webnovel

Memorias de otra vida

Un hombre solitario intenta suicidarse una vez más, para poner fin a su miseria espiritual, cuando a su lado aparece una hermosa adolescente que huyo de casa, y que le ofrece su cuerpo a cambio de un lugar donde dormir y un poco de comida. Aquellos que están condenados por un pecado capital, nunca vivirán en paz.

Delisir · Fantasy
Not enough ratings
24 Chs

Pervertida

Todos los días sale a trabajar, resulta que es dueño de dos restaurantes pequeños y algunos puestos ambulantes de comida, por eso mismo terminó olvidando en que día vive. Todos los días va y los supervisa un par de horas, hace cuentas, paga proveedores y se va, trabaja 7 días a la semana, 365 veces al año...

Suena tan agotador.

Por mi parte acepte su oferta de estudiar en casa, francamente tengo miedo de convivir con otras personas, me da miedo que me acusen de nuevo por "ser una mujer sucia y levantar pasiones", eso es tan horrible.

En la escuela las otras chicas me acusaban todo el tiempo, de que supuestamente seducía a sus novios, odie tanto eso, siempre me hacían bullying y me acosaban sin descanso; me jalaban el cabello, me pegaban con las puertas, metían animales muertos en mi mochila, me aventaban comida, me escupían en la cara...

Además, no faltaba el profesor que pedía "favores" con tal de conseguir mejores calificaciones, el mujeriego que solo quería remojar su brochita o el abusador que me toqueteaba a la fuerza cuando nadie veía.

Sí, creo que es mejor estudiar desde la comodidad de esta casa.

Tengo mi propia habitación con baño completo dentro, internet, enciclopedias de todo tipo, un jardín enorme con muchas plantas frutales, y un demonio en cuerpo de hombre que resultó ser buen maestro privado con las clases que no entiendo.

Es extraño, parece un villano, pero me agrada, aunque ya agarre la maña de llamarlo demonio, aunque solo es para mí misma... no sé qué pensará si lo sabe.

Bueno, como sea; estudiar es mi única obligación según él, aunque todavía me siento mal por no ser de mayor utilidad.

Al final, para no sentirme tan inútil, decidí preparar la cena todos los días, aunque no soy muy buena; cuando él probó mis primeros platos hizo una mueca como si intentará sonreír y dijo:

"Si quieres hazlo, pero siempre me dan comida para llevar en cada negocio que superviso, y como todos los días lo dedico a uno diferente, la comida siempre es variada y puedo traer la cena para los dos"

Qué manera tan discreta de recordarme que puedo quemar el agua. Bueno aprenderé con el tiempo de eso estoy segura.

Él últimamente está más relajado, pero aun así sus gestos siguen siendo de un hombre amargado y que daría miedo en Halloween sin necesidad de usar una máscara.

Hoy mi día empezó normal, me levanto y preparo café para los dos, mientras él ya está entrenando, se baña y desayunamos juntos, le platico mis dudas de las clases y me da lecciones rápidas; se pone a trabajar en su estudio como de costumbre y después sale a toda prisa.

Todo normal, incluso esta rutina se siente tan natural.

Como si toda la vida nos hubiéramos conocido.

Mientras terminaba de mandar unos trabajos de la escuela por correo, el timbre sonó, fue extraño, normalmente nadie viene a esta casa.

Al asomarme por la rejilla del portón, quedé sorprendida.

Una mujer madura, vestida con tacones y un traje fino, se encontraba parada en la puerta viéndome fijamente con una enorme sonrisa.

Su figura está llena de curvas y da una sensación de erotismo. Sus labios rojos, gruesos y jugosos, se abren poco a poco y puedo escuchar una hermosa voz que contrasta con su aura de diosa de la belleza.

—Cuando la abuela Shivis me dijo que Ese idiota se veía más contento pensé que era porque tenía una nueva planta de café o algo así, no me esperé encontrar a una mujer en su casa, sorpresas tienes en esta vida, o será que ¿La vida te da sorpresas? —Sonrió sensualmente con cada palabra.

No entendía que dijo, me perdí en sus labios y el movimiento sus curvas. Maldición, mi pecho arde al verla, siento caliente mi rostro y los vellos de mis piernas se erizan...

—Vamos niña, se me antoja un capuchino—dijo mientras abría el portón con su propia llave—No te sorprendas tanto, vamos camina.

