Luego de ir a su casa y esperar a Margaret y despedirme de ella, Herminia y sus padres subí al coche y me fui directo a casa, escondo la novela Aunque mis ganas ganaban, al llegar a casa mi padre me asusto diciendo
Alejandro: ajá te pille, llegas a buena hora.
Casandra: eh!, ¿Pillada?, ¿Cómo?, *no me digas que Herminia o Margaret y llamaron ¿Qué hago?*.
Alejandro: -alzando una ceja- ¿Quieres un poco de flan?.
Al oír aquello mi cara de *era eso* fue tan evidente que casi vuelvo a cometer un error, debía calmarme para no ser tan obvia en que había conseguido la novela y podría leer la, así que fingí en que iba a ir a la cocina a por algo rico y dije
Casandra: que astuto padre, típico de detective, ¿Cómo sabías que iría a la cocina?.
Alejandro: porque eres igualita a tu madre.
Esas palabras me dejaron tan pensativa, pero preferí comer las galletas y luego subir a mi alcoba para hacer las tareas y luego leer la novela, al llegar a cuarto salude a Pecosa y sus dos bebés llamados Tiger y Deseo.
Ambos nombres colocados por mi hermano y por mi, Tiger es porque parece un tigre versión pequeña y Deseo porque mi hermano cuando era pequeño lo dijo más dormido que despierto y así se quedó.
Junto cuando había terminado los deberes de matemáticas que me eran lo más difícil, decidí acomodarme en la cama y leer la novela, había leído el prólogo y me gusto, justo cuando empezaba a leer el primer capítulo la puerta de mi cuarto sonó y como gato asustado peque un brinco y escondí la novela.
Ricardo: Casandra voy a entrar.
Casandra: *nerviosa* cla….claro pasa hermano.
Ricardo: ¿Qué te ocurre?, sino te conociera bien diría que ocultas algo.
Luego de mirarme va a la mini librería de mi cuarto y toma un libro de el, me pareció curioso que lo dejara en la estantería si lo iba a necesitar, pero recordé un detalle muy importante en mi hermano, siempre de cuadernos que no usa los desglosa y añade más información de los libros que necesita más.
Al recordar eso me quedé pensativa y en un susurro le pregunto si ¿Alguna vez sentía curiosidad por el libro de nuestra ti a Esther?, su mirada en ese instante fue tan fija que dijo que sabía que ocultaba algo bajo la almohada, obviamente antes de preguntar mire y vi que aún se veía una parte, el sólo suspiro y me dijo que si una vez, pero como ha estado ocupado sólo lo ha pospuesto.
Me asombre al saber eso, significaba que la explicación de Claudia no había sido una mentira y era verdad que mi hermano si tenía ganas de leer la, en pocas palabras, la mentira no fue del todo mentira, le dije de manera firme que la iba a leer porque sentía que era importante, además porque nuestros padres nos ocultaban cosas.
Según mamá salía temprano del Restaurante pero volvía tarde a casa, no quería etiquetar a mamá, pero me hacía pensar muchas cosas y en ellas que tenía un segundo trabajo, pero ¿Por qué ocultarlo?, ¿Por qué el empeño de que ambos aprendamos defensa desde niños?, ¿Qué ocurre o ocurrió?.
Mi hermano sólo me miro fijo y dijo: deja de pensar en bobadas, eso que te preguntas también me las pregunte hace años, ahora que soy adulto no tengo tantas preguntas como tu… No has pensado en que lo hacen porque quieren estar tranquilos, algunas veces revolver el pasado no ayuda en nada.
Casandra: Pero, entonces porque lo ocultan.
Ricardo: porque no todos superan el pasado de la misma forma, de igual manera verás que las dudas tendrán sus respuestas en su momento, aunque me pregunto ¿Mamá llegó a ser así como tu a esa edad?.
Casandra: oye… yo aún así la leeré.
Aunque el dijera esas palabras sentía que hasta mi propio hermano sabía algo que yo aún ignoraba por completo, luego de dejarme sola, decido leer la novela por partes y evitar sustos innecesarios.