—No, él no ha traído a Kinshra —dijo Biham con una voz exasperada.
Tania pensó que durante tres días, cuando ella no estaba consciente, ¿acaso no había llegado la noticia a su madre de que estaba en Vilinski? Era muy improbable. No había razón para mantenerlo en secreto. Su mirada se dirigió a Lord Krail, que solo estaba mirando al rey y a la reina. ¿Su abuelo no había permitido que ella viniera aquí? Demasiadas preguntas revoloteaban en su mente y soltó un respiro entrecortado.
Tan pronto como terminaron los procedimientos judiciales, el Rey Ian los invitó a todos a almorzar con él. Tania caminó junto a su padre y Eltanin hacia el comedor.
—Padre, no perdamos nuestro tiempo y preguntémosle a Lord Krail si podemos acompañarlo a su castillo —dijo ella.
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