Era de noche aún estando en el mismo día en que John y su equipo se retiraron por haber cumplido su misión. Ahora Némesis estaba solo sentado en su sala bebiendo. Con este ultimo trago de su cerveza lo dejó en la mesa que llevaba más de siete botella de cerveza que se estaba tomando.
"—Otra vez estoy volviendo a mi vicio solo por ellas... El viaje hizo que ellas se cansaran y se durmieran por toda la tarde en sus camas...
>Amigo mio, ¿tan siquiera tengo libre albedrío con esta maldición? No puedo amar a mis seres queridos ni mucho menos puedo tener a alguien que me ame y yo le ame... ni el mejor amigo del hombre puede acercarse a mí."
Hubo veces en que los perros ce acercaban a Némesis por querer relacionarse con él pero al día siguiente él los veía muertos por razones variables. Todas las muertes fueron casi cerca de su hogar.
Era claro que esos perros lo querían pero su sentimiento hace que su maldición se active y por ende mueran a causa de eso.
"—¡¿Porqué madres no me dejan vivir como un mortal?! ¡¿Porqué me maldijeron?! ¡¿Porqué?!"
Ya estaba a nada de asotar su puño en la mesa en donde reposaban las botellas de cerveza hasta que paró al ultimo momento pues no quería que sus familiares se despertaran por su culpa.
No hasta que escuchó que bajaron ellas juntas. No las miró pero ellas se acercaban. Cada quien se sentó a lado suyo y nadie dijo nada que lo extraña.
"—¿Acaso me veo raro con el pelo despeinado?"
Quería animarse asimismo, pero lo que más se odió fue revelar su identidad hacia sus seres más cercanos hasta que habló Yamil siendo la primera en romper la ley del hielo: —Dinos la verdad Némesis... Durante estos años siempre nos decias que no tengamos ningún sentimiento por ti y eso fue lo que hicimos...
>Sin embargo, tengo el presentimiento de que si lo hago las cosas vayan a empeorar con que lo haga y eso me asusta...
Yamil estaba cabizbaja, no tenía el valor de ver a quien lo considera a alguien especial para ella, pero al decir estas palabras era una verdad que siempre lo incomodaba desde que él le pidió, cuando eran pequeños, que no sintiera alguna emoción por él al igual que a la hermana menor de Némesis. Quetzal que estuvo callada cuando Yamil dijo esas palabras, ella también habló, diciendo: —En cada noche gritas palabras que desconozco o hablas idiomas de otros paises que medio conozco...
>Dices nombres que no le encuentro sentido, escucho decirte: amor, cariño, maldito, hermano, hijo, nieto. Tantas cosas dices que solo puedo llegar a una conclusión pero no lo quiero decir... ¿Quién eres en realidad, Némesis?
Es pregunta le recordó las tantas veces que sus seres queridos de sus anteriores vidas pasadas le preguntaban ello. Sí no fuera a tener ese muro que esconde su voluntad de aseguro se rompería los años de construcción mental que de inmediato su maldición que se activara y llevara a dar mal augurio a ellas dos que en tan solo un chasquido estuvieran muertas.
Era claro que ellas ya no podían contener sus emociones por él que se volvieron tan caoticas desde que él siempre estuvo todo el tiempo en las buenas y en las malas. Le debían todo una vida a Némesis porque les dió lo que una vez les servirían cuando sean adultas o llegaran a madurar, cosa que actualmente les sirvió para todo.
—¿Me creerían si les dijera esta verdad que les oculto?
—Si —respondieron las dos y Quetzal expresó lo que sentía—. Eres mi hermano, y si no fueras de mi sangre aún te seguiría por cuidarme... por haberme hecho saber que esta vida de mortal todo tiene un valor en mi vida.
>Te admiro pero tengo miedo de no conocerte en verdad quien eres, siempre cuando me enseñabas a hacer las cosas, lo hacías con mucha profundidad que de alguna manera te entiendo perfectamente bien...
>Ayúdame a mi y a Yamil en responder nuestra duda del porqué no podemos amarte como lo haría una hermana y una amiga.
—Vaya —le dió palmadas en la cabeza de su hermana por felicidad—. En verdad tú eres una de las personas que en verdad llegaste a ser madura e humilde.
