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Prólogo

Lo que parecía ser un hermoso cielo despejado de color azul y un paisaje verde con excéntricas flores y altas montañas, se vio truncado de un momento a otro, en cuestión de pocos segundos aquel radiante escenario se transformó totalmente en una zona oscura y en decadencia.

Pero ¿qué sucedió para que el lugar tuviera esa transformación tan radical?...

Una gran aldea humana de los bosques vivía con tranquilidad su día a día, sin saber la gran tragedia que estaban a punto de vivir. Los guardias, casi cayendo agotados por su duro trabajo, notaron a lo lejos un gran cúmulo de nubes oscuras acercándose en el cielo a gran velocidad. Inmediatamente avisaron a los demás, quienes observaron la escena impresionados.

En pocos minutos, el cielo despejado se transformó en un cielo totalmente nublado y oscuro, creando un efecto nocturno, aun siendo de día. Todos en la aldea, extrañados e impresionados, empezaron a salir de sus casas para observar lo que pasaba.

Cuando menos se lo esperaban, un gran rayo azota el centro de la aldea, impactando en uno de los desafortunados que se encontraban en el lugar, tirándolo al suelo inmediatamente, en coma. Al presenciar eso, todos entraron en pánico y decidieron refugiarse en las casas, pero no del todo. Algunos asomaban por la puerta para seguir observando la escena.

Los rayos empezaron a azotar los alrededores, creando estruendos tan potentes que fácilmente son confundidos con explosiones de alto calibre. Los niños lloraban mientras que los adultos se preparaban para una posible invasión o catástrofe. Los guardias se unían para crear defensas de emergencia para la aldea.

Sin embargo, uno de ellos escuchó un peculiar sonido, parecía un gutural, un rugido muy profundo que venía de los cielos. Inmediatamente informó y todos pensaron que se trataba del mismísimo Dios de los cielos y las tormentas, Sha'Jin.

Algunos creían que la furia de Sha'Jin estaba empezando, por debidas circunstancias no estaba conforme con el progreso, así que iba a realizar una limpieza divina y dejar a los más aptos. Otros creían que era una tormenta eléctrica inusual, que solamente se puede ver una vez cada tantos años, mientras que los más ancianos relataban una legendaria historia, llamada "Los Siete Dragones Mortales"...

Hablaban específicamente sobre "Jor'Gath", el dragón de las tormentas. Una deidad capaz de controlar los cielos y el clima a su antojo, y causando destrozos a sus alrededores. La historia decía que cuando el mundo encontrara un desequilibrio, un error en el transcurso de la historia, una falla mundial, los siete dragones mortales despertarían para arreglar ese error, aunque se cosechen millones de vidas.

Esas siete deidades son controladores del mundo, no pueden ser considerados malvados porque protegen el mundo y su historia, pero tampoco buenos, porque no les importan los seres vivos que habitan su mundo. Al ser neutrales, si sienten una amenaza, no dudarán en atacar para neutralizar el objetivo.

Sin embargo, la última vez que se vio a algún dragón mortal, fue hace más de cinco mil años, desde entonces no se ha tenido registro de su existencia, por lo que aquella historia se puede volver algo dudosa.

Los más ancianos repiten que Jor'Gath ha despertado para restaurar el orden en los cielos, para arreglar algún error que solamente ellos pueden remendar, fracturas del mundo que van más allá de nuestro entendimiento.

Pero, todo lo anterior quedó totalmente descartado cuando, todos en la aldea mientras observaban el cielo, notaron aquel rugido nuevamente, pero cada vez se acercaba más... En cuestión de dos minutos, notaban una enorme figura oscura por encima de las nubes que ocultaban el cielo.

En total silencio, y cuando nadie lo esperaba, del oscuro cielo aparece un enorme dragón color azul oscuro, con un sinfín de gemas electrificadas de color azul eléctrico en su espalda en forma de columna hasta el final de su cola, en la que había un gran cristal puntiagudo encendido.

Aquel enorme dragón apareció repentinamente desde el cielo, despejando inmediatamente las nubes oscuras, y a su vez soltando un gran aliento electrificado de su boca, que se dirigía directamente a la aldea de los humanos. Todos empezaron a gritar y a correr despavoridos, mientras que los guardias intentaban disparar y golpear al dragón a la distancia, sin éxito.

El dragón logró destruir gran parte de la aldea con tan solo un ataque, y cuando estaba preparado para lanzar el golpe de gracia contra los humanos, aparece alguien muy particular, que se posa en el centro de la aldea, encarando al dragón con una mirada intimidante que asustaría hasta al más poderoso caballero.