Antes de que pudiera reaccionar, me di cuenta que era arrastrada hacia dentro de la casa tomada de la mano de esa mujer; Ella tenía su propia llave, supongo que es por qué conoce a Balam... Espera ¿Cómo sé que eso es cierto?

—Soy amiga del Neanderthal desde hace más de 30 años, que no te sorprenda mi presencia en esta casa. —contestó a mis pensamientos casi al momento, ¿Será acaso que leyó mi mente?

Nos sentamos en sala y se puso a platicar sobre muchas cosas sin sentido, que odia su trabajo porque siempre tiene que aparentar ser una mujer seria y refinada.

Resultó ser, que ella es directora de finanzas para un gran banco, eso me sorprendió mucho, me empezó a contar sobre números y gente odiosa con la que convive. todo de una forma tan natural que parecía magia, me sentía encantada en su presencia.

La verdad apenas le entendía, pero creo que soy buena escuchando, ella necesitaba desahogar su frustración y para eso vino; quería platicar con su amigo de toda la vida, pero el trabajo se lo había impedido por los últimos meses.

Estuvo en Europa todo este tiempo así que fue una sorpresa cuando le dijeron que Balam había estado más contento últimamente.

Cuando me habló tan familiarmente de él sentí extraño, como si fuera otra persona. Más carismático y hablador y que al parecer tenían una relación de amigos muy íntima desde jóvenes. Saliendo a comer juntos, al cine, a museos, compartiendo penas y alegrías.

¿Así es él cuando agarra confianza?

Eso es probable después de todo ella dice ser su amiga desde la infancia. Sentí un poco de ansiedad al verla, su figura es envidiable no me sorprende que él se lleve bien con una mujer de esa clase, después de todo es un hombre soltero.

Aunque ya está en los cuarenta tiene buen físico, tal vez se la pasa con la cara de enojado todo el tiempo, pero estoy segura que no falta con quien tener intimidad, total todos los días sale.

Tal vez una o dos novias. Quien sabe total, he visto que hay días que regresa con el cabello mojado y con más hambre.

Sí, que haga lo que quiera, total es su vida.

—Mmmm ¿Te puse celosa? —dijo ella con una sonrisa erótica—Tranquila no planeo quitártelo, al contrario, le hace falta alguien con quien estar.

No, no, no, no, no, no, espera...

¿Celosa yo?

¿Por qué dijo eso?

Entre Balam y yo no hay en realidad nada, él no parece interesado en mi cuerpo así que es el único hombre que en realidad me agrada, se preocupa por mi bienestar y no me exige en realidad nada.

Es cierto que suele ser atento, pero aún se siente distante, a lo mucho esto parece una relación de padre e hija...

—Tranquila, te alteras rápido, necesitas aprender a guardar la calma—dijo casualmente mientras bebía su capuchino—No sé qué razones lo hizo cambiar de parecer... Para dejar que una niña viva bajo su techo... Pero no desprendes ese olor a sexo de aquellas con quienes ha estado. Supongo que está jugando al papá...

Después de decir eso se empezó a reír como loca, mi opinión de ella se va por un tubo, poco a poco la conversación cambio a temas de cosas sexosas, demasiado graficas para ser honesta.

Según ella este lugar es el único donde puede dejar de fingir que es una mujer recta, y así soltar su lengua sin miedo a ser juzgada.

Bueno yo la juzgo. Es demasiado pervertida, Julie, ese nombre lo escuche antes bajo una advertencia.

"Si esa degenerada aparece, no dejes que se te peguen sus mañas"

Mi corazón se agita, entendí esas palabras por fin.

Frente a mí se encuentra la amiga del Demonio Blanco, la Reina de los Súcubos. Sí ese nombre le queda mejor.

Sabía que algo no estaba bien, una mujer así de bonita y erótica, no puede ser real.

Bueno él no es normal, debí suponer que sus amigos tampoco lo son.

Con cada minuto escuchando su lasciva platica sobre con cuántos hombres ha estado y por donde y como le han hecho el amor...

Esta platica me ha sacado por completo de mi zona de confort, puedo sentir caliente mi entre pierna...

...No sabía que eso era posible...

A veces cuando me voy a dormir, mis manos tocan involuntariamente mi sexo, a veces es superficial, otras no me detengo hasta llegar al clímax.

Una vez escuche que es normal para una adolescente masturbarse, aunque la gente normalmente no habla de eso. Es un tabú, nunca me llamó la atención el sexo opuesto por la situación que tenía con los hombres, en realidad me dan asco.

Pero desde que llegué aquí y obtuve libertad y privacidad, lo he estado haciendo algunas veces por puro placer. Es cómodo por que no pienso en realidad en nadie, solo en mí misma cuando lo hago.

—Te estas poniendo colorada, supongo que esas historias te recordaron algo con el Neanderthal—Su voz sonó tan sensual que sentí escalofríos en todo el cuerpo.

Por un momento pude sentir una especie de aura emanando de ella, como si el aroma a rosas la envolviera y cada parpadeo tratara de hipnotizarme.

Yo negué con la cabeza, ya sabía que insinuaba.

—Por lo visto aun no te toca o no harías esa expresión, pero déjame decirte que si lo hacen... Aprenderás cosas divertidas niña—se mordió los labios mientras manoseaba sus muslos—Te diré un secreto, yo soy así gracias a él.

Lo sabía ellos tenían esa clase de intimidad, no es de sorprenderse.

—Yo tenía más o menos tu edad, no más joven creo que ambos teníamos 13 años, Ese idiota en aquellos días era popular así que ya tenía un poco de experiencia, además de ser un chico raro, solía ser extrovertido y juntaba a gente de todas las clases, nerds, matones, antisociales, normalitos, cerebritos, de todo un poco. —

Empezó a contar con nostalgia mientras seguía frotando sus muslos ahora con ambas manos, no sé qué pasó, pero en algún punto empecé a imitarla. No podía dejar de mirar sus ojos y replicar lo que ella hacía, perdí completo control sobre mí propio cuerpo, era una hoja a la deriva en el mar de la lujuria.

—Aquella tarde salimos a explorar unas cuevas que habían cerca de la escuela, si no mal recuerdo éramos tres chicas y siete chicos, todos éramos extraños entre nosotros, pero conocíamos a Balam. Exploramos un rato hasta que nos aburrimos y nos quedamos a descansar, yo era una niña tímida y miedosa, así que todo el tiempo estaba aferrada a su brazo, él me consolaba mientras hacía bromas con todos hasta que logro hacer que socializáramos entre nosotros. —Bebió a su café y podía ver su rostro completamente rojo, mientras retorcía las piernas

—Su intención era hacer una pareja entre una de las chicas y uno de sus amigos; ya todo era seguro, solo necesitaban el lugar y la privacidad. Cuando nos dimos cuenta, sonaban besos y gemidos detrás de una roca, todos hicimos de cuenta que nada pasaba, pero los ánimos se calentaron con la otra chica que nos acompañaba, la cual era mayor que nosotros y muy... sociable, una de las primeras conquistas del idiota. —

Mi respiración se agitó un poco, entonces él también era mujeriego.

—Por fortuna aplico la ley de amigos antes que mujeres, así que se quedó conmigo en lugar de coger, pero la chica no estaba contenta con eso, así que tomó a los dos menos feos del grupo y sin pudor empezaron a tener un trio. ¿Te imaginas? En aquellos días yo era una niña inocente, no quería estar viendo esas cosas. Lo peor es que solo el idiota sabía el camino de regreso y no quería abandonar a nadie, así que se dedicó a consolarme mientras hacia la plática, como si nada estuviera pasando. —Su sonrisa se retorció mientras su respiración comenzó agitarse.

Podía oler su depravación hasta donde me encontraba.

—No sé por qué, pero empecé a ver guapo a Balam en ese momento, sonreía cálidamente a pesar de que las hormonas lo tenían con una pequeña erección y estaba agitado, yo estaba ansiosa por la situación y terminé abrazándolo, mi rostro estaba tan cerca del suyo que empecé a sonrojarme y saborear sus labios... Unos rojos y gordos labios de aquel entonces, él tenía una piel suavecita como el terciopelo y no estaba tan musculoso como ahora pero igual era más fornido que la mayoría de los chicos a su edad, estar así de juntitos me hizo sentir tan bien...—

No supe en que momento pasó, pero cuando me di cuenta, me estaba manoseando solita, mientras imaginaba esa escena con una versión adolescente de los dos, nació dentro de mí una sensación de celos y envidia por aquella historia.