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capítulo 14: Iko

La batalla se desataba con una ferocidad que nunca había imaginado. El Dios Thalor se lanzó contra nosotros, y el grito desgarrador de Rin resonó en el aire. La vi caer, su pierna derecha cortada, y en un instante, la oscuridad de la grieta la tragó. El horror se apoderó de mis sentidos mis piernas temblaban de miedo no las podia mover mientras veía a mis hermanos enfrentarse a este ser divino, cuya furia parecía inagotable.

Daichi estaba consumido por la rabia, un torbellino de emociones que lo llevaban a atacar a Thalor sin piedad pero todo parecía ser en vano.

- Daichi : ¡Desgraciado, ¿qué le hiciste a mi hermana?! ¡Te voy a matar! ¡Aaaaah!

Su grito era como un eco de nuestra desesperación. Cada golpe que daba era un grito de venganza, un intento de recuperar lo que se había perdido. La pelea entre ellos se tornaba cada vez más intensa, un choque de titanes donde la resistencia y la fuerza eran las únicas armas. Thalor, con su poder abrumador, contraatacaba con golpes certeros, pero Daichi no se rendía.

Mientras tanto, Catter, Aiko y yo luchábamos contra Draekon . La presión era inmensa, y yo sentía cómo la fatiga comenzaba a pesar en mis extremidades. Aiko, con su magia limitada, sabía que el tiempo corría en su contra.

- Aiko: Mierda, no puedo seguir así... Solo tengo 5 minutos antes de que mi cuerpo sufra un recalentamiento...

La angustia en su voz me llenó de preocupación. Sabía que debía actuar rápido, pero Draekon era astuto y esquivaba nuestros ataques con una agilidad sorprendente. Cada movimiento que hacía parecía burlarse de nuestros esfuerzos.

La batalla se tornó más oscura. Daichi seguía luchando con Thalor, pero el destino no se mostraba amable. La espada de Daichi se rompió en un instante, y vi cómo Thalor le atravesaba el abdomen. La escena se detuvo en mi mente, como un cuadro que no podía borrar.

- Daichi: ¡Ken! ¡Rápido, córtale la cabeza a este Dios inmediatamente! ¡Vamos!*

El grito de Daichi resonó en mí, pero el horror se intensificó cuando vi a Ken caer ante Draekon, quien lo desarmó con un movimiento rápido. La impotencia me invadió. No podía creer que uno a uno, mis hermanos caían en la grieta. Mei también fue arrojada, y mi corazón se hundió aún más.

- Iko: Maldición, estábamos tan confiados...

La desesperación se apoderaba de mí mientras Aiko caía al suelo, pero en unos segundos se volvió a levantar. La escena era desgarradora; solo quedábamos Catter, Aiko yo.

Con cada golpe que recibía de Thalor, sentía que mi fuerza se desvanecía pero todo fue peor asta que le pude dar uno de mis ataques con mi espada. El Dios de la Guerra se enfureció al perder uno de sus ojos, y su ira se desató sobre mí.

- Thalor: ¡Maldito humano como pudiste!

La furia de Thalor era aterradora, y cada golpe que recibía era como un recordatorio de lo frágil que era nuestra existencia. Pero no podía rendirme. Tenía que luchar, no solo por mí, sino por mis hermanos que habían caído en la grieta.

Catter, en un arrebato de rabia, se lanzó contra Draekon. La imagen de Aiko en el suelo me heló la sangre en un abrir y cerrar de ojos el Dios Thalor había cortado por la mitad a Aiko y haci el lanzó su dos pedazos su cuerpo que había sido partido a la mitad hacia la grieta. Sentí que el tiempo se detenía mientras Catter se enfrentaba al Dios del caos. Pero la suerte no estaba de nuestro lado. Draekon lo sorprendió, y el horror se apoderó de mí cuando vi a Catter ser lanzado hacia la grieta.

Y así, solo quedamos nosotros tres, yo y los Dos Dioses. En un último intento, me lancé hacia él Dios Thalor, pero su espada se hundió en mi corazón.

Con mis últimas fuerzas, logré hacer un corte leve en la cara de Draekon, retrocedió, pero no era suficiente. La desesperación me invadió mientras sentía que la vida se desvanecía de mí.

- Iko: Mierda, ¿así es como muero?

M3 pregunte mientras Las lágrimas brotaron de mis ojos mientras cerraba los parpados. los momentos en los que pasamos juntos pasaron por mis ojos nuestra infancia el doctor que nos creó nuestro padre todo eso lo recordé en unos segundos mientras mis ojos se cerraban.

La oscuridad me envolvió, y el peso de la derrota se asentó en mi corazón. En ese momento, comprendí que había luchado con todas mis fuerzas, pero el destino había decidido que este fuera el final de mi historia.

Continuará..