De camino a la mansión de Kuyng Shin.
En el auto había un silencio incómodo, tanto que incluso era capaz de poner nervioso a cualquiera.
Sun Hee solía mirar de reojo a su esposo, de esa manera era capaz de demostrarle lo disgustada que estaba por la situación.
Anteriormente, ella se había negado a que él la acompañase, claramente fue en vano, ya que la respuesta de él fue simplemente ignorarla.
Ser ignorada de vez en cuando ya era habitual para Sun Hee, demasiado habitual...
Cuando alguien la ignoraba no solía darle importancia, pero cuando se trataba de su esposo no podía evitar pensar que había hecho algo mal y debía reparar ese error inmediatamente.
Desgraciadamente, quizás este era uno de esos casos poco habituales.
—Seong-Jin, ¿estás enfadado?—preguntó Sun Hee mientras que se giraba para poder mirar a su esposo.
Rápidamente Seong-Jin cambio su expresión fría por una que transmitía un poco más de seguridad, era como si estuviera intentando cambiar la expresión que tenía desde hace tantos años aunque le resultará difícil.
Sin embargo, de inmediato Seong-Jin apoyo su mano sobre el hombro de ella, seguido de aquél inesperado movimiento le mostró una pequeña sonrisa forzada pero suficiente para confirmarle a Sun Hee que no tenía ningún problema.
Aunque él no dijo ni una palabra, fue capaz de decirlo todo con una simple sonrisa.
Sun Hee volvió a girarse y miró por la ventana mientras pensaba lo que sucedió antes de salir de la villa.
Recordó la reacción de Min Ho, la cual no se esperaba.
Por primera vez ella pudo notar la decepción de Min Ho, lo apagado que se habían vuelto sus ojos y aquella mirada fulminante.
Claro, la reacción de Shaoran no fue una de las excepciones, Shaoran no mostró su decepción pero si intentó evitarla durante el tiempo que ella estuvo presente.
Había algo que Sun Hee no podía evitar preguntarse... ¿era por algo que ellos supieran sobre ella?
Esa pregunta aparecía constantemente en su cabeza, como si alguien las hubiera pegado ahí para que no desaparecieran jamás.
Realmente ella pensaba que le ocultaban algo, en verdad, para ella aquella pregunta que se repetía constantemente tenía sentido.
Parecía que ellos sabían acerca de su pasado, la única que en verdad no lo sabía era Sun Hee.
Esa idea le molestaba mucho, si realmente ella estaba en lo correcto... no podría expresarlo con simples palabras.
Enseguida quiso preguntarle a Seong-Jin, pensó que podría haber una pequeña posibilidad de que le contara toda la verdad.
Por ahora, todo dependía de suerte, tenía la mitad de las probabilidades de averiguar si realmente le ocultaban su propia vida.
Desgraciadamente, también existía la otra posible respuesta... la negación.
Aunque le costara admitirlo, ella sabía perfectamente que lo más posible es que Seong-Jin lo negará todo y dijera que no sabía nada al respecto.
De repente, un nuevo mensaje volvió a interrumpir los pensamientos negativos de Sun Hee.
Sin dudarlo ella observó el nombre que mostraba la pantalla y se sorprendió nuevamente, afortunadamente, esta vez no le causó temor.
Nuevamente, había recibido un mensaje de su madre.
Sin embargo, lo que realmente la sorprendió fue la velocidad de su esposo, en cuanto él vio el nombre le arrebató el teléfono de inmediato.
Era como si él evitara que Sun Hee viera algo más que pudiera molestarla.
A continuación, él escaneo el mensaje varías veces, parecía que estaba planeando un plan a la perfección que permitiera golpear en el punto débil del malvado enemigo.
Cuando finalmente Sun Hee pensó que en el mensaje no decía nada importante, escuchó a su esposo hablar.
—¿Qué invitado?