Un año después.
El segundo año de Malleforme casi concluía, este se encontraba tratando de estudiar en la biblioteca, pero se distraía fácilmente, sentía vergüenza y culpa. Había notado que empezaba a ver a Calo con otros sentimientos, sentía que traicionaba su amistad, además de caer en uno de los pecados que su padre más repudiaba.
El chico suspiro, —Ara, ¿alguna enamorada de la que no me hayas hablado?— de la nada aparecía Calo haciendo que el alma del chico escapara por un momento de su cuerpo. Malleforme evito la mirada del líder de dormitorio, —Oye, sea lo que sea, puedes contármelo— trataba de animarlo el moreno.
" Calo fue muy compresivo con mis sentimientos, claro que no paso nada entre nosotros… ser su amigo era suficiente para mí. Aún no sé cómo, pero… padre se enteró de eso, esa fue la única vez que fue al colegio…"
—Señor Claudere por favor guarde la compostura— trataba de calmarlo el director, un hombre anormalmente alto que usaba máscara de calavera. —¿Calmarme?, esta escuela está llena de pecadores, no permitiré a mi hijo seguir estudiando aquí— alzaba la voz el padre de Malleforme.
Calo miraba todo desde un rincón, no podía permitir que su amigo regresara a aquel infierno que era su hogar. —Señor Claudere, no puede sacar a Malleforme de la escuela— interrumpía el joven a los adultos, el señor Claudere lo miraba con desprecio y asco, —Si el problema soy yo… entonces dimitiré ahora mismo de la escuela.
Todos quedaron en silencio, ninguno esperaba ese giro, Malleforme trato de ir con su amigo; sin embargo, su padre lo detuvo, —¡NO CALO!, ¿no puedes… que pasara contigo?— decía angustiado el menor, su sempai, en cambio, le sonrió con calma.
—Tranquilo, aunque no me agrade, pediré el cambio a RSA— restaba importancia Calo, —No obstante, tengo una condición— hablo el menor, ahora dirigiéndose a los mayores.
"A cambio de dejar la escuela, Calo pidió que fuera nombrado el nuevo líder de Pomefiore. Padre aceptó de inmediato, sabiendo el peso curricular que este cargo implicaba. Yo traté de hacer lo mejor que pude, pero mis compañeros de nuevo me dieron la espalda, culpándome por lo ocurrido con Calo."
—Tú nunca serás nuestro líder.
—Incluso si crearas la pócima más venenosa… nunca serás como el líder Smaragd.
"Ya basta"
—Tú eres quien debió irse.
"Ya basta"
—Mírate, ni con el puesto de líder que te conseguí puedes dejar de ser una desgracia de hijo.
"Ya basta, ya basta, ¡ya basta!"
"Sin Calo, el mundo se hizo oscuro nuevamente. Estaba desesperado, quería respeto, quería que padre dejara de odiarme, movido por mi dolor, tome una decisión extrema. Tarde todo el verano para encontrarla, la pócima de la reina hermosa, logre reproducirla…"
Inicio de clases
El primer día todo Pomefiore estaba reunido en el salón de baile, aun con las túnicas tanto los nuevos alumnos como los veteranos se preguntaban porque el líder de dormitorio los había reunido en aquel lugar.
—Ese tonto, mira que hacernos perder el tiempo— decía un chico de tercer año, a lo que el resto lo corearon, —Talvez te has vuelto más débil si una corta espera te cansa tanto— la voz de Malleforme asustaba a todos, ninguno había visto cuando aparecido en el centro del salón.
El chico lo miro temerario, no dejaría que alguien como él lo menospreciara, —Te crees mucho solo porque Smaragd te nombro líder, él solo te tuvo lástima, ni siquiera eres el mejor haciendo pociones— el resto de chicos de segundo y tercero le daban la razón.
Malleforme lo miro altanero, de entre sus ropas saco una copa, los más experimentados al reconocer el olor que esta emanaba quedaron atónitos al identificar de qué poción se trataba.
—Tú… nadie ha sido capaz de recrearla, nada más la hermosa reina…— decía el chico tratando de no sonar asombrado.
—¿Tan seguro estás?— pregunto Malleforme antes de beber todo el contenido, al final de cuentas, no tenía nada que perder. Sintió como si fuego bajara por su garganta, la sala se oscureció, era como si una tormenta se hubiera infiltrado, incluso algunos rayos comenzaron a aparecer.
Todos miraban atónitos la transformación de su líder, el cabello perdió color para tornarse plateado, las cicatrices desaparecieron, incluso pereció que el chico gano altura. Cuando el efecto termino la luz regreso a la sala, un joven bien parecido los miraba con desprecio.
—No es…—
—¿Posible?— Malleforme completaba la frase, incluso su voz parecía diferente, —¿Alguna duda de porque yo soy el líder?— Malleforme miro a todos los estudiantes, ninguno quería hablar.
—Antes de que pasen a sus aposentos, tengo dos últimos anuncios— dijo el chico dirigiéndose a la salida del salón, —El primero, a partir de este momento, Malleforme está muerto, yo soy Jógvan Claudere, ¿quedo claro?