>Ahora mismo hoy sabrán mi verdadera historia de cómo es que ustedes, chicas, sienten que son superiores ante los demas tienen tanto afecto que ni tus abuelos, Yamil, no puieron enseñarte.
>Permítanme que este pobre cuerpo sin voluntad les demuestre el valor que tiene por ustedes.
...
**Némesis:**
Extrañamente recuerdo todo de mi infancia, no sé porqué pero tal vez sea porque no fuí como un niño de cualquier dios entre comillas. Recuerdo que estaba reposado en una estatua, en especifico estaba reposado en las manos de una mujer que alzaba sus manos arriba y alrededor de esa mujer había gente que me rezaba, lo más interesante es que esta estatua estaba hecha de una piedra que es imposible de romper.
Todo mi alrededor era un basto zona en que no había algún ser que pudiera razonar y entender que yo era alguien que podía hablar y moverme. Todo era puro ambiente natural rodeado de arboles del tamaño de un edificio de dies metros y del suelo solo había puras flores de las más hermosas e inofensivas que pudieras crear con tu imaginación.
Como cualquier niño recien nacido lloraba, no tenía idea alguna de lo que veía. Mis lloriqueos junto con el ambiente en el que estoy significaba que la vida puede dar milagros y ese era yo siendo uno de ellos.
Pero si mal recuerdo sentí que levitaba por el aire que me hizo sentir como si estuviera volando como una ave. Sentí una mano tan suave y delicada que me tocó en mi espalda y luego me acurrucara en sus brazos y vi al que consideré mi madre, Gera la Gobernadora de la Naturaleza.
Sentí de inmediato la conección maternal que de inmediato ella cambio fisicamente, parecía más hermosa despues de que parpadeara. Ahora me sentía seguro y feliz en estar entre los brazos de ella.
Gea me alimentó de su seno que milagrosamente me daba leche materna, me cuidó como si fuera su verdadero hijo de su sangre, me amó como sí fuera lo último que tenía en este mundo, me castigo por mis desobediencias que irónicamente no fuí un niño malo, solo hacia todo perfectamente bien moralmente.
Sentía que mi vida con ella realmente fue algo único e inigualable en la relación madre e hijo que tuve con ella, incluso luego de que me llevara con los gobernadores que literalmente no eran como mi madre sentí el gran valor de como es que las especulaciones son un veneno para el alma y dejé de pensar en como sería las personas.
La mitología prehispánica es lo único que puedo amar y recordar. Gea, mi madre me dejó con ellos porque había dicho que iría a buscar una razón para encontrar a un gran maestro que me instruyera en su manto.
Con los gobernadores prehispánicos, en mi juventud fue divertidamente único aprender de ellos si podría decir que me entrenaban al extremo hasta el punto de comer insectos que recuerdo comer chapulines cocinados que me gustó un chingo.
En toda mi juventud desarrollé un gran amor hacia los gobernadores prehispánicos que hasta incluso, el Gobernador de la Lluvia pidió que me casara con su hija y que ella incluso quería casarse conmigo porque mi yo de ese tiempo era único.
Creo que se llama Quetzalcoatl, la hija del Gobernador de la Lluvia Tlaloc. Si, de hecho así se llama. Mi mayor error fue en no aceptarla porque ya tenía un objetivo en claro y era buscar a mi madre que durante millones de años no vino a verme.
Cuando pase de ser joven a un adolescente fuí en busqueda de mi madre y tuve que dejar la mitología prehispanica para ir en busca de mi familiar que me cuidó.
El viaje fue en extremo largó y único, viaje por Panteón que así se llamaba el Reino del Olimpo donde paraban los muertos junto con los gobernadores de la mitología Griega a convicir eternamente con su gente, viajé por Valhalla que también ahí convivían los gobernadores junto con los muertos.
Cuando ya estaba a punto de dejar Valhalla e irme hacia lo desconocido me advirtieron que no fuera más allá de lo que llaman muro a este limite que dividía Valhalla y el nuevo mundo que más allá se ve que es puro desierto.
No me importaba si moría en el intento, mi objetivo era buscar a mi madre pase lo que pase. Caminé más allá del desierto, dia y noche, mañana y tarde, hasta que un día quise tomarme un descanso que terminé durmiendo.
