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La Salvación Del Villano

De alguna manera Fleur logró entrar a un libro desde pequeña pero ¿A qué precio? Con cada libro en el que entraba ella fue perdiendo sus preciados recuerdos hasta olvidar su propio nombre. ㅤ Entonces un día en que poseía el cuerpo de una villana que fue sentenciada injustamente a muerte supo que no podía quedarse mas tiempo ahí y decidió escpar leyendo otro libro. ㅤ Desgraciadamente, luego de hacerlo, nada pudo salir bien. Ya que al parecer, esta vez había poseído el cuerpo de un extra que había cometido la estupidez de intentar matar al villano y justo cuando creyó que las cosas no podían salir peor, no importó cuantos libros leyera, su poder no funcionó. Se encontraba atrapada en un libro que finalizaba con la muerte inminente de todos. ㅤ En un mundo donde el poder y la posición de uno son importantes, tuvo que aferrarse fuertemente al villano para sobrevivir y crear un plan para ayudar al protagonista y evitar que el final del libro se cumpliera. Pero mientras llevaba a cabo su plan, el villano que solía mostrar hostilidad con ella había cambiado. ㅤ >

Era_r · Fantasy
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10 Chs

La junta de nobles

Una vez hubo silencio en la sala, el vizconde Faure habló.

"Todos en esta sala somos nobles que han apoyado incondicionalmente a lo largo de la historia a la familia imperial. Personas a las que les hemos jurado lealtad por cientos de años…"

El vizconde que parecía sofocado, se aflojó la corbata que llevaba antes de continuar con su discurso.

"Por supuesto, se trata de algo que ya conocen y es esa la razón por la que no lo digo con la intención de darles lecciones de historia, lo digo porque, ahora mismo, puede que nos necesiten."

Entonces el vizconde mostró una carta con el sello de la familia imperial a todos.

"Esta mañana me llegó una carta proveniente del palacio. Decía que el emperador cayó enfermo desde hace tres días. Solo unas cuantas personas conocemos ese hecho, así que pido que por favor se mantenga así."

"¿...El emperador?"

La voz de la marquesa Mencher fue débil. Los mechones naranjas detrás de su oreja cayeron cubriéndole su rostro cuando agachó la cabeza consternada.

Todos lucían igual de preocupados que ella. ¿El emperador enfermo? ¡¿Cuántos problemas no traería eso?! Probablemente en cuanto el imperio de Talis se enterara, tratarían de invadirlos.

No era un secreto que esos bastardos codiciaban las tierras de Sierzant.

Mientras que en las tierras de ellos era difícil cosechar por el gran frío, Sierzant gozaba de muchas tierras fértiles y un clima ideal.

"¿Cómo está el príncipe heredero?" Preguntó la duquesa.

"¿El príncipe? Bueno su salud es buena y aunque es difícil, está haciéndose cargo de todas las tareas del emperador. Es por eso que nos necesita."

La duquesa asintió.

"¿Qué es lo que tiene? ¿Va a mejorar?" Preguntó el conde Lambert. Era un hombre regordete de cabello negro de entre 50 y 60 años.

El vizconde Faure vaciló.

"El médico aún no logra encontrar el nombre de la enfermedad… parece ser algo nunca antes visto. Aunque ahora su condición no es mala, nada nos asegura que se mantenga de esta forma en el futuro. Es por eso por lo que el príncipe está considerando que se digan los votos de lealtad."

Azriel frunció el ceño al escucharlo.

"¿Eso le dijo?"

Como si esperara esa reacción el vizconde le extendió la carta. Azriel la tomó y leyó su contenido. Cada palabra era cierta. Pero el ceño fruncido en su frente no desapareció.

"¿Cuándo planea hacerlo?"

"Aún no hay una fecha establecida. Les llegará una carta en su debido momento para que se presenten. Hasta entonces, espero poder contar con la asistencia de todos."

El vizconde puso cierto énfasis en "todos." mientras miraba a Azriel.

