Los secretos de los cielos no deben ser revelados

—El joven no era otro que Lin Yu. Sin embargo, se había puesto un poco de maquillaje, así que nadie podía decir que era guapo en absoluto. Cuando vio a la señora Yue acercarse, dijo inmediatamente: Tía, el Gran Inmortal es realmente inteligente. Antes de esto, mi papá estaba enfermo y no podía recuperarse. Fue el Gran Inmortal quien me guió para trasladar a mi papá a un hospital diferente. Es la misma enfermedad y la misma medicina. ¡Pero mi papá, que solía sentarse en una silla de ruedas, ahora puede caminar por sí mismo!

—¿En serio? Eso es genial. —La señora Yue creía en esas cosas. Cuanto más misterioso era, más lo creía ella.

Esta era la conclusión de Su Bei basada en la información que le había dado Yue Ze.

Pero el Gran Inmortal es solo alguien con buen destino. No importa cuánto dinero se ofrezca.

—La señora Yue dijo ansiosamente: ¡Gran Inmortal, tienes que ayudarme! ¡Me arrodillaré y te haré una reverencia! ¡Tienes que ayudarme a toda costa!