—Sí, líder de dormitorio— respondieron los alumnos con algo de temor.
—Segundo, aún hay muchas alimañas podridas entre los alumnos… es mi deber acabar con esa plaga— decía sonriendo de forma siniestra, todos comenzaron a sudar frío, —Padre siempre dice, con fuego se purifica el alma.
El salón comenzó a llenarse en llamas, rápidamente todos corrieron al centro de este alejándose de las paredes, —Magia única, ¡Hell Fire!— con esto Jógvan incendio también la puerta, dejando a todos los alumnos encerrados en el interior del salón.
"No queme a nadie, solo quería meterles un susto y lo logre. A partir de esa noche, nadie volvió a meterse conmigo. Finalmente, era respetado, temido pero respetado.
Padre comenzó a verme con orgullo, el tercer y cuarto año, fueron solamente logros… padre me felicito cuando al graduarme recibí una invitación para formar parte del cuerpo de policía de Bell Town, había logrado que mi padre me quisiera.
A pesar de que… cuando fui nombrado juez, el puesto que mi padre deseaba y no había logrado… sucesos curiosos comenzaron a surgir…"
Cinco años después.
Jógvan patrullaba por las calles de Bell Town, desde hacía unos tres años la gente lo veía con miedo, incluso había arrestado a algunos por atreverse a aventarle comida podrida llamándolo "juez corrupto" o "el demonio".
Estaba por retirarse al palacio de justicia cuando una música llamo su atención, vio un rostro que no había visto por mucho tiempo. —Sabía que esta era la mejor forma de captar tu atención, Kouhai— con una sonrisa lo saludaba Calo.
…
Ambos estaban sentados en una de las mesas de un café, el moreno se veía un poco incómodo, Jógvan no estaba seguro si era el lugar o su nuevo aspecto lo que incomodaba a su excompañero.
—No creas que no quiero ponerme al día, pero en este momento estoy ocu…
—¿Es cierto que tú eres el juez que está autorizando las desapariciones? — Calo hablo tan rápido que ninguno entendió que fue lo que había dicho.
El peli plata lo miro atónito, tantos años y era lo primero que preguntaba, se sintió dolido, pero puso su mejor mascara para que el otro no lo notara. —No sé qué te hace creer que esos rumores sobre mí son reales, sé que soy un juez poco flexible… pero yo jamás…
Calo le hizo una seña para que siguiera hablando, con la mayor cautela que le fue posible le paso un paquete con una nota encima de este, "ábrelo cuando estés solo". El moreno miró alrededor suyo antes de decirle algo en susurros.
—Incluso cuando tu rostro es diferente, sé que muy en el fondo aún eres ese chico dulce que conocí en Pomefiore… alguien se está aprovechando de lo que has logrado…
Palacio de justicia
En su recámara Jógvan no podía creer lo que veía, permisos para encarcelar a gente inocente, documentos donde se reportaba la desaparición de ciertos civiles, todos y cada uno firmados a su nombre, firma que si bien era idéntica a la suya, era más que claro que había sido falsificada.
El juez tiró todos los papeles al suelo producto de su ira, ¿quién se había atrevido a suplantar su identidad? Ahora todo tenía sentido, él había estado suponiendo que el odio de la gente era injusto cuando, aparentemente, el injusto era él.
Salió hecho una furia de su cuarto, debía reunir a toda su gente de inmediato, no perdonaría a quien hubiera usado su nombre de forma tan ruin, la traición se pagaría caro. Estaba por llamar a su padre cuando vio una sombra correr por los pasillos.
Con la furia guiando sus acciones siguió a la sombra, al sentirse perseguida la figura salto por una ventana a la calle comenzando a correr, Jógvan no se lo pensó dos veces e imito la acción. Ambos corrían por las oscuras calles de la ciudad, la figura lo condujo hasta el cementerio.
Temiendo que esta buscara tenderle una trampa, invocó su magia única, rodeando a la sombra en un círculo de fuego, al quedar iluminada pudo ver a una joven con cabello naranja como el que tenía antes, incluso pudo distinguir varios rasgos suyos en ella.
—Si no quieres arder en el infierno, es mejor que empieces a hablar— amenazo Jógvan a la chica.
Esta estaba asustada, —Yo… yo sé quién…— el miedo se notaba en sus ojos.
—¡Habla de una vez!
—¡Tu padre te ha mentido y es quien está manipulando a la policía en tu nombre!
Ambos se miraron fijamente, Jógvan creyó que la chica le mentía, hizo que el círculo de fuego se acercara más a ella. —¡Él miente… él mintió sobre lo que paso con nuestra madre!
"Tarde en creer… lo que mi media hermana…"
"No podía creerlo, tenía una media hermana…"
"Padre había obligado a mi madre a casarse con él, ellos se habían conocido en otro pueblo, ella era un hada de fuego de quien padre se obsesionó, cuando yo nací mi madre intento huir, pero padre la encontró e intento matarnos…
Todo mi vida había creído lo que padre me había dicho, que las cicatrices de mi rostro eran la razón por la cual madre nos había dejado… cuando fue el quién me las hizo… Madre apenas logro huir dejándome atrás.