Y luego de abrir los ojos estaba relativamente en un mundo totalmente fantástico y majestuoso. Este mundo sin nombre sentía que alguien le pertenecía porque el mayor poder que ergia aquí era proveniente de un solo ser supremo.
Habían montañas que levitaban en los cielos, habían cascadas que de donde salía el agua provenía de las nubes, animales que nunca vi en mi vida que son hermosos y que lo más impresionante es que no se peleaban entre ellos, convivían pacíficamente.
Sabía muy bien que este era el comienzo de mi viaje más hermoso y único que tuve en mi vida como gobernador.
—Y se preguntarán —volviendo a la actualidad—, ¿porque me refiero a ellos como gobernadores?
No tenían alguna idea del porqué me refiero así ante esos malditos traidores, pero bueno: —Mi madre fue el que me pidió que me refiriera así a ellos. Sentía que los suspuestos "dioses", esa palabra no les quedaba, ya que se sentía como sí ellos tuvieran tanta poder sobre las razas que pensaron que con llamarse así son la raza más poderosa de la creación misma.
Volviendo a contar mi historia, cuando ya estaba a punto de rendirme en buscar a mi madre y volver a mi tierra natal para descansar y dejar que mis suposiciones ahogaran mi relación con mi madre, ya me estaba retirando. Fui a explorar un poco sobre este mundo tan hermoso hasta que me encontré en un sitio que no había arboles, solamente el suelo estaba adornado con las flores más inocentes que podía pensar y decir con mis propias palabras.
En un arbol que se podía ver más allá vi a alguien acostado, fue ahí que mis instintos gritaron que posiblemente era ella. Corrí desesperado como si fuera a volver a mis años cuando yo era un niño que se alegraba por tener a la mejor madre del mundo.
Pero al acercarme a ella caminé despacio, poco a poco mis pasos se volvieron tembladizos hasta que estuve a lado suya y me caí de rodillas llorando. Mi madre estaba sin vida.
La abracé como si mi vida dependiera aún de ella, quería sentir el calor de mi madre pero solamente sentía la frialdad de su cuerpo que desde hace tiempo dejó esta vida.
Aún si bo tenía vida, por debajo de ella había vida que crecía, la naturaleza lo había tomado, entendía muy bien que después de la muerte ella aún seguiría dandolo todo de lo poco que tenía.
La noche dejó de tener el control del entorno y la mañana se asomaba en el horizonte junto con un gran viento que chocó conmigo junto con mi madre dandome otro bello momento que desde que pise este mundo nunca dejó de sorprenderme y hacerme llorar.
El mayor de mis dolores fue eso, incluso que ahora Yamil y Quetzal lloraban por lo tan profundo que era mi relación con mi madre. Les compartí que no era sangre de ella, pero mi parentesco fue relativamente casi igual, solo que ella era blanca con un toque moreno y yo en un tono un poco más morenito con un toque cremoso. Se podría decir que era igual como yo actualmente.
Siempre me decían que yo era realmente el hijo de aquella mujer que literal nunca tuvo un amor con otro hombre, fue una gran madre soltera que hasta incluso superó a las feministas porque ella sí hacía cosas que beneficiaban a todos, incluyendo a los hombres.
Y comprendí que en ese momento, cuando ya iba a dejar a mi madre, comprendí aquella frase que me dijo un niño cuando viajaba por toda la existencia: "—El amor de una madre puede cruzar las fronteras aún si no está aquí con nosotros en vida."
Al niño que mencioné, apenas escuché eso quise preguntarle por eso pero de la nada desapareció apenas parpadeo. Ese fue uno de los grandes misterios que me dio la existencia.
Dejé ahí a mi madre reposar y avancé devuelta a mi hogar de un solo chasquido no sin antes poner un punto de teletransportación.
Estuve en las fronteras del mundo griego y prehispánico pero en el otro lado, no hubo nada. Lo que ví en ese momento fue un gran mundo vacio que casi me iba a ir ahí sino fuera por un hombre que me agarró de mi brazo, ese era al que consideré mi padre me consoló: Zeus.
Lo consideré un padre porque sus enseñanzas fortalecieron mi forma de pensar siendo alguien maduro que le pregunté: —¿Qué paso con ellos padre? ¿Porqué no están aquí?
—No sabremos decirte, hijo... Pero todo pasó en un minusculo de tiempo que ni yo ni Odín lo pudieramos ver.
