Siempre se había burlado de Sophie por creer en ser felices para siempre, (¿Quién quiere ser feliz todo el tiempo?) Pero al mirar el mural, tenía que reconocer que esta escuela hacía un trabajo excelente en cuanto a vender la idea.

Agatha vio vitrinas cuyas cosas decían haber pertenecido a Blancanieves, Cenicienta, Rapunzel, la Bella Durmiente, Merlín, El rey Arturo, el Príncipe Felipe y otros muchos personajes famosos de cuentos de hadas.

Una pared titulada «Capitán de Clase», repleta de retratos de alumnos de cada curso. El museo se volvía más oscuro a medida que avanzaba, así que Agatha usó uno de sus fósforos para encender una lámpara.

Fue cuando vio a los animales muertos.

Decenas de criaturas disecadas la miraban desde arriba, montadas sobre paredes rosas.

Agatha desempolvó las placas y encontró al Gato con botas, la rata favorita de Cenicienta, la vaca vendida por Jack, con los nombres de los niños que no fueron lo suficientemente buenos para convertirse en héroes, compañeros o sirvientes.

Para este grupo no hubo Felices Para Siempre.

Solo eran objetos en un museo.

Agatha sintió sus miradas vidriosas y estremecedoras y se alejó.

Solo entonces vio la placa que brillaba sobre el tallo de habichuelas.

HOLDEN DE VENDAVAL DEL ARCOÍRIS.

Esa desdichada planta alguna vez había sido un niño.

A Agatha se le heló la sangre.

Todas esas historias en las que ella nunca había creído…

Ahora veía que eran dolorosamente reales.

En doscientos años, ningún niño secuestrado había regresado a Gavaldon.

¿Qué le hacía pensar que ellas no terminarían siendo un cuervo o un rosal?

Entonces recordó lo que las hacía diferentes del resto.

«Nos tenemos la una a la otra» recordó Agatha enseguida.

Agatha encontró una fila de cuadros y le sorprendió que de hecho ilustraban Gavaldon.

Recorrió desde el primer cuadro hasta el último: niños lectores en las colinas y en el lago que le eran familiares, cerca de la torre torcida del reloj y la iglesia desvencijada, incluso bajo la sombra de una casa en Graves Hill.

Entonces llegó al último cuadro, que no se parecía en nada al resto.

En este, un grupo de niños encolerizados arrojaban sus libros a una hoguera en la plaza y contemplaban cómo se quemaban.

Alrededor de ellos, el bosque siniestro se consumía en llamas, llenando el cielo de intenso humo rojo y negro. Al mirar el cuadro, Agatha se estremeció.

En ese momento oyó voces.