Al abrir los ojos se puede ver una gran luz, el sol brilla en su máximo esplendor, una suave brisa del viento recorría el lugar, el hermoso paisaje de la naturaleza, cualquier persona estaría tranquila en este lugar, pero nuestro protagonista estaba en un estado de shock.
-¿Que diablos está pasando?, recuerdo haber masacrado algunas personas antes de irme a dormir, estoy seguro que en el imperio no hay una vista cómo está o un sol tan abrazador.
Nuestro protagonista murmuraba para sí mismo, pues toda esta situación era muy extraña, no creía que alguien fuera tan audaz como para quitar de su cama al maestro de la sangre.
-Sombra, ¿que diablos pasa?.
El protagonista pregunto para no recibir una respuesta, más que la brisa del viento que soplaba suavemente. -Esto definitivamente es muy extraño.
-Haaa que dolor, diablos!!!.
Mucha información cruzó por la mente de nuestro protagonista, al parecer su alma fue transportada al cuerpo de este joven, eso explicaba cómo apareció aquí repentinamente, para cualquiera esto sería una gran sorpresa, pero la persona presente pasó por muchas dificultades desde joven, sin contar el hecho de que es un reencarnado, no es su primera vez que le sucede esto.
-Esto definitivamente es extraño pero solo me queda seguir adelante, aunque extraño a mis sombras, no significa que no volverán.
El nombre de este cuerpo al que el protagonista fue colocado es Joshep Zarth, un simple pescador, solo cuenta con una madre y dos hermanas, una de la cual ya está casada. La razón por la cual esta tirado en este lugar fue una pelea provocada por el propio Joshep.
Este mundo originalmente era normal, pero hace un siglo atrás la esencia espiritual volvió a la tierra, dando a renacer las grandes facciones, al principio hubo grandes guerras por ello, pero conforme los grandes naciones ganaban poder las cosas volvieron a la normalidad con la excepción de que los gobiernos controlan a los marciales, personas cuya fuerza es copas de ser uno con la esencia espiritual.
-Si no puede ganar, no veo la razón de pelear, qué idiota,Estado!.
(Nombre: Joshep Zarth
Nivel: 1
Título: Maestro de sangre(bloqueado)
Invocaciones: 0
Técnica de cultivo: Sangre a uno(Bloqueada)
Dinero: 1200 créditos bajos)
-Esto definitivamente es molesto, aparte de débil, soy pobre y un violento perdedor, al menos tienes algo positivo Joshep, tienes una buena familia, tranquilo que conmigo aquí..... todo el mundo los adorará.
Esa sonrisa sadica en el rostro del nuevo Joshep le daría miedo a cualquiera pero quien conociera al maestro de la sangre huiría de inmediato porque cuando sonríe de esa manera, trama algo que no es bueno más que para él mismo.
Para quienes tengan dudas sobre este sistema que invocó repentinamente pues no es tan difícil de explicar, la primera reencarnación que tuvo Joshep, el sistema despertó con él por lo cual ahora que volvió a reencarnar, el sistema lo acompañó pues es parte de su alma.
Mientras Joshep caminaba fuera del bosque, pensaba que hacer a continuación, sabía que un cambio repentino sería muy sospechoso, lo bueno en esto que él siempre fue de personalidad fría con todos, por lo cual sería difícil notar cambios bruscos en el, pero aun así más vale ser precavido que lamentarse.
Tenía que investigar sobre este nuevo mundo, al ser un maestro experimentado, el era consiente que su conocimiento sólo era superficial pero por el momento no podía hacer mucho, afortunadamente mantenía las memorias de su mundo anterior intactas, fórmulas de fortalecimiento corporal, técnicas de cultivo, técnicas de cacería, era un gran maestro invocador de dimensiones.
Cada cosa que el sabía era un gran arma para él mismo, siempre fue una persona amable con cualquiera que lo ayudara, pero con el que tenía un mínimo de malicias contra el, lo devolvería mil veces con el mayor sufrimiento posible, en el mundo anterior era conocido por su crueldad, a excepción de sus padres él no dudaría en acabar con sus propios hermanos.
-Joshep chico, qué alivio que estás bien!.
Mientras estaba perdido en sus pensamientos, escuchó una voz cansada pronunciando su nombre, al voltear pudo ver a un con piel latina, sejas gruesas, una gran barba y tenía unos pocos dientes, era el viejo Juan, un pescador y gran compañero, pese a la diferencia de edad el viejo jamás dudó en ayudarme en los momentos difíciles.
-Viejo Juan, por supuesto que estoy bien, si un viejo como tú está sano, con mayor razón lo estaría yo. Conteste con una sonrisa tranquila.
-Maldito chico, no creas que no se de la paliza que te dio Ramsés por pelear por los precios bajos que te dio de la pesca.
Por un momento recordé la razón de mi paliza y me enojé un poco pero rápidamente me calmé y dije. -Olvídalo viejo, simplemente cambiare de bodega, ¿que te parece hacerlo a lo grande hoy?.
-Explícate maldito chico.
Con una gran sonrisa en mi rostro susurré algo en los oídos del viejo Juan a lo cual se sorprendió.
-¿estás seguro chico?, es muy riesgoso.
-¿Miedo viejo Juan?.
-Que miedo voy a tener, súbete y vámonos chico maloliente.
Si se preguntan qué le dije al viejo fue simple, le propuse irnos a pescar en este momento, el viejo Juan tiene su propio bote de pesca, aunque no es grande es suficiente para mi pequeño plan.
¿La razón de mi confianza?, eso tendrán que verlo en el próximo capítulo pero les aseguro que puede ser sorprendente para algunos, pero sin duda alguna vale la pena.