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07. El gran anuncio

—Me presento, mi señor —empezó a responder Luken ante el Barón. —Me llamo Luken Otxoa, y soy un pequeño comerciante de herramientas manuales. Tengo algunos contactos en comunidades vecinas del sur, donde me venden herramientas e incluso algunos hacen trueques con herramientas que me dan algunos granjeros locales.

El Barón asiente con la cabeza, escuchando atentamente la presentación de Luken.

—Me alegra conocer a un comerciante honesto y trabajador como usted, señor Otxoa. Es importante tener proveedores confiables en estos tiempos —respondió el Barón con una sonrisa.

Luken asintió con humildad y respeto hacia el noble.

—Gracias, mi señor. Hago lo que puedo para proveer a mis clientes con herramientas de calidad y precios justos. Y si me permite preguntar, ¿cómo puedo ayudarlo en algo más?

El Barón frunció el ceño por un momento, como si estuviera considerando qué decir a continuación.

—Verá, señor Otxoa, mi propiedad agrícola ha estado sufriendo algunos problemas con el rendimiento de las cosechas. He estado buscando nuevas herramientas y técnicas para mejorar la eficiencia de los trabajos en el campo. ¿Tendrá usted alguna sugerencia o conocimiento en el tema?

Luken pensó por un momento antes de responder.

—Bueno, mi señor, tengo algunos contactos con herreros locales que podrían forjar herramientas personalizadas para sus necesidades específicas en el campo. También tengo algunos conocimientos en técnicas de cultivo, como la rotación de cultivos y el uso de abonos naturales, que podrían ayudar a mejorar la calidad y cantidad de las cosechas.

El Barón asintió con interés ante las sugerencias de Luken.

—Me parece interesante, señor Otxoa. ¿Podría proporcionarme más detalles acerca de estas técnicas y contactos que tiene? —el Barón hizo una pausa y continuó. —Fijaremos una fecha para que tengamos una reunión. Puedes retirarte para continuar disfrutando de la fiesta.

Luken asintió, dio media vuelta y empezó a caminar nuevamente hacia donde se encontraba anteriormente.

Un murmullo se empezó a escuchar en salón nuevamente, después de una situación como la que se había vivido, con guardias incluidos, incluyendo que una persona, poco conocida, fuera escoltado hacia el Barón para intercambiar unas palabras, no era algo fácil de asimilar.

«Perfecto, ya tengo como acercarme al Barón y profundizar mi investigación, estamos avanzando», pensó Luken, con una gran sonrisa.

Después de los acontecimientos que tuvieron lugar, el Barón Antonio Arlington decidió dirigirse una vez más a los invitados, para hacer un anuncio importante. Con un gesto solemne, golpeó su bastón contra el suelo, generando un sonido fuerte y penetrante que atrajo la atención de todos los presentes. 

¡Pum! ¡Pum! ¡Pum!

Una vez que tuvo la atención de la multitud, el Barón habló en voz alta y clara, para asegurarse de que todos pudieran escuchar su mensaje.

—Como les venía diciendo… tengo una noticia muy importante que les tengo que comentar… —el Barón hizo una pausa, volteo a ver a todas las personas que estaban en el salón, y continuó.

—Tengo el honor de anunciar que mi hija Vanessa se casará con el Marqués Enrique Saláis, de las tierras costeras de Cefalonia —el Barón volteo a ver a hacia un costado de la habitación, donde se estaba levantando un joven de una silla, quien dio un saludo a todos, inclinando la cabeza hacia adelante 

El Marqués Enrique Saláis, estaba vestido con un traje formal de tres piezas en color azul marino, llevaba una camisa blanca y una corbata negra. En su cabeza llevaba un sombrero de ala corta en un tono oscuro. Él empezó a caminar hacia el Barón, con un porte real. Al llegar con el Barón, este siguió hablando.

—Estamos muy emocionados por esta unión, que fortalecerá nuestras alianzas y llevará prosperidad a nuestras tierras. Les agradecemos de antemano por sus felicitaciones y les invitamos a seguir disfrutar de la noche de una bella noche —terminó de hablar el Barón, mientras se dibujaba una leve sonrisa a Lady Vanessa. —A partir de hoy, en tres meses, celebraremos la unión en esta misma ciudad.

Sin embargo, al contrario de Lady Vanessa, el Marqués Enrique mostraba una gran felicidad.

Un joven se acercó al Barón con una copa de champán para realizar un brindis, con este acto, el Barón selló la noticia del matrimonio de su hija con un noble de tierras lejanas.

En este momento, el salón se llenó de aplausos, todos los invitados mostraban una gran alegría por la noticia del compromiso de la pareja.

El Marqués Enrique Saláis, es hijo del difunto Marqués Alexandre Saláis, quien gobernaba Cefalonia, una ciudad costera próspera y animada, la ciudad tiene una importante actividad pesquera y comercial. Situada en una bahía protegida, cuenta con una amplia playa de arena blanca, rodeada de palmeras y con un puerto lleno de barcos pesqueros y veleros.

En el centro de la ciudad se encuentra la plaza principal. En las calles cercanas a la plaza se pueden encontrar tiendas de todo tipo, desde joyerías hasta tiendas de ropa y productos artesanales.

Cerca del puerto se ubican los pueblos pesqueros, habitados en su mayor parte por pescadores y pequeñas tabernas que sirven pescado fresco y marisco. En los acantilados cercanos, se sitúan los puestos de vigilancia que alertan a los barcos de posibles peligros en el mar.

Esta unión favorece en gran parte al Barón, ya que con el matrimonio podrá unir ambas casas y, por lo tanto, ambos reinos. Puesto que el Marqués no contaba con un padre que lo guiara, él tendría que acercarse al Marqués, ganar su confianza y, usando a su hija, aconsejar a como mejor le convenga. Así, aprovechando lo mejor de ambas tierras, vería la forma de crecer su patrimonio.

Luken se quedó boquiabierto, y bajo la mirada con la noticia del matrimonio, aunque no le interesaba Lady Vanessa, su corazón dio un vuelco, como si le hubiera atravesado una espada. Esa noche la había visto y habían intercambiado miradas más de una vez, solo le faltó acercarse para intercambiar palabras y conocerla.

Este gesto no pasó desapercibido, ya que Lady Vanessa se quedó observando nuevamente a Luken. Luken, por su parte, sintió que lo observaban, al levantar el rostro, vio a Lady Vanessa observándolo con una mirada poco expresiva, pero, con unos ojos expresando ternura.

Esta situación hizo sentir incómodo a Luken, quien empezó a caminar hacia el jardín exterior nuevamente. Lo único que no se dio cuenta, es que el Marqués Enrique presenció el intercambio de miradas, con un semblante serio y molesto.