Siento que en mi corazón

—Oh, oh... —Tía Chen dijo rápidamente—. Señor, ha trabajado mucho.

—No siempre trabajamos horas extra —Lu Heting se sentó—. Su Bei y yo siempre hemos cuidado de nuestra salud muy bien.

Tía Chen no se atrevió a decir nada más. Justo ahora, incluso le aconsejó a Su Bei que hiciera que Lu Heting se contuviera... Sabía que hablaba sin pensar. La salud del Joven Maestro probablemente era muy buena.

Después de que Tía Chen se fuera, Lu Heting miró a Su Bei con algo de insatisfacción —Tía Chen no conoce mi cuerpo, ¿pero tú tampoco lo conoces?

—Yo... Yo vi que no dormiste bien. Resulta que es porque estuviste trabajando horas extra anoche —Su Bei ciertamente había pensado mal.

—Señora Lu, te preocupas mucho por mi salud y lo sé. Sin embargo, todavía puedo aguantar —dijo Lu Heting tranquilamente.

Su Bei pensó, '¡Quizás yo no pueda aguantar!

'Tengo que filmar durante el día, y tengo que mirar la propuesta del centro comercial por la noche.'

¡Qué irrazonable!