—Oh, gran dragón mortal Jor'Gath, reconozco su renacimiento en el aquí y ahora, para proteger a nuestro mundo de la impensable catástrofe que se avecina. Por favor, acepte este sacrificio únicamente para saciar sus deseos, mi señor.

El dragón se queda mirando fijamente al hombre, quien llevaba consigo una cuerda amarrada a más de diez personas que habían muerto en el ataque a la aldea.

—Escoria. No soy un mísero Dios menor como para aceptar sacrificios insignificantes.

—¡P-pero mi señor, mi devoción hacia usted es mayor que la de cualquier ser vivo hacía cualquier Dios!

—Entonces muere y déjame cumplir mi cometido.

—¡C-como usted lo desee, gran dragón Jor'Gath!

El dragón le lanza un ataque electrificado al hombre, asesinándolo al instante, para luego rugir fuertemente, mirar a sus alrededores y seguir con la destrucción de la aldea con pocos alientos.

Según las historias, Jor'Gath es un testarudo dragón encargado de los cielos, nunca ha creído en tener seguidores que lo adoren, al no tener ni el más mínimo remordimiento, es capaz de erradicar una parte completa del planeta sin sentir nada, para luego volver a su morada por el descanso por milenios.

Ni el más famoso y poderoso héroe, ni el mejor mago del mundo han siquiera pensado en luchar contra algún dragón mortal, al ser deidades supremas los vuelve los seres más poderosos incluso por encima de los dioses, así que, hasta el día de hoy, nadie ha sido capaz de darles batalla.

Luego de haber destrozado completamente aquella aldea, Jor'Gath estaba preparado para volar a su siguiente destino. En poco tiempo todo el mundo se enteró del despertar del dragón. Sin embargo, los más antiguos se dieron cuenta de algo diferente, Jor'Gath no era el de las historias, había despertado como un dragón maligno con el único deseo de matar y destruir todo a su paso.

Al reconocer que ningún ser en el mundo podría hacerle frente a algún dragón capital enfurecido, decidieron rendirse y dejar que el mundo acabara en tan solo un par de horas gracias al poder destructivo de Jor'Gath. En la noche de aquel día, mientras observaban el cielo, una enorme luz apareció de la nada. No se trataba de la Luna y su luz natural. Parecía haber una especia de intervención divina...

Inmediatamente, el gran cielo se iluminó como si la noche ya no existiese, abriendo paso a otro enorme dragón, totalmente blanco y con figura majestuosa, con alas similares a las de un ángel, irradiando una gran aura de paz y tranquilidad, mientras miraba fijamente al Jor'Gath enfurecido.

—Azafkel, ¿qué demonios haces aquí?

—Jor'Gath, no... Vastrolloth, déjalo en paz...

Jor'Gath le ruge fuertemente a Azafkel, creando tormentas a su alrededor. Sin embargo, el majestuoso dragón blanco no se inmutó ante la intimidación, batiendo sus alas y despejando nuevamente el cielo.

—Te lo diré nuevamente, Vastrolloth, libera a Jor'Gath o no tendré piedad.

—Azafkel... Nuevamente intentas arruinar mi cometido...

—Sabes perfectamente que soy la protectora divina del mundo, no puedo permitir que hagas una catástrofe así, y menos utilizando a mi hermano.

—En este día mi objetivo será cumplido, y el mundo se verá envuelto en llamas y destrucción. Entonces, estaré satisfecho, y acabaré con cada uno. Serán mis trofeos y todos le servirán al gran Vastrolloth — Dijo Jor'Gath con una distorsionada voz, mientras empezaba a reír a carcajadas.

Inmediatamente después, el gran dragón eléctrico carga contra Azafkel, preparando un poderoso ataque electrificado desde su boca, que fácilmente dejaría a cualquiera fuera de combate. Sin embargo, al estar nivelados en poder, la dragona protectora logra evitar su ataque, preparándose para contraatacar igualmente.

Azafkel bate sus alas, creando una gran esfera de luz que salió disparada directamente hacia Jor'Gath, impactándole y causándole mucho daño. Sin embargo, el dragón eléctrico se recupera al instante e invoca una fuerte lluvia eléctrica, aumentando así su poder y aguante.

—¡No dejaré que arruines mis planes! — Gritó Jor'Gath, enfurecido.

—Veo que nunca será suficiente para mantenerte a raya…

—¿¡Por quién me tomas, eh!?

—Simplemente eres un señor de la muerte, deja en paz a Jor'Gath, cobarde.

