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Oscuridad y Luz

En las tierras de Eldoria, donde la magia y la espada se entrelazan en el destino de sus habitantes, un grupo de valientes cazadores se dirige hacia el Monte Ragg'sta. Este volcán activo, conocido por sus ríos de lava y sus peligrosas criaturas, es el destino de nuestra historia.

**Elric**, el capitán del equipo, lidera con firmeza y sabiduría. Su habilidad con la espada es legendaria, y su estrategia en batalla, impecable. **Lia**, conocida por su control sobre el fuego, sigue sus pasos de cerca, lista para encender el camino o a sus enemigos. **Thoran**, el guerrero de gran corazón y hacha pesada, camina con la seguridad que solo los enanos poseen. **Sylven**, el elfo cuyas flechas nunca fallan, avanza con la gracia que la naturaleza le ha otorgado. Y **Mila**, la más reciente en unirse al grupo, se mueve en silencio, ocultando su presencia hasta que es demasiado tarde para sus adversarios.

La tensión entre Mila y Sylven ha ido en aumento desde que Mila dejó escapar a un siervo de seis cuernos, una presa valiosa que habría servido de sustento durante días. La discusión estalla en el camino, justo cuando el sol comienza a ocultarse detrás de las montañas.

—¡Ese siervo era nuestra cena! —exclama Sylven, su voz tan afilada como las flechas en su carcaj.

—No necesito que me lo recuerdes —responde Mila, su tono tan frío como la noche que se avecina.

Elric interviene antes de que la discusión escale. —Guardad vuestras energías para los Magmos. Necesitaremos toda nuestra fuerza y coordinación para enfrentarlos.

Los Magmos, criaturas de rango C, son conocidos por su coraza de obsidiana azabache y el fuego que arde en su interior. Cazarlos no es tarea fácil, pero las recompensas son grandes, y las armaduras que se forjan con sus escamas son de las más cotizadas en todo Eldoria.

Con la promesa de fortuna y la tensión aún en el aire, los cazadores continúan su camino hacia el Monte Ragg'sta, donde el verdadero desafío los espera.

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El aire se llenaba de tensión mientras **Elric**, el líder de rango B, intentaba calmar los ánimos entre **Mila**, la recién llegada, y **Sylven**, el arquero elfo. La discusión por la presa perdida había terminado, pero el silencio que siguió fue igual de pesado.

—Debemos concentrarnos en la misión —dijo Elric, su voz resonando con autoridad—. Los Magmos no serán un desafío menor, y necesitaremos trabajar juntos para superarlos.

El grupo asintió, sabiendo que la verdadera prueba estaba por venir. A medida que se acercaban al pie del Monte Ragg'sta, la tierra comenzaba a calentarse bajo sus pies y el olor a azufre impregnaba el aire. Los Magmos, criaturas de coraza de obsidiana y corazones de lava, eran adversarios formidables en su propio territorio.

**Thoran** ajustó su hacha, preparándose para la batalla, mientras **Lia** murmuraba un encantamiento, haciendo que pequeñas llamas danzaran entre sus dedos. **Mila** revisaba sus dagas, asegurándose de que estuvieran listas para un ataque rápido y silencioso.

—Recuerda, Sylven, tus flechas mágicas de agua serán clave aquí —recordó Elric, dirigiéndose al elfo.

Sylven asintió, sacando una flecha especial de su carcaj. La punta brillaba con un azul claro, y al tocarla, gotas de agua comenzaron a formarse, listas para ser disparadas.

El grupo avanzó con cautela, sus ojos escudriñando la oscuridad en busca de signos de los Magmos. No pasó mucho tiempo antes de que las criaturas emergieran de las sombras, sus cuerpos pequeños pero robustos resplandeciendo con el brillo de la lava interna.

Elric fue el primero en atacar, su espada cortando el aire con un silbido. Un Magmo cayó, pero otros rápidamente tomaron su lugar. Lia lanzó una bola de fuego, creando una barrera entre ellos y las criaturas. Thoran rugió, su hacha encontrando su objetivo una y otra vez.

Mila se movía con gracia, sus dagas encontrando las grietas en las corazas de obsidiana. Y Sylven, con precisión milimétrica, disparaba sus flechas mágicas, cada una encontrando su marca y apagando la lava de los Magmos con un siseo.

La batalla fue intensa, pero la experiencia y la coordinación del grupo prevalecieron. Los Magmos caían uno tras otro, hasta que finalmente, el silencio volvió a reinar en el pie del volcán.

Con sus enemigos derrotados y las escamas de obsidiana recolectadas, el grupo se tomó un momento para descansar y curar sus heridas. La misión había sido un éxito, y aunque la tensión entre Mila y Sylven aún persistía, ambos sabían que su colaboración había sido crucial.

—Bien hecho, equipo —dijo Elric, con una sonrisa de satisfacción—. Bine equipo hoy demostramos por que somos cazadores de renombre en Eldoria.

La luz del atardecer bañaba el campamento improvisado de los cazadores con tonos dorados y rojizos, reflejando la tensión y el cansancio de la batalla recién librada. Mientras Thoran masticaba pensativo su ración de comida, dos conversaciones paralelas se entrelazaban entre los miembros del grupo.

**Elric y Lia**

**Elric**: Lia, no te subestimes. Tus explosiones fueron cruciales hoy. Derrotaste a varios Magmos con tu poder.

**Lia**: Pero soy una maga de fuego en un campo de lava, Elric. Me siento... limitada.

**Elric**: Cada hechizo que lanzas, cada llama que invocas, te acerca más a tu potencial. Eres joven y ya posees un poder formidable. Con tiempo y práctica, podrías superarnos a todos.