Parecía una provocación.

Debido a la difícil relación entre la familia Lemaire, linaje del emperador, y los Kavanagh.

El voto de ellos era el más esperado ya que si no se hacía, todos podrían pensar que Azriel codiciaba el trono y entonces comenzaría a tener el estigma de un traidor.

Conociendo sus intenciones, Azriel mantuvo la calma y deslizó la carta por la mesa hasta el lugar del vizconde.

"Tenga por seguro que iré… en cuanto sus amigos retiren sus propiedades de mis tierras." Fueron palabras hostiles mezcladas con un toque de burla.

"El emperador dio su consentimiento antes de enfermarse para que las retiren con tiempo y así será." Sentenció al vizconde con molestia.

'¡Imbécil!'

Azriel lo miró con fastidio. ¡Como si no supiera que estaba haciendo cosas extrañas en esas propiedades! Eran sus propias tierras, pero no podía investigar nada porque el emperador así se lo había ordenado.

"Entonces esperemos que sea antes de que se envíen esas cartas."

"Marqués…" Lo reprendió el vizconde y luego agregó con un tono de advertencia "Su actitud puede no ser tomada de buena manera por el príncipe heredero."

"Parece ser que le preocupo lo suficiente al Vizconde como para aconsejarme con sinceridad ¿Es así o son ideas mías?"

El vizconde forzó una sonrisa.

"Por supuesto."

"Entonces le regresaré el favor con otro consejo. Evitemos problemas y apresure a sus amigos en retirar sus propiedades. De lo contrario, sacaré a su gente y me quedaré con todo."

" … "

La duquesa se aclaró la garganta en un intento de dirigir la atención hacia ella.

"Estaremos al pendiente de la salud del emperador y apoyaremos en todo lo posible al príncipe, dejando en claro esto… Ahora pasemos al segundo tema de la reunión. El festival de primavera, ¿Marquesa?"

La duquesa Eckert miró a la marquesa Mencher como si esperara algo.

La marquesa que comprendió su mirada sacó cinco hojas y pidió a todos que tomaran una.

"En la columna izquierda están las listas de actividades que se llevarán a cabo y en la derecha los costos que tomaría el prepararlas. Estoy a cargo de ello, así que si tienen alguna queja o sugerencia háganmela saber "

Luego de asegurarse que todos la seguían, la marquesa continuó.

"De entre ellas, como siempre, la competición entre caballeros, la búsqueda de huevos mágicos y fuegos pirotécnicos son las más importantes."

"Mmm… Me gustaría que aumentaran más el dinero de los premios para la competición. De esta manera más plebeyos podrían interesarse."

"Ahora que la duquesa lo dice, el año pasado fueron más nobles que plebeyos los que participaron." Dijo el conde Lambert.

"Es por eso que deberíamos de aumentar los premios para las diferentes áreas; espadas, arqueros y pelea cuerpo a cuerpo. De esa manera tendrán muchas más oportunidades para ganar."

Era una propuesta razonable. Muchos de los plebeyos no participaban porque generalmente eran nobles o caballeros de gran prestigio los que se ganaban lo mejor y la verdad no valían la pena las heridas por participar para los demás premios.

"¿De cuánto sería la recompensa?" Preguntó Azriel.

"El primer lugar podría llevarse 180 monedas de oro, el segundo 140 y tercer lugar 100."

"Eso es… demasiado dinero para un premio." Murmuró el vizconde Faure como si apenas pudiera comprender sus palabras.

"Marquesa…"

El vizconde miró a la marquesa como si esperara una opinión de su parte. Esta tenía una mirada ansiosa de la que nadie se había percatado hasta ese momento.

"…El vizconde tiene razón, el presupuesto se vio algo recortado por el ataque repentino de monstruos en el norte. Hubo muchas casas rotas y civiles heridos así que… me temo que apenas contamos con el dinero suficiente." Admitió avergonzada.

"Me haré responsable de ello, es mi propuesta después de todo."

Azriel que había echado un vistazo al vizconde frunció el ceño.

'¿Qué está mal con él?'

Los ojos de este brillaban desagradablemente. Parecía emocionado por algo.

"Por muy rica y poderosa que sea la duquesa y su esposo me parece bastante injusto que solo sean ustedes quienes tengan que cubrir con los gastos cuando el duque ya ha contribuido mucho en el frente contra los monstruos."

"El dinero no es un problema para nosotros."

"Tal vez sea así, pero lo correcto es que nosotros, quienes no hemos sido de mucha ayuda, nos encarguemos de colocar el dinero faltante."

'¿Uh? ¿Acaba de mirarme…?'

Azriel frunció el ceño

"¿Tiene algo que decirme, vizconde?"

Hace poco habían peleado y aun así el vizconde seguía provocándolo.

"No lo creo ¿Por qué piensa eso?"

"Es que acaba de mirarme específicamente cuando habló sobre no ser de ayuda. Me preocupa que piense que no desee ayudar en el frente ¿Acaso tengo que recordarle que fue por orden del emperador que yo no fuera?"

"Oh creo que esas son imaginaciones del marqués."

"Sé perfectamente lo que vi. Si hay alguna cosa que quiera decirme solo hágalo. Estoy seguro de que no es esa la única razón por la que el vizconde me miró ¿Cierto?"

Era claro hacia dónde iba esa conversación. Todos lo veían venir.

Azriel apenas había tomado el puesto de marqués hace dos meses y antes de eso no hubo nadie más.

Luego de la muerte del marqués Kavanagh, su hijo desapareció hasta hace poco.

Las fuentes de dinero de la familia estaban congeladas mientras que sus deudas no dejaban de subir. Eso era lo que todos sabían.

'Es probable que no pueda pagar la cantidad que se le solicite'.

Y eso era lo que todos pensaban.

"¡Chamaco maleducado! ¡¿Cómo te atreves?!"

"Está bien, Lambert"

"El marqués no comprende que solo estoy preocupado por su situación económica."

Normalmente el vizconde no era una persona que se comportara tan desvergonzadamente ofendiendo de manera directa.

Azriel supuso que la razón de su cambio era por los regalos que le había enviado

'Parece que no le gustaron mis obsequios'

Tal vez debía de haber enviado la mano completa en lugar de solo los dedos.

"Digo que me preocupa que el marqués no pueda pagar la cantidad que se acuerde en esta junta."

Lo dijo.

Llegado a este punto, el ambiente en la sala se había vuelto tan tenso que era difícil respirar ahí.

"Me desagrada que gente desconocida esté tan al pendiente de mí. Así que deshágase de esa preocupación innecesaria."

"¿Sí?"

"Tengo el dinero más que suficiente para pagar sea cual sea la cantidad acordada. El solo hecho de preguntarlo es un insulto."

"Marqués… su mano." Interrumpió estupefacta la duquesa.

Entonces la vista de todos cayó inevitable en la mano de Azriel.

'¿Qué es esto?'

Llevaba guantes negros, pero debajo del guante de su mano derecha pudo notarse una luz.

Dándole la espalda a todos, Azriel se quitó el guante y pudo ver que el círculo mágico brillaba con intensidad.

Luego hubo un fuerte pitido en sus oídos, se sintió muy mareado y repentinamente comenzó a tener una fuerte opresión en el pecho que le impidió respirar apropiadamente.

Era lo mismo que sentía al utilizar portales de teletransporte y la principal razón por la cual prefería usar los talismanes para viajar.

Ugh.

"Oh, dios mío. ¡Marqués!"

Fue la voz sorprendida de la marquesa al verlo hiperventilar y sudando tan pálido mientras que con una mano trataba desesperadamente de aflojar la corbata y con la otra se aferraba con fuerza a la mesa.

Apresurándose, la duquesa abrió la puerta de la habitación.

"¡Jane es una inútil! Ya estoy harta de ella. Debido a un error suyo todos tenemos que pagar. ¡Yo no tengo la culpa de que ella sea tan torpe!"

"Haah. Yo sé de lo que hablas. Tengo que limpiar con ella, pero realmente no hace nada bien. Al final soy yo la que hace todo el trabajo para que no nos regañen."

"¡Y el mayordomo nunca nos escucha! Solo espero que cometa un error frente al marqués para que sea despedida…"

"Ustedes ¡Necesitamos un médico!"

Las sirvientas se quedaron paralizadas al ver a la duquesa alterada.

"¡Muévanse!"

Solo así las sirvientas corrieron por el mayordomo.

Lentamente las voces preocupadas de todos comenzaron a perderse como un pequeño susurro en los oídos de Azriel.

Y extrañamente… comenzaba a sentirse mejor.

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"… El duque ya ha contribuido mucho en el frente contra los monstruos."

"El dinero no es un problema para nosotros."

"Tal vez sea así, pero lo correcto es que nosotros, quienes no hemos sido de mucha ayuda, nos encarguemos de colocar el dinero faltante."

'¿Qué?'

"¿Qué es lo que acaba de decir?"

Azriel estaba aturdido.

¿No eran esas las palabras que ya había escuchado antes?

Los ojos de todos se dirigieron a él. Había algo de incomodidad en sus miradas.

"Lo siento, fue bastante desconsiderado de mi parte proponer aquello considerando la situación económica del marqués. Pero usted es consciente que no podemos hacer excepciones ya que… eso no sería lo más justo."

Azriel guardó silencio mientras procesaba lo que había escuchado, era la misma situación.

Pero su silencio se interpretó como vergüenza.

"Vizconde." La duquesa lo reprendió. "Me parece que se está excediendo."

"¿No piensan todos lo mismo? Lo correcto sería que todos cooperaran, sin excepciones."

"Bueno, si lo dice de esa manera… yo pienso lo mismo."

Fue el conde Lambert quien lo apoyó.

Clap

La duquesa juntó sus manos en un aplauso.

"Mi esposo ama este festival, es una razón más que suficiente para invertir en ello. Sin mencionar que, si es un éxito, la reputación de la familia imperial aumentará. Nada nos traería mayor honor que esto."

"Sigue sin parecerme bien."

"El único que no deja de insistir es el vizconde, los demás parecían satisfechos desde el principio con esta decisión. Si tanta es su ansia por contribuir, entonces dividámonos los gastos entre ambos."

El rostro del conde se puso pálido.

'Otra vez'

"¡Ugh!"

"¡El marqués!" La marquesa Mencher gritó aterrada.

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"... Lo correcto es que nosotros, quienes no hemos sido de mucha o nula ayuda, nos encarguemos de colocar el dinero faltante… ¿Marqués…?"

Azriel se había levantado de su silla.

"Solo deje una nota a mi asistente con la cantidad a pagar."

"¿Está seguro? Me preocupa que…"

"Sí. Estoy seguro, así que cierre la boca."

Apenas terminó de hablar, Azriel salió corriendo rápidamente de la habitación.

'Esa bruja...'

Atónitos, los nobles lo miraron marcharse por la puerta y todavía pudieron seguirle la pista a su figura, desde el otro lado del gran ventanal que había en la habitación.

Azriel daba zancadas grandes desde el jardín hacia la mansión cuando una mujer pelinegra se lanzó a sus brazos.

Al parecer Azriel no esperaba aquello ya que juntos cayeron al suelo.

Luego lo vieron regresar su mirada hacia ellos y cargar a aquella mujer en sus brazos ocultándola de la vista de todos. Probablemente porque vestía solo un camisón mientras la llevaba dentro de la mansión.

"Entonces... ¿Era verdad que estaba enamorando …?"

El vizconde de Faure no se dio cuenta que había hablado lo suficientemente alto como para que, en aquella sala, que se había sumido en un silencio total, pudieran escucharlo con claridad.