Ya para ese entonces dejé la adolecencia y entré al mundo de los adultos que ya ese tiempo tuve veintres millones de años. La traición ocurrió cuando en ese tiempo tuve veinticiete años.
Ya cuando viaje por todo Panteón y Valhalla, los conocí y aprendí rápido de ellos, de Zeus y Odín, pero cuando pisé aqui ya habían pasado como unos cinco millones de años.
Por un tiempo estuve con ellos y fue ahí que tuve relaciones sociales con gente de mi edad. Todos me trataron como si fuera un familiar, incluso llegué a tener un harén de cinco novias pero no quise tener tanta relación con ellas.
Yo en ese tiempo no tenía interes en relacionarme y durante ese tiempo seguí estudiando de todo sobre la vida: su gente, la naturaleza, la magia incluso el pecado pero no me llegué a corromper pero ví lo más aterrador de ello.
Alzaba mi nombre en los universos que apenas se estaban creando y que ese tiempo hubo mucha, pero mucha vida.
No tenía tanta gente en mi culto hasta que conocí al que sería mi mejor amigo despues de tener los veinticuatro años llamado Alo. Un ser espiritual que estaba encadenado como un esclavo.
Tenía la altura de un niño pero él me pidió que no lo viera y eso fue lo que hice durante mucho tiempo. Con él me llevé muy bien que lo consideré un gran amigo sin saber lo que vendría despues de haberlo conocido, pues él era el Ser Supremo que rebasaba todas las razas, no tenía nombre, no tenía padres pues él nacio en la nada misma: Yo Soy el que Soy.
No entendí desde un principio hasta rápidamente comprendí que él puede ser Todo. Era impresionante lo que dijo y seguí haciendo tantas preguntas que él solamente me instruía. Indirectamente fuí su aprendiz y con el paso del tiempo aprendí mucho de El.
Sino fuera por El yo no fuera el más grande de los gobernadores de las tres mitologías, me volví en un Supremo. Desde ese tiempo, sí habían varios universos que guardaban mucha vida: —Pero eran un chingo, un chingo de mortales e inmortales que vivían con los gobernadores de esos universos que desconocí y aprendí de ellos. Y por eso pensé que Valhalla y Panteón eran mundos infinitos pero tenían fronteras a excepción del mundo que vi a mi madre descansar. Eran Sextillones de almas y personas que estaban en mi culto en mi universo pero eso solo era el treinta porciento de la vida que había.
No entendieron la palabra sextillones así que lo escribí en mi celular. Cuando pasé del millón de millones entendieron a donde llegaba, luego el trillon y el cuatrillon y así sucesivamente hasta llegar al sextillon que se quedaron boca abiertos.
Como les decia, sí era un chingo de gente hasta que descubrí todo esto del porqué había tanta gente. Fue por Zeus y Odín. Yo Soy el que Soy o Alo refiriendome al Alfa y Omega me contó lo que hacían con Él.
En ese entonces ya tenía un poder que superaba las fronteras de mi universo hasta llegar en un punto en que ellos me temían. Alo me contó la verdad que me quedé totalmente avergonzado, humillado y totalmente traicionado por escucharlo. Zeus y Odín solo querían poder y para obtenerlo iban directo a él que lo tenían encadenado.
—Alo enseñó a los gobernodres a crear vida. A crear lo que hoy es actualmente.
En sí los gobernadores creaban vida pero las almas de ellos no les pertenecían, sino que realmente le pertenecían a Alo porque él fue el que les dió su existencia.
Él me instruyó los misterios de la vida que incluso llegué a crear universos con solo pensarlo pero él lo podía hacerlo con tan solo parpadear o pasar un tiempo tan minusculo que ni yo pudiera verlo.
Tal vez no llegaría a ser como Él porque realmente ví lo más alla que podía ser y eso me asustó que simplemente, con los valores que me dio mi madre, demostre mis más respetos y lo considere el ser más poderoso de todos, Dios de Dioses, un titulo que nadie debería de tenerlo pero Zeus lo usaba solo por tener orgullo y soberbia.
Alo estuvo tanto tiempo aquí hasta ser el mero testigo de la primera descendencia de Gobernadores que nacieron, pero que por culpa de ellos, apareció por primera vez el pecado que Alo sintió tanto terror y miedo que intentó escapar pero no pudo. No hasta que yo llegué a conocerlo en persona.
