- Entonces, de la nada, escuché una voz toda débil y suave de una niña. Esta parecía provenir del bosque. Me quedé quieto por unos segundos pensando y me dije a mí mismo que si me iba sin avisar, ellos me perseguirán o tal vez no. Pero si no voy, tal vez la voz que escucho la estén lastimando o le estén torturando, o sabe qué cosas le estén haciendo.
- Sin pensarlo más, entré al bosque. El bosque era inmenso y Alavez seguía escuchando la voz que pedía ayuda. Gracias a esto, me seguía guiando para llegar al lugar.
- Hasta que, por unos segundos de correr, por fin pude ver a la niña que estaba siendo golpeada por otra persona. Este era de la raza de los ángeles y estaba a punto de matarla con sus puños. Al ver esto, le grité, y él volteó a verme con una cara enfadada. Botó al suelo a la niña y le dio una patada en toda la barriga, haciendo que esta perdiera el conocimiento. Él me dice unas palabras mientras lame el borde de la espada que estaba llena de sangre; parecía que había asesinado a más de una persona antes.
— Oye, eres muy rudo para que me hayas interrumpido. Creo que nunca te enseñaron a no meterte en lo que no te llama.
- Él me señalaba mientras, de un momento a otro, se lanzaba a mí a alta velocidad para atacarme y matarme con un solo golpe de su espada. Logré esquivar el ataque por poco, casi cortándome la cabeza. Le respondí: "No eres nada sin tus alas", lo que lo hizo enojar mucho y comenzó a atacarme sin parar, una y otra vez.
- En ese momento, recordé que no traía ningún objeto para protegerme o para atacar, lo que me dejó en desventaja. Al ver que no traía nada, me miró fijamente con una sonrisa, y en dos segundos volvió a atacar. Intenté esquivar el ataque, pero este alcanzó a cortarme tres dedos de la mano izquierda.
- Aunque me dolía mucho perder tres dedos, no podía volver atrás ni huir; debía seguir peleando hasta que uno de los dos muriera. Pero, en un momento, una voz comenzó a hablarme dentro de mi cabeza. Esta era una voz de una mujer que nunca había escuchado.
- No le puse cuidado al ángel por unos segundos hasta que en un momento a otro el ya estaba delante mío listo para atacar no podia hacer nada el con su espada listo para atravesar mi barriga, en un momento mis dedos del brazo izquierdo comenzaron a volver a regenerarse sin darme cuenta.