Los lagartos se precipitaron fuera de la cueva, sus cuerpos casi invisibles para los demás gracias al camuflaje. Sus movimientos eran rápidos pero silenciosos mientras intentaban investigar qué o quién era responsable de la explosión.
Desde detrás del follaje de hierba, Alexia informó a los demás de sus hallazgos.
—Diez lagartos —Amir pensó por un segundo antes de decir—. Deben ser adultos.
—Sí —asintió Alexia. Ella sintió que los movimientos no eran de lagartos pequeños, así que tenía sentido que fueran adultos.
—Kiba, Ruby —Amir se volvió hacia ellos—. Ustedes irán adentro a recolectar las hierbas. Alexia, Mina y Monroe los acompañarán.
—Claro —Kiba aceptó la propuesta.
Recolectar hierbas estaba bien en lugar de recolectar los órganos de los lagartos. Esto último requería más trabajo duro, ya que significaba diseccionar un cadáver y sacar órganos importantes para almacenarlos en un contenedor.
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