Después de empezar a refinar sus métodos de cultivo, la audición de Qin Yu había mejorado enormemente. Aunque los dos hombres que estaban fuera de su habitación hablaban en voz baja, podía oírlos claramente.
El subordinado del tío Wu lo miraba expectante. Parecía estar esperando su respuesta.
El anciano miró en dirección a la habitación de Qin Yu y no dijo nada. Después de un largo rato, agitó la mano y dijo: —Volvamos a Chuzhou.
Después del incidente, la impresión del tío Wu sobre Qin Yu había cambiado. Pero también tenía sus sospechas.
—Señor Wu, no puede dejar pasar esto. ¿Qué tal si ayudo en secreto a Shen Tian? —sugirió el subordinado.
El tío Wu permaneció callado por un momento antes de agitar la mano: —A partir de ahora, no interferiré en lo que ocurra entre Qin Yu y Shen Tian —suspiró.
—Pero señor Wu...
—No digas más —le cortó.
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Cuando el tío Wu se marchó, Qin Yu comenzó a formular su plan.
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