**Lia**: ¿Realmente lo crees?

**Elric**: No tengo dudas. Eres una fuerza de la naturaleza, Lia. Y hoy, incluso en este infierno de fuego y roca, brillaste con luz propia.

Un destello de esperanza iluminó los ojos de Lia, y una sonrisa tímida se dibujó en su rostro. Elric le ofreció una palmada de ánimo en el hombro antes de volver a la vigilancia.

**Sylven y Mila**

**Sylven**: (Riendo) Mila, para alguien que dejó escapar la cena de dos días, no lo hiciste nada mal hoy.

**Mila**: (Frunciendo el ceño) No necesito tus bromas ahora, Sylven.

**Sylven**: (Serio) Fuera de broma, luchaste bien. Y con un poco de guía, podrías ser aún más rápida.

**Mila**: ¿Consejos de un arquero sobre cómo moverse en combate cercano?

**Sylven**: Precisamente. Mantener la distancia es vital, pero saber cuándo y cómo acercarse es igual de importante.

Mila asintió, considerando las palabras de Sylven. Por primera vez, un verdadero momento de compañerismo se formó entre ellos, un reconocimiento mutuo de habilidades y valor.

La calma del momento fue interrumpida abruptamente por una explosión ensordecedora. Todos levantaron la vista para ver cómo una de las paredes del volcán era expulsada hacia el cielo, presagiando una nueva y más peligrosa amenaza.

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La tragedia se cernía sobre el grupo de cazadores mientras la lava del Monte Ragg'sta cobraba vida en la forma de un monstruo colosal. Elric, con su espada Zephyr en mano, intentaba mantener la moral del equipo, pero el miedo era palpable.

**Elric**: ¡Rápido, Lia! ¡Necesitamos tus explosiones más potentes ahora!

**Lia**, aún dudando de su utilidad en esta batalla, concentró toda su energía y creó una serie de explosiones masivas que sacudieron el suelo bajo la bestia de lava.

**Elric**: ¡Thoran, Sylven, Mila! ¡Formación defensiva! ¡No podemos dejar que nos rodee!

Los cazadores se movieron como uno solo, cada uno preparándose para lo que parecía ser una batalla imposible. Elric, con la velocidad otorgada por su espada, se lanzó hacia la criatura, cortando el aire con movimientos que dejaban tras de sí estelas de viento

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La batalla contra la bestia de lava en el Monte Ragg'sta se intensificaba. **Mila**, la más nueva del grupo, luchaba valientemente, pero la criatura era demasiado poderosa.

La bestia había esquivado al líder y había ido directamente hacia Mila, con un golpe devastador, la bestia acabó con la vida de Mila, dejando al grupo en estado de shock.

**Sylven**, lleno de ira y dolor por la pérdida de su compañera, canalizó toda su energía en una lanza de agua mágica, la más poderosa que jamás había creado. Con un grito de batalla, lanzó la lanza hacia la bestia, esperando detenerla o al menos debilitarla.

La lanza impactó y una gran nube de vapor se levantó, ocultando la vista de todos. Sylven, creyendo haber tenido éxito, se giró para instar a los demás a huir.

**Sylven**: ¡Vamos! ¡Es nuestra chance de escapar!

Pero en ese momento de alivio y confusión, una mano gigantesca emergió del vapor, aplastando la cabeza de Sylven en un acto de violencia inesperado. El elfo cayó sin vida, su último acto de valentía marcando el trágico final de la batalla.

La tragedia había caído sobre el grupo de cazadores con la muerte de Mila y Sylven. Elric, consumido por la furia y el dolor, canalizó toda su energía en un solo propósito: venganza. Con un grito desgarrador, invocó el poder de su espada Zephyr, potenciando su cuerpo con la esencia del viento.

**Elric**: (Con voz potente) ¡Por Mila y Sylven!

Se lanzó hacia la bestia de lava con una velocidad sobrenatural, su figura cortando el aire como una hoja afilada. Con un movimiento fluido y preciso, su espada encontró el brazo de la criatura, separándolo de su cuerpo en un acto de fuerza y gracia. Mientras caía, continuó su danza mortal, abriendo el cuerpo de la bestia con cada golpe de su gran espada.

Al tocar el suelo, Elric gritó, convocando a sus compañeros restantes.

**Elric**: ¡Ahora, Thoran, Lia!

Thoran, con lágrimas mezcladas con sudor en su rostro, se abalanzó hacia adelante. Con un rugido que parecía sacudir la tierra misma, golpeó el centro del cuerpo de la bestia con su hacha, creando una onda de choque que paralizó al monstruo por un instante.

Lia, con el corazón roto pero el espíritu encendido, concentró toda su magia en un punto. Con un grito que resonó con toda la fuerza de su ser, desató la explosión más grande que jamás había conjurado. La luz y el calor de la detonación envolvieron a la bestia, consumiendo su esencia de lava y obsidiana.

Cuando el humo y el polvo se disiparon, la bestia ya no estaba. Solo quedaban los cazadores, exhaustos y heridos, pero victoriosos. Se abrazaron, llorando por los amigos perdidos, pero también por la fuerza que habían encontrado juntos en el momento más oscuro.

**Elric**: (Con voz temblorosa) Lo logramos... por ellos. Por todos nosotros.

La batalla había terminado, pero su leyenda apenas comenzaba. Eldoria recordaría siempre el sacrificio de Mila y Sylven, y la valentía de aquellos que se enfrentaron a la oscuridad con la luz de su corazón.