Quítate la máscara

La habitación estaba oscura; no se habían encendido las luces.

Keira apenas podía distinguir a alguien en la cama, así que inmediatamente se volteó y encendió la luz.

La luz incandescente se encendió.

Keira divisó a Jodie de un vistazo.

Ella yacía tranquilamente en la cama, con los ojos cerrados, durmiendo. Sus manos descansaban pacíficamente sobre su pecho en una postura de sueño pulcra y correcta.

Keira dio un paso adelante, con la intención de echar un vistazo más de cerca, pero el sonido de pasos apresurados llegó desde detrás de ella.

¡De repente, la tía Sur y Taylor irrumpieron en la habitación, uno tras otro!

La tía Sur frunció el ceño y bajó la voz para reprenderla. —¿Qué haces entrando así? ¡Sal ahora mismo!.

Pero Keira no se movió. En su lugar, se acercó a la señora Olsen, observando con atención. —Sólo pasaba por aquí y quería ver cómo estaba la señora Olsen.