El gran dragón eléctrico ruge tan fuerte que provoca temblores y una tormenta más poderosa, para luego iluminarse por completo mientras carga un peligroso rayo azul desde su boca, apuntando directamente hacia Azafkel.

—¡Espera, si usas eso, podrías destruir gran parte del planeta!

—¿¡Crees que me importa!?

El dragón igualmente soltó el gran rayo aun sabiendo las consecuencias de usarlo. Azafkel rápidamente movió sus alas, creando un gran escudo que bloquearía en parte el potente rayo de Jor'Gath. Sin embargo, no era lo suficientemente fuerte como para soportarlo todo…

El escudo estaba fragmentándose, y era cuestión de tiempo para que el rayo impactara y destruyera a Azafkel. La dragona, como último recurso, conjuró un gran pilar de luz que apareció desde la tierra, golpeando la cabeza de Jor'Gath y desviando el rayo hacia el cielo, para luego impactarle con potentes esferas cargadas de energía divina.

Jor'Gath, dañado y con poca energía luego de usar el rayo, se preparaba para usar un as bajo la manga que posiblemente le costaría su propia vida, a costa de vencer a su enemigo. Empezaría a crear un círculo ritual con su propia sangre a toda velocidad.

—¡No te dejaré hacerlo!

—¡Ja, muy tarde!

El círculo de sangre se activa, creando un gran resplandecer en los alrededores, para luego calmarse, y revelar una figura humanoide. Parecía ser un humano común y corriente. Sin embargo, de su espalda aparecieron unas temibles alas negras, y de su frente grandes cuernos oscuros.

Con una temible mirada, observó al dragón caído, para luego ver a Azafkel en los cielos, y soltar una pequeña risa.

—Vastrolloth, ¿ahora qué quieres?…

—¡Idiota, no te quedes ahí y ayuda!

—¿Contra Azafkel?…

—¡S-sí!

—Lo siento, Vastrolloth. La culpa es tuya y de nadie más. Sabes muy bien que Azafkel es de los dragones más poderosos, e igualmente osas luchar contra ella. Qué idiota.

—Xul'Zareth… ¿Por qué atendiste a su llamado? — Preguntó Azafkel.

—Simplemente curiosidad de saber en qué lío se había metido ahora.

—¿Curiosidad?…

—Si… Quién pensaría que intentaría luchar contra ti… Mis sinceras disculpas, ya me retiro.

—¡No! ¡Espera, tienes que ayudarme!

—Idiota, es tu problema.

Xul'Zareth abre nuevamente un círculo rojo, desapareciendo entre resplandecientes llamas abisales de color negro.

—Es hora del descanso eterno — Dijo Azafkel, mientras realizaba un movimiento con sus alas, provocando que Jor'Gath cayera rendido y dormido dentro de una prisión divina de espadas doradas.

Azafkel envía a Jor'Gath aún en la prisión divina, debajo del mundo, en un lugar especial para mantenerlo dormido y con su poder infinitamente limitado en caso de que despierte de su letargo.

—Ahora que Vastrolloth está sellado, el mundo verá la luz nuevamente por el resto de sus días.

Finalmente, Azafkel se retira hacia el cielo, batiendo sus alas y dejando una estela dorada atrás mientras despejaba todos los cielos.

—Y desde entonces, el mundo ha estado en paz, gracias a la gran dragona Azafkel, quien selló a Jor'Gath junto a Vastrolloth en una prisión divina, debajo del mundo.

—Papá, ¿significa que Jor'Gath todavía sigue dormido en algún lugar del mundo?

—Así es, Stella. Sin embargo, nunca se ha encontrado aquel lugar, por lo tanto, todo queda en una leyenda.

—Oh... Es muy increíble, debe existir ese lugar...

—No te preocupes, tal vez alguien logre descubrirlo, incluso ese alguien puede ser tu futuro hijo...

—¡¿H-hijo?!

—Si... El mundo nos trae por algo, todos tenemos un destino, así que cuando tengas un hijo, cuida muy bien de él, y cuando sepas que puede valerse por sí mismo, déjalo ir, el amor nunca se irá y se apoyarán mutuamente.

—Papá... ¿Cómo se hacen los hijos?...

—Oh... E-eso lo sabrás cuando seas un poco mayor, Stella. Vamos, ve a tu habitación, ya es tarde.

—Sí, papá...

. . .

—Si tengo un hijo, lo amaré mucho, y seguro que será un apuesto y famoso héroe que ayudará al mundo con su gran poder — Dijo Stella, mientras se acomodaba en su cama.

—Destino... ¿Qué tienes para mí?...

. . .