Cuando ya tuve la edad en que me iban a traicionar mi amigo de la altura de un niño lo había sacado de esta realidad usando gran parte de mi poder en la que pude ascender a otro nivel de la existencia.
Lo saqué de aquí y despues de ahí ya no supe nada de él. Sabía que sí lo haría ya nunca más volviera a ver a mi mentor que irónicamente lo consideré como mi Padre y que milagrosamente él me aceptó como su hijo.
Me pidió que siguiera sus mandamientos y lo seguí al pié de la letra en esa vida aún si ya no estaba aquí. Un problema menos resolví pero surgió otro y esta vez ya no lo podría resolver.
Todo el mundo me temia por mi poder a excepción de mi gente de mi culto que se convirtieron en mi familia y que también les prediqué las enseñanzas que Alo me enseño y yo les enseñara a ellos porque no eran creación mía sino de Alo.
Cuando supieron que saqué a Alo de esta realidad hicieron lo imposible para buscar alguna excusa y fue ahí que tomaron la excusa de que mi poder podría destruir nuestra realidad, agregando también que Odín y Zeus querían vengarse de mi por haber liberado a Alo de mi realidad, pero sé que había algo muy en el fondo que se ocultaba.
—Eliminaron existencialmente a mi familia, destruyeron todo rastro de mi existencia incluso tomaron mis regalos de los Gobernadores Prehispanicos que ahora no sé qué paso con eso —ya desde ese entonces ya estaba sentado en otra silla hablando de todo frente a mis amigas.
Despues de mi muerte resurgi en este mundo donde habitamos, fui la segunda generación de los primeros humanos y fuí el primero en cometer asesinato que se me quedó el recuerdo de ver la sangre derramarse en la cabeza de mi hermano menor.
Les conté los más hermosos momentos que tuve en las tantas vidas pasadas que tuve hasta las más oscuras que Yamil y Quetzal se quedaron en shock con un miedo tan profundo de cómo es que la humanidad puede llegar a ser.
Conocieron mi lado bueno y mi lado oscuro, antes fui un angel y antes fuí un demonio. Antes fuí un hombre y antes fuí una mujer.
Mis padres me amaron pero un desconocido me abusó sexualmente cuando era tan solo un infante. Amé a mi pareja pero mi mujer u hombre me traicionaron yéndose con su maldita desición de pensar en que yo no les llenaba esa felicidad que les faltaba. Fui querido y a la vez torturado con las torturas más monstruosas de los que te puedes imaginar.
—Ahora mismo me ven que estoy llorando pero en realidad es mi cuerpo quien llora, no mi voluntad.
Aprendí mucho conociendo mis maestros que son los más destacados de este mundo que ahora soy lo que soy: —Yo soy el Rey de este mundo, el Gobernador del Mundo.
Seguí platicando hasta que la hora marcó ya las tres de la mañana: —Yamil, tu abuelo no murio sacrificandose, murió en la linea original del tiempo, y la prueba de esto está en mí.
Expuse mi torso lleno de cicatrices de mi combate con Moctezuma, les conté lo que realmente pasó con Don Cresencio y Quetzal dudó desde un principio pero lo aceptó meramente que le dije algunas palabras.
Lloraron por nuestro abuelo, y por suerte no sentí algún sentimiento hacia mí. Cuando todo terminó les dije lo que a partir de ahora iba a pasar en futuro, ya que los problemas no se detendrán a partir de ahora en adelante: —Las quiero mucho mis niñas, pero no quiero que se vean afectados por mi maldición que tengo desde que nací en este mundo.
>Sé que me van odiar despues de que diga esto... pero es por su propio bien que no quiero que cuando estén en el Tercer plano se lleven el amargo recuerdo de que yo los abandoné: Se irán a Estados Unidos sin mi.
Y lo inevitable tuvo que pasar, recibí una bofetada de Yamil estando totalmente enojada. Me guardó rencor despues de que le dijera que no pude salvar a su abuelo al igual que le rompería esa promesa cuando eramos niños.
Sé muy bien que ella lo recuerda, pero tiene vergüenza de decírmelo con mera confianza y seguridad.
...