Mi hermana me contó que madre intento volver por mí, pero padre había escapado y cambiado su identidad, madre tuvo a mi hermana, pero la pena hizo que muriera cuando ella era joven".
…
Habían pasado algunos días desde que Jógvan se enterara de la verdad, durante ese tiempo no salió del palacio de justicia. Estaba sentado en su escritorio cubriendo su rostro con sus brazos cuando alguien abrió la puerta.
—¿Quién los dejo entrar?— dijo sabiendo quienes eran.
—No había guardias, así que no rompimos ninguna regla— a pesar del ambiente lúgubre, Calo seguía sonriendo. El y la peli naranja fueron hasta donde Jógvan se encontraba.
Este se sorprendió al sentir a ambos abrasarle, —Aunque no lo parezca, nos tienes a nosotros— le decía su hermana cuando finalmente alzo la vista. Unos pasos y un aplauso los hizo voltear con pánico a la puerta.
—Patético como siempre, Malleforme— decía su padre al frente de varios guardias, —¿Qué crees que haces?— recuperando valor, Jógvan se ponía frente a los otros dos, —Es obvio que tú ya no eres apto para el puesto de juez, pero bueno, no se podía esperar mucho de alguien como tú.
—Si aún valoran sus vidas, salgan de aquí— ordenaba Jógvan a los guardias, estos se veían contrariados, —Hasta que el rey de Land of Peroxyne dicte lo contrario, yo sigo siendo el juez y la máxima autoridad de aquí— dijo Jógvan comenzando a invocar su magia única.
Los guardias asintieron y abandonaron el edificio, —¿Qué creen que hacen cretinos?— gritaba el mayor, una bola de magia negra lo saco volando del cuarto, padre e hijo comenzaron a pelear, poco a poco el lugar comenzó a llenarse de fuego.
—Lárguense— dijo Jógvan a sus acompañantes, —Pero…— trato de razonar Calo, el peli plata solo lo miro serio, —Confía en mí… iré después de arrestar a padre.
Aunque no estaban seguros, ambos dejaron a padre e hijo en su batalla, lo esperarían a fuera del palacio con la guardia, listos para entregar al verdadero criminal. Los ataques de Jógvan eran cada vez más agresivos, logrando tirar a su padre al suelo.
—Malleforme, tú…
—¡Cállate!— grito colérico Jógvan, —Tú… me mentiste… me hiciste creer que yo había nacido como un monstruo… y lo soy… pero porque tú me convertiste en uno— dijo mirándose las manos.
Comprendió que todo lo que había hecho era en vano, todo lo que sacrifico fue para ganar el cariño que nunca tendría, aquel hombre le había robado su vida, era hora de ponerle fin. Lanzo su magia única contra el edificio de justicia, y contra ellos dos.
—¿Qué crees que haces imbécil?— grito su padre al ver cómo sus ropas comenzaban a incendiarse.
—El fuego… purificará nuestros pecados padre.
Desde fuera, todo Bell Town vio cómo el edificio se consumía en llamas.
Presente.
Los cuatro estaban callados. Jógvan era un chico que desde un inicio nunca fue lo que creían, Vil quería decir algo para consolar al chico, pero no era el momento, no con la isla en peligro. —Claudere sempai… lamento lo que paso con su vida, pero…
—No puedo ayudarlos— respondió antes de que el rubio pudiera decir algo, —Yo… le falle a mi dormitorio… a mi ciudad… a mi familia y amor… soy solo un fracaso…
Los chicos de tercero se miraron, no podían obligarlo, sin embargo, Epel no estaba tan tranquilo con esa respuesta. —¿De qué estás hablando?, No puedes rendirte ahora, Walter y los otros están atacando a inocentes… ¡Mis amigos están en peligro por su culpa!
Jógvan apretó el anillo en su mano, aquellos chicos no lo entendían, —Lo intente, y fracase, ¿qué más quieren de mí?— dijo molesto, les dio la espalda. —Déjenme solo.
Epel iba a volver a insistir cuando Vil lo sostuvo por el hombro, —Déjalo ya, si es lo que quiere no podemos hacer nada más.
Los tres chicos iban a bajar del campanario cuando escucharon pasos correr por las escaleras, se pusieron en guardia, al ver que se trataba de Neige se relajaron. —La… lamento interrumpir, pero… tengo malas noticias.
Todos se apresuraron a salir, Jógvan vio a los chicos reunirse con otros alumnos desde una de las ventanas del campanario, dijeron algo y de inmediato todos echaron a correr, el peli naranja vio cómo todos se dirigían a Royal Sword Academy.
—Walter…— dijo para sí mismo Jógvan, recordó la orden que este le había dado, de seguro se dirigía al colegio de blanco para capturar a ese/a tal Mc.
No quería salir de aquel lugar, ya suficientes fracasos cargaba en su conciencia, sin embargo…
¡Mis amigos están en peligro por su culpa!
Las palabras de Epel resonaron en su mente. Suspiro, tal vez…
Solo ayudar un poco no estaría mal.