Con los Ancianos habiendo abandonado la sala, aquellos de la joven generación se quedaron dentro del comedor para participar en algunas bebidas. Clara sabía que tal cosa era la norma para ellos, pero con la presencia de la pareja de Darius, algunas de las mejores bebidas y botellas estaban siendo traídas por su amado rey.
—Esta noche es noche de celebración —declaró firmemente el Rey Darius—. Si vamos a beber, entonces deberíamos tener nada menos que lo mejor.
Clara solo podía mirar con un dolor de celos mientras su amado rey llamaba a sus sirvientes para las mejores botellas de vino de la bodega del castillo. Aun así, mantenía su compostura mientras esperaba su oportunidad para tender su trampa.
—Tu bebida, mi amor.
—Gracias, mi Rey.
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