Roland fue arrastrado fuera de la cama por Ruiseñor.
Se sorprendió al escuchar la noticia de que el padre de Nana Pine lo estaba esperando en el pasillo. Pero se dio cuenta de que era una buena oportunidad para tener el apoyo de la niña en la lucha durante los Meses de los Demonios. Debía convencer a los Pine para que pasen el invierno en Ciudad Fronteriza.
Había sido una situación difícil para el Príncipe Roland, ya que su reputación y popularidad habían tocado fondo entre los nobles. Incluso sus relaciones con Fuerte Largacanción se habían vuelto tensas. Él no tenía oportunidad de mantener a los nobles en Ciudad Fronteriza en invierno, ya que su negocio se encontraba principalmente en el este de Fuerte Largacanción. Desde el principio, Roland no había pensado en cooperar con los nobles, que eran buenos para ganar poder y posesiones, en lugar de luchar lado a lado.
Se vistió rápidamente y se limpió brevemente antes de dirigirse al salón.
Habiéndose quedado solo durante tanto tiempo que ya no pudo ocultar su ira, Tigui Pine se puso de pie y preguntó en cuanto vio al príncipe:
—Su alteza, ¿dónde está mi hija?
Ésta era la primera vez que Roland veía al padre de Nana. Era fuerte y robusto, no muy alto, y tenía una barba espesa que le daba un aspecto duro. Por su atuendo, una prenda de algodón de cintura y el pantalón de cuero sujetos con grandes bolsillos, parecía más un cazador que un noble.
—Está bien, Sr. Pine...
—¿Por qué sus guardias la dejaron entrar pero a mí me mantuvieron afuera? —interrumpió Tigui sonoramente—. ¡Necesito una explicación, Su Alteza! ¡Por favor, lleve a mi hija a verme!
Roland no esperaba esto y quedó atónito por un momento. Se había imaginado una escena en la que un padre, que sabía que su pobre hija era una bruja, rogaba a su príncipe que ocultara las noticias, o le pedía ayuda para resolver el problema. Sin embargo, un padre que era tan insistente y descortés sin modales nobles, sorprendió a Roland.
Ciertamente, sabía por qué los guardias le permitieron entrar a Nana, porque estaban bajo su mando. Se familiarizaron con Nana que venía de vez en cuando para estar con Anna.
Después de pensarlo un momento, llamó a la doncella para que se llevara a Nana.
Sin importar lo grosero que sea, Tigui Pine es el padre de Nana. Veamos qué pasa cuando se encuentren. Si él tiene algún plan para enviar a la niña a la iglesia o abandonarla, voy a intervenir y tomar medidas.
Siguiendo a Anna, Nana entró en la habitación.
Al ver a su hija, la ira de Tigui Pine se desvaneció de inmediato. Abrió sus brazos y llamó a Nana.
—Ven aquí, mi hija.
La joven no se movió. Escondida detrás de Anna, ella sacó media cabeza y preguntó:
—¿Me venderás a la Iglesia?
—Tonterías... ¿de qué estás hablando? Chica tonta, la Iglesia no quiere una chica tan tonta como tú. Ven a casa conmigo ahora.
Roland estaba confundido sobre lo que estaba sucediendo. Ruiseñor le dijo que después de que el padre de Nana tropezó con ella cuando estaba haciendo magia, ella corrió hacia el castillo en busca de Anna, presa del pánico. Su padre la perseguía con una expresión asesina.
Pero todo lo que pudo ver de Tigui fue cómo se preocupaba y amaba a su hija, a diferencia de la gente común que detestaba a las brujas.
¿Entendí mal las cosas?
Roland dudó por un momento y decidió ser sincero.
—Señor Pine, creo que ya ha descubierto que su hija es una bruja.
—Disculpa, Alteza, no entiendo —dijo Tigui, mientras daba un paso e intentaba agarrar la mano de Nana, pero Anna la bloqueó.
—Padre, soy una bruja ahora... Lo siento —susurró Nana.
Tigui se puso ansioso y dijo:
—¡Tonterías! ¿Bruja? Deben ser las enseñanzas del maldito Karl. ¡No debería haberte enviado a la escuela porque lo que has aprendido no es más que una mierda!
Estas palabras golpearon la mente de Roland, y se dio cuenta de que toda la reacción de Tigui hacia Nana podía deberse a su incomprensión. Por lo tanto, estaba tan ansioso y preocupado por verla.
—Anna.
Roland le guiñó un ojo a la bruja, y ella asintió. Extendió su mano derecha a Tigui que intentó evitar a Anna y atrapar a Nana. El fuego estalló en la palma de Anna, y pasó volando por su parte superior.
Los ojos de Tigui se abrieron de par en par, volviéndose hacia atrás para esquivar el fuego. Nana sostuvo el brazo de Anna alarmada.
—Hermana Anna, ¡no!
—Su alteza, ¿qué es…?
—Como ves, ella también es una bruja, como tu hija.
Roland extendió la mano y dijo:
—Puede que hayas malentendido la razón por la cual Nana es libre de caminar en el castillo. ¿Tendremos una charla real ahora?
Tigui parecía sorprendido, y luego empezó a reír.
—Su Alteza, yo...
—Toma asiento —dijo Roland señalando la mesa—. Comencemos nuestra charla con un buen té.
Suspiró en secreto.
Ahora veo ahora cuán notoria es mi reputación. Incluso piensan que pondré mis garras en niñas pequeñas. Ahora he entendido todo, desde el comportamiento descortés de Tigui. ¿Qué pensará un padre, que ama tanto a su hija, cuando vea a su hija entrar corriendo al castillo, donde los guardias están acostumbrados a ella? Si yo fuera el padre, derribaría el castillo por mi cuenta.
Las palabras que Tigui usó para ocultar el hecho de que su hija era una bruja habían esclarecido todo: estaba preocupado de que el príncipe lo amenace con alguna excusa de que Nana había caído en la depravación, y sólo la limpieza podría salvarla. Personalmente no le importaba mucho si su hija era una bruja o no.
Tigui dudó un buen rato antes de tomar asiento. Bebió una taza de té, se secó los labios con las mangas torpemente, para luego decir:
—Mis disculpas, he sido grosero. Por favor, dígame ¿cuándo supiste que mi hija era una... bruja?
—Fue antes del invierno, y no fui yo, sino su maestro Karl Van Bate quien la encontró. Me encomendó que protegiera a Nana debido a Anna, su amiga —explicó Roland—. En este medio mes, ella vino al castillo para practicar sus poderes cuando estaba disponible. Por cierto, ella tiene el poder de sanar.
—¿Lo tiene? —Tigui se rascó la cabeza y continuó—: Con razón el gato comenzó a correr y saltar de nuevo.
—¿Gato?
—Ehm... Nada especial. Cuando volví a casa, la encontré sentada en el porche cargando a un gato herido por un carruaje. Estaba a punto de asustarla por atrás, pero cuando me vio, se escapó de inmediato. El gato se había roto las piernas, pero de repente se recuperó.
Miró a Nana y a Anna y preguntó:
—¿Ustedes dos son amigas?
Nana asintió rápidamente antes de que Anna pudiera responder. La cara de Tigui se volvió amable y al ver esto, Roland le dijo:
—Parece que no te guías por el rumor de que las brujas son seducidas por el demonio.
—¡Ciertamente, mi hija no es malvada! —dijo con firmeza— Y sin importar en qué se convierta, no hay dudas sobre eso.
El padre de Nana conmovió a Roland, era muy diferente al padre de Anna. Finalmente entendió la razón por la cual Nana siempre era tan dulce e inocente, con una sonrisa en su rostro casi todos los días. Esta familia era una cálida cuna para el crecimiento un niño.
—Yo tampoco tengo dudas, Sr. Pine —dijo el príncipe, muy directo—. Su hija tiene un poder maravilloso para sanar a los heridos. Espero que se quede en Ciudad Fronteriza, ayudándome a luchar a través de los Meses de los Demonios.
Tigui estaba indeciso.
—Su alteza, perdóneme, no tengo más remedio que rechazar su deseo. Cuando lleguen los Meses de los Demonios, Ciudad Fronteriza será mortalmente peligrosa y nunca permitiría que ella permanezca en peligro.
La tierra de Tigui Pine está más allá del gobierno de Ciudad Fronteriza, no puedo ordenarle directamente, ni siquiera en nombre del príncipe.
Aún así, Roland creía que nada era imposible cuando estaban dispuestos a sentarse y hablar.