Unidos en el cielo

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Ante las palabras de Rebeca, el señor Allen y la señora Allen también miraron con atención, pareciendo vislumbrar el encantador rostro de Keira.

Ellos también querían saludarla, pero el Bentley nunca se detuvo y simplemente pasó junto a ellos.

El señor Allen se quedó sorprendido. —¿Parece que era realmente la señorita Olsen?

La señora Allen también estuvo de acuerdo. —Creo que también la vi.

Frankie frunció el ceño.

La que estaba sentada en el coche de Lewis solo podía ser Keira, no Isla.

Miró a Rebeca. —¿Era la señorita Olsen, la que te ha ayudado?

—¡Sí! —dijo Rebeca emocionada—. ¡Apúrate y síguela! ¡Quiero asistir al banquete con ella!

Frankie apretó la mandíbula.

¿Podría ser realmente Isla la que estaba en el coche?

Mientras toda la familia se subía al coche y perseguía al Bentley, ya estaba fuera de vista. Rebeca instruyó al conductor. —Conduce más rápido. Podríamos encontrarnos con la señorita Olsen antes de entrar al banquete.