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Prólogo: Llegada (1)

En un basto bosque que rodeaba el centro de la ciudad, Cenevia, capital de Algrassia, se encontraba un hombre de aspecto confundido.

Tal hombre parecía rondar los 20 años de edad y llevaba por ropa un chándal negro sin características resaltantes. 

En su obviada confusión, decidió caminar en dirección Norte, que daba la casualidad, coincidía con la ciudad de Cenevia. No era que el hombre supiera de esta ciudad, había elegido ir en esa dirección por nada más que impulso, se podría decir. 

Con cada paso que daba, el nerviosismo del hombre lograba disminuir un poco más, pero no fue así cuando distinguió una gran pared de algún material con parecido al concreto, pero diferente, que se extendía demasiado lejos para distinguir a simple vista y se alzaba al menos 4 veces por encima de su cabeza. 

Concluyó entonces, se trataba de una muralla, obviando tal conclusión.

Más nervioso ahora y como no veía cerca ninguna entrada, decidió caminar rodeando a su derecha la muralla, esperando encontrar una entrada o alguien que de casualidad estuviera por ahí y pudiera ayudarle.

Aunque era un pensamiento nacido desde la ingenuidad, no paso mucho tiempo hasta que distinguió una especie de tienda de campaña con algunas personas de aspecto robusto y ropas parecidas a las de un militar alrededor, justo frente a una entrada. 

El hombre, esperando por pedir ayuda, se acercó a las personas de aspecto militar, pero-

"Muestra tu identificación o serás arrestado por sospecha de infiltración"

Le dijeron, mientras lo señalaban, con posturas rígidas y distintas armas tales como lanzas, hachas y espadas, entre otras, amenazando con atacar si daba la respuesta equivocada.

Pero, el hombre -no, el joven- no parecía tener la fortuna de su lado.

"L-la... p-perdí..." 

El joven, en su evidente pánico, no pudo más que tartamudear con la respiración entrecortada su respuesta. 

En respuesta, las personas con parecido militar, que usaban armas que al joven le parecían demasiado anticuadas para la época, y anti-climáticas considerando sus uniformes, comenzaron a caminar hacía él, evidentemente rodeándolo.

"Si no opones resistencia no tendremos que hacer uso de la fuerza"

Siguiendo al primero, que parecía ser el líder, uno más se unió en la advertencia.

"Suelta tus pertenencias y cualquier arma que lleves contigo"

El pánico sin hacerse esperar llego e invadió al joven, que no tardo en ponerse pálido, caer de rodillas y levantar ambas manos, transmitiendo su evidente cooperativa con quienes le advertían.

"N-no llevo nada... Perdí todo..."

Al verlo, los que parecían ser los guardias de la entrada relajaron su postura, pero no totalmente y se acercaron al joven.

Tomaron sus manos y las colocaron sobre una gran roca que no tardo en cambiar su forma, seguida de un destello que acabo por cubrir e inmovilizar por completo las manos del joven ahora envueltas dentro de aquella misteriosa roca. 

Una sensación opresora le envolvía extrañamente no solo en las manos, sino que en el estómago, cerca del esternón también sentía una presión palpitante que le hacía querer retorcerse de incomodidad.

Sin darle tiempo a retorcerse, lo levantaron bruscamente y le hicieron caminar hacia la entrada en donde tras una conversación del líder de aspecto militar con un misterioso anciano harapiento, la puerta se comenzó a abrir con un llamativo, pero no tan fuerte retumbar de engranajes. 

Mientras era interrogado y trasladado por los guardias cruzando la ciudad, el joven no podía dejar de observar la ciudad que ante él se presentaba.

"¿Cuál es tu nombre?"

La arquitectura era de lo más parecido a lo que el joven entre murmullos llamo "Inglaterra". 

"Roy Astley"

Las casas tenían un diseño demasiado similar, pero en conjunto la estética que derramaban era sin duda algo digno de elogio. 

Estaban hechas principalmente de madera con contrastes entre el blanco y el marrón oscuro más semejantes al estilo tudor inglés, como referencia de Roy una vez más.

"En este reino jamás escuché de tal apellido"

Aunque la estética de la gran cantidad de casas a la vista eran de hecho algo llamativo, no se comparaban con lo que estaba en el centro de la ciudad.

Ahí, donde el suelo de la ciudad era más alto que el suelo común de todo el lugar, se encontraba un imponente castillo plateado, tan grande y tan alto como nada en toda la ciudad. 

Aunque era difícil destacar detalles desde tan lejos, Roy pudo apreciar, sin lugar a dudas, la complejidad de tan hermosa obra arquitectónica.

"Al llegar en estos tiempos, es evidente de donde vienes muchacho, no nos culpes por cumplir con nuestro trabajo"

Él una vez más, líder de aspecto militar, dijo esas palabras con una mirada complicada. 

Y sacando de sus pensamientos a Roy, notó, no era el único con esa mirada complicada, sino que, las personas a su alrededor, probablemente civiles comunes del lugar, le miraban con lástima, algunos con recelo mientras susurraban algo.

"¿Por qué todos me miran así?"

Más molesto que extrañado, frunció el ceño mientras dirigía una clara señal de hostilidad sobre Roy.

"Y pensar que tendrías tal descaro..."

Roy, no tardo en volver a su sentir inicial que fue distraído por la arquitectura del lugar, invadiendo lo una vez más el pánico.

"Escucha, a los que llegan como tú, solo les espera dos alternativas, la primera-"

Antes de que el líder, terminará su oración, un retumbar junto al sonido de un gran estallido resonó por todo el lugar.

El retumbar provocó que algunos de los transeúntes se asustaron y tropezaron, mientras que otros guardaron silencio quedándose inmóviles.

Los que escoltaban a Roy específicamente, no tardaron en ponerse pálidos y sacar sus armas.

Parecía que el único en no comprender la situación en todo el lugar era Roy y ciertamente era así.