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Capítulo 9

- Entonces, ¿Eso es todo lo que te ha dado el primer sospechoso?

Pregunta la detective Moyá, inquisitiva.

- Pues eso es todo, sí.

Responde Álvaro, cada vez más harto de la conversación de avances y retrocesos que lleva manteniendo con la detective por casi ya una hora.

Minutos después, Álvaro abandona el despacho de la detective, dónde se encontraba, dejando la puerta abierta y despidiéndose de los demás agentes de manera rápida y brusca.

Martí se asoma poco después por la puerta.

- Detective Moyá, ¿Se encuentra bien?

La detective se encuentra pensativa, de pie, mirando su pizarra llena de datos del asesinado y de los posibles sospechosos, intentando establecer conexiones entre ellos.

En ese momento, aparta la visita y se dirige al agente.

- Sí Martí, aunque quiero que haga una cosa. Quiero que se le prohíba completamente la participación a Álvaro Mellado en este caso. Mejor dicho, prefiero que se cambie el régimen de ayudante del cuerpo. A partir de ahora solo se le consultará en casos de baja importancia, y nunca se le permitirá hablar con los sospechosos.

Ante el estupor y la mirada de asombro de Martí, la detective recalcó su opinión.

- Es una orden, Martí.

Un par de horas después, la detective se encamina hacia la puerta del hospital San Pedro.

El hospital es de carácter público, y es uno de los más grandes de toda la provincia de La Rioja, pero encontrar la recepción es tarea fácil.

Tras haber aparcado a poca distancia de la puerta, una recepción de color blanco se impone ante la detective.

Elvira se acerca a una de las muchas recepcionistas que hay en el momento.

- Perdone, soy la detective Elvira Moyá, estoy buscando a una paciente, su nombre es Camila Fuster.

La recepcionista, que hasta entonces había estado centrada en su ordenador, levanta la cabeza y la mira a los ojos.

- Lo siento detective, si quiere encontrar a alguien debe acercarse ahora a la ventanilla de recepción 4, yo estoy en mi tiempo libre.

Elvira se aleja mostrándole a la recepcionista una sonrisa, que en verdad camufla un pensamiento "Vaya con la velocidad de la sanidad pública, si todo el rato están de tiempo libre".

Se acerca a la ventanilla 4, y para su sorpresa, un jovencito negro con unos preciosos ojos azules la espera al otro lado de la mampara.

- Buenos días, ¿En qué puedo ayudarla? ¿Busca a algún familiar?

La sonrisa cálida del joven hizo que la detective se olvidara parcialmente del enfado que había hecho con la anterior recepcionista.

- No exactamente, mi nombre es Elvira Moyá, la detective Moyá. Estoy buscando a la señora Fuster. Camila Fuster.

- Por supuesto detective, ahora mismo.

El joven teclea rápidamente el nombre en el ordenador. La cara que pone no augura nada bueno en sus resultados.

- Detective, lamento informarle que la señora Fuster falleció hace